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- Asimilación de corrientes mentales
-Memorias de la última existencia de Amalia Domingo Soler
-Añoranza
-Enfermedades del Alma
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ASIMILACIÓN DE CORRIENTES MENTALES
Mercedes Cruz
En cualquier estudio mediúmnico no debemos olvidar que la individualidad espiritual, en el cuerpo físico, mora en la ciudadela atómica carnal que está formada por recursos tomados provisionalmente del ambiente del mundo. Sangre, encéfalo, huesos, nervios, piel y músculos son elementos materiales que se aglutinan entre si para la manifestación transitoria del alma en la Tierra, constituye una vestimenta temporal, según las condiciones y pruebas que tiene que pasar.
Cada recipiente recibe conforme a su capacidad. Los mundos actúan los unos sobre los otros por las irradiaciones que despiden, y las almas se influyen mutuamente por intermedio de los agentes mentales que producen. El campo de la mente ofrece un amplio panorama para el estudio de sus combinaciones... pensamientos de crueldad, rebeldía, tristeza, amor, comprensión, esperanza o alegría, tienen una naturaleza diferente con características y pesos propios, haciendo más densa al alma o utilizándola, además de poderse definir sus cualidades magnéticas... La onda mental poseerá determinados coeficientes de fuerza, tanto en la concentración silenciosa como en el verbo exteriorizado o en la palabra escrita...
Comprendemos con esto, que somos victimas o beneficiarios naturales de nuestras propias creaciones, según las corrientes mentales qué proyectamos, nos esclavizamos a compromisos contraídos por el equivoco de nuestras experiencias o liberamos con el bien hacia el progreso, según nuestras determinaciones y obras en armonía o desacuerdo con las leyes eternas...
Casi todos los hechos mediumnicos son ejercidos por el fenómeno de la perfecta asimilación de corrientes mentales. El organismo es como un aparato receptor donde se condensan los pensamientos y la voluntad con profusiones de rayos que alcanzan el campo interior del médium, primeramente por los poros, que son como miríadas de antenas sobre las cuales esa emisión adquiere el aspecto de impresiones débiles e indecisas. Esas impresiones se afirman en los centros del cuerpo espiritual, los que funcionan a modo de condensadores y alcanzan de inmediato los enlaces del sistema nervioso desempeñando el papel de preciosas bobinas de inducción, acumulándose allí en un instante y reconstituyéndose automáticamente en el cerebro, en donde poseemos centenares de centros motores semejantes a un milagroso teclado de electroimanes ligados los unos a los otros. En esos núcleos dinámicos se procesan las acciones y las reacciones mentales que determinan vibraciones creativas a través del pensamiento o de la palabra, considerándose el encéfalo como una poderosa estación emisora y receptora y a la boca como un valioso auto parlante. Tales estímulos se expresan también a través del mecanismo de las manos y de los pies, o por las sensaciones de lo sentidos y de los órganos que trabajan al igual que elevadores y conductores, transformadores y clasificadores bajo el comando directo de la mente.
El pensamiento que nos pertenece con exclusividad, fluye incesantemente de nuestro campo cerebral, al igual que las ondas magnéticas acalóricas que nos son peculiares y lo utilizamos normalmente accionando los recursos de que disponemos.
En los asuntos de este orden es imprescindible tener mucho cuidado para juzgar, porque si se basa el criterio sobre la medida de expresión terrena, se posee una vida mental parasitaria y restringida, ya que ocultamos la onda de pensamiento que nos es propia para reflejar y actuar con los preconceptos consagrados o con la pragmática de las costumbres preestablecidas, que son cristalizaciones mentales producidas en el tiempo. Basta que se ejerza la meditación, al estudio edificante y a la vocación de discernir, para comprender con nitidez cual es la calidad de nuestros pensamientos y poder identificar claramente a las corrientes espirituales que asimilamos.
La mediumnidad es un don inherente a todos los seres, al igual que la facultad de respirar, cada criatura asimila las fuerzas superiores o inferiores con las cuales se haya en sintonía. Por eso mismo el Divino Maestro nos recomendó la oración y la vigilancia para no caer en las sugestiones del mal, porque la tentación es la corriente de fuerzas vivas que irradiamos nosotros y que, llegando hasta los elementos afines, tejen entre si, alrededor de nuestra alma, una espesa red de fuerzas impulsivas que se tornan a veces irresistibles.
Estudiemos trabajando. El tiempo utilizado en el bien de nuestro prójimo es una bendición que atesoramos para siempre en nuestro propio provecho.
Extraído de el libro: “En los Dominios de la Mediumnidad” de Chico Xavier.
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MEMORIAS DE LA ÚLTIMA EXISTENCIA DE AMÁLIA DOMINGO SOLER
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Cuando estemos bien convencidos de que el Espiritismo no quema, uno se declarará Espírita tal como se declara sin miedo frenologista, homeópata, etc. Estamos en un momento de transición, y las transiciones no ocurren de forma brusca.
Allan Kardec, Revista Espirita de Estudios Psicológicos - Enero 1860
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AÑORANZA
De todos los dolores de la Humanidad, posiblemente la más aflictiva sea la que constituye en la separación de los afectos por el fenómeno de la muerte.
Aunque todos sabemos que la muerte es la etapa final de los que viven en la Tierra, no nos preparamos para recibirla. Es por lo que ella siempre nos sorprende, partiéndonos el corazón por la tortura moral.
Para los que acompañan a féretro hasta lo que se denomina la última morada del cuerpo, el momento debería ser de serias reflexiones.
¿Qué es lo que existe al final, más allá del túmulo? ¿Para donde van las almas que se fueron abrazados por el sueño de la muerte? ¿Cómo diluir el dolor de la separación?
Que existe vida más allá de esta existencia ya fue suficientemente comprobado.
Sea por la revelación religiosa que, desde tiempos inmemoriales se refiere al Espíritu inmortal, sea por la rama de la Ciencia médica y psicológica que presentaron variados estudios, concluyendo por la existencia de un mundo invisible, donde viven los que dejan el cuerpo carnal.
Jesús, el Maestro Excelso, probo más de una vez que la muerte es una ilusión de los sentidos físicos. En el Tabor, se transfiguro, frente a las miradas atónitas de Pedro, Tiago y Juan, se presentó teniendo el lado derecho e izquierdo las figuras venerables del Legislador Hebreo Moisés y la del Profeta Elías.
Ahora, ambos habían vivido entre los hebreos hacia muchos siglos. Con todo, allí se presentaron tan vivos, que Pedro pensó erguir tiendas para que ellos habitasen, allí mismo en el Monte Tabor.
Jesús, después de Su muerte en la cruz, Se presentó a los apóstoles y a los discípulos varias veces, en ambientes cerrados y al aire libre, demostrando que proseguía vivo.
Los que mueren continúan viviendo, en el mundo que les es propio, el espiritual, que solamente no detectamos por la grosería de nuestra visión material.
Tenemos la prueba de que prosiguen vivos, en los sueños en que con ellos nos encontramos, cambiamos confidencias, amenizamos la añoranza.
Esas son las experiencias individuales de todos nosotros.
A pesar de todo, la añoranza se alarga con los días, tanto más fuerte cuanto más se demoran los meses y se amontonan los años.
Por eso, solamente la oración puede amenizar la larga añoranza. Cuando oramos a Dios por los que partieron, ellos nos sienten las vibraciones, como si fuesen abrazos de cariño y, en la misma intensidad, los retribuyen, por los hilos del pensamiento.
Un día, más tarde o más temprano, habremos de reencontrarnos en la Espiritualidad, cuando traspasemos los umbrales de la muerte.
Entonces, diremos adiós a los que permanecen para recibirnos un ¡Hola, usted llegó! de los que nos precedieron y nos vienen a recibir en el portal de la tumba.
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Existen innumerables libros que hablan de la vida más allá de esta existencia.
El Dr. Raymond Moody Jr. Escribió libros a cerca de sus investigaciones, del fenómeno de la sobrevivencia a la muerte física.
Son relatos de criaturas que tuvieron experiencias de casi morir y retornaron contando lo que oyeron, en sus contactos, testimoniando pues que la vida no se encierra en el túmulo.
Redacción de Momento Espirita
************************Enfermedades del alma
A la luz de la Doctrina Espírita hoy sabemos que así como existen las enfermedades físicas u orgánicas, igualmente existen las enfermedades del alma o del espíritu, que a su vez repercuten en nuestra estructura celular, afectándola seriamente y provocándole diversas alteraciones anatómicas y fisiológicas de imprevisibles y dolorosas consecuencias. Esto es debido a la profunda y directa interconexión e interacción entre el espíritu y el cuerpo físico, a través de la estructura energética intermediaria denominada periespíritu por Allan Kardec.
Hoy en día y cada vez con mayor énfasis la Medicina y la Psicología reconocen y afirman la innegable acción de la mente y de las emociones sobre las células, los tejidos y los órganos de nuestra estructura material, imprimiéndoles armonía o desarmonía, salud o enfermedad.
La constitución del hombre
La Doctrina Espírita nos enseña que el hombre está constituido por tres elementos: Espíritu, periespíritu y cuerpo físico, los cuales durante la encarnación, actúan inseparablemente en armonía de conjunto e interacción energética.
El espíritu es el principio inteligente e inmortal, es la centella de origen Divino que actúa en el cuerpo a través del periespíritu, como la electricidad actúa en la lámpara a través del hilo conductor. El denominado periespíritu es el duplo fluídico que rodea al espíritu, formado de energía semi-condensada, que actúa como molde del cuerpo físico y es intermediario entre el espíritu y el cuerpo. El cuerpo físico es la materia condensada estructurada como organismo, que sirve de instrumento y de ambiente vital para el espíritu durante su vida como ser encarnado, para el cumplimiento de sus finalidades evolutivas en la Tierra. Respecto a la interacción de estos tres componentes, la mentora espiritual Juana de Ángelis, en su libro afirma que «La acción del pensamiento sobre el cuerpo es poderosa, considerando que éste último es el resultado de aquél, por medio de tramas intrincadas y delicadas del periespíritu –su modelador biológico- , que lo elabora por medio de la acción espiritual, en la reencarnación.» – En la misma obra afirma que «Esa energía inteligente, en su expresión original, como espíritu, pasa por una condensación de moléculas, constituyendo así el cuerpo intermediario (periespíritu), quien se encarga de concentrar y congelar las partículas que se manifiestan como cuerpo somático.
Interacción mente – cuerpo
En cuanto a la interacción de estos tres elementos y su profunda repercusión en nuestra salud, Juana de Ángelis esclarece: «El ser humano es un conjunto armónico de energías, constituido de Espíritu y materia, mente y periespíritu, emoción y cuerpo físico, que interactúan en un continuo flujo unos sobre los otros. Cualquier suceso en uno de ellos se refleja en su correspondiente, generando, cuando fuere una acción perturbadora, disturbios que se transforman en enfermedades y que, para ser rectificados, exigen renovación y reequilibrio del punto donde se originaron.»
Esto significa que si un pensamiento o una emoción saludables, benéficos o positivos emanan de nuestro espíritu (o si se quiere, de nuestra mente), ello se constituye en una energía igualmente saludable que fluye por la corriente sanguínea, o en forma directa, revigorizando nuestras células y proporcionándoles la armonía y el equilibro necesarios para su normal desenvolvimiento. Lo opuesto también ocurre, por la misma vía, llevándoles debilitamiento, desarmonía y desequilibrio, conduciéndolas posteriormente a las enfermedades en sus muy diversas y complejas expresiones, guardando una directa relación en cuanto a la naturaleza, intensidad y duración de esas emisiones mentales y emocionales.
Por esto, Juana de Ángelis afirma que «Cada enfermedad física trae un componente psíquico, emocional o espiritual correspondiente. En razón de la desarmonía entre el espíritu y la materia, la mente y el periespíritu, la emoción (los sentimientos) y el cuerpo, se desajustan los núcleos de energía, facilitando los procesos orgánicos degenerativos provocados por virus y bacterias, que en ellos se instalan.» Tomando como base el contenido de la mencionada obra Autodescubrimiento, dictada por la noble mentora espiritual Juana de Ángelis, a través del médium Divaldo P. Franco, hemos elaborado el siguiente cuadro que muestra las relaciones de causa-efecto entre el espíritu y el cuerpo físico:
ESTADOS PSÍQUICOS Y EMOCIONALES.- CONSECUENCIAS Y REPERCUSIONES
Impulsos de violencia bajo rudo control en tensión contínua endurece músculos antagónicos , .- Generan Artritísmo y reuma
Los núcleos vitales debajo del diafragma, que no tienen las energías transformadas hacia la región
superior a fin de sublimarlas..- Producen enfermedades del aparato urinario o genésico con agravantes en las relaciones sexuales
Pensamientos desaliñados,emociones sin gobierno,por la mente pesimista e inquieta. .-Causan muchos efectos pernicioso en el cuerpo.
Emociones fuertes como miedo,cólera,celos y agresividad. .-Provocan una alta descarga de adrenalina en la corriente sanguínea, aumento de azúcar, más fuerte contracción muscular; voluminosa irrigación de sangre y coagulación más rápida,que provocan diabetes, artritis e
hipertensión.
Cuando la mente elabora conflictos,resentimientos,odios que se prodigan. .-Dislocan las células de sus automatismos que se degeneran,dando origen a tumores de variado tipo, especialmente cancerígenos, en razón de la carga mortífera que los agrede.
Anhelos insatisfechos de los sentimientos .- Convergen como fuerza destructora, destrozando la organización celular y la respectiva mitosis, facilitando el surgimiento de focos infecciosos resistentes a toda terapeútica.
Venganzas disimuladas se vuelven contra el organismo físico y mental de aquel que las abriga Ideas no asimiladas.- Producen úlceras crueles distonías emocionales perniciosas. Resurgen procesos enfermizos como mecanismos autopurificadores
Angustias cultivadas .- Causan distonias nerviosas, jaquecas, desfallecimientos, escondiendo la necesidad de valoración y fuga del interés por el perdón.
Abrigo del odio, de la envidia, de la competencia malsana generadora de ansiedad, del miedo, contenidos mórbidos que agreden al sistema digestivo,alterando su funcionamiento. .- Dispepsias, indigestiones, hepatitis.
Desamor personal, complejos de inferioridad, amarguras sustentadas por la autopiedad,contrariedades que resultan de temperamentos fuertes. .-Cánceres de mamas, de la próstata, taquicardias, disfunciones cardiacas, infartos brutales.
Impetuosidad, violencia, quejas sistemáticas, deseos insaciables .- Derrames cerebrales, estados neuróticos, psicosis de persecución.
Impulsos primitivos del cuerpo, no disciplinados .-Provocan estados ansiosos o depresivos, sensación de inutilidad, recelos e inquietudes que manifiestan cíclicamente y que a largo plazo se transforman en neurosis, psicosis, perturbaciones mentales.
La sola observación y análisis del anterior cuadro de causas y consecuencias en nuestra salud, nos debe llevar a la meditación consciente y profunda respecto a la necesidad y utilidad de cultivar y emitir desde ya los mejores pensamientos, sentimientos y emociones, evitando los negativos, en la justa búsqueda del equilibrio, la armonía y la salud física, a partir de la salud espiritual, que sólo lograremos mediante un esfuerzo auténtico, objetivo y perseverante en la senda del amor y del bién.
Álvaro Vélez
Revista Espírita de la FEE núm. 2
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