Hoy veremos:
- Caso de Reencarnaciçón comprobado un 100%
- El verdadero Profeta
- Emmanuel Swdemborg, Precursor del Espiritismo
-Progreso moral, progreso Universal
CASO DE REENCARNACIÓN, COMPROBADO UN 100%
"NUESTRO HIJO ES UN PILOTO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL QUE VOLVIÓ A LA VIDA"
En la oscuridad, un niño de dos años de edad, se retorcía en su cama en las garras del horror. Sus gritos eran agonizantes y perforaban el aire: “‘¡Un avión en llamas! ¡Un accidente de aviación!’, gritaba mi hijo acostado de espalda, pateando y arañando en la pared, como si estuviera tratando de salir de un ataúd", así relata el padre de un niño mientras recordaba lo que le ocurría.
"Pensé, esto se parece a la película El Exorcista. Casi esperaba que la cabeza le girara alrededor de su cuello como el de esa niña en la película. Pero luego entendí a qué se refería James cuando una y otra vez, gritaba: ‘¡Un avión en llamas! El hombre no puede salir’. "
Sus padres estaban conmocionados con estas escenas nocturnas, era demasiado traumático. A medida que las pesadillas se hicieron más aterradoras, el niño comenzó a gritar el nombre del hombre que no podía salir del avión. Era James, como su propio nombre. También habló en sus sueños de “Jack Larsen”, de “Natoma” y de “Corsario”.
El padre de James Leininger, Bruce, estaba desconcertado. En un intento desesperado por encontrar una respuesta a las noches turbulentas de su hijo, se embarcó en un proyecto obsesivo de tres años de investigación, armado sólo con los arrebatos y los nombres que su hijo había estado gritando en sus pesadillas.
Lo que Bruce descubrió lo asombraron, dejándolo perplejo, llevándolo a una extraordinaria conclusión. Era un cristiano de toda la vida, y esta no era la respuesta que había buscado en el comportamiento de su hijo. Pero, llegó a creer que James era la reencarnación de un piloto de combate de la Segunda Guerra Mundial, un hombre que se incendió junto a su avión, que había sido derribado y que mientras eso ocurría, había luchado por escapar. Era un héroe de guerra.
Esta idea parecía tan descabellada como para ser creíble. Sin embargo, en su nuevo libro, “Soul Survivor: La reencarnación de un piloto de caza de la Segunda Guerra Mundial”, Bruce y su esposa, Andrea, ofrecieron algunas pruebas convincentes.
Todo comenzó el 1 de mayo de 2000. James, tres semanas después de su segundo cumpleaños, había sido un niño feliz, juguetón que vivía en un hogar ideal en el sur de Louisiana. Esa noche, su madre se despertó con sus gritos. Ella lo sostuvo en sus brazos mientras él se retorcía.
Sin embargo, James continuó teniendo por lo menos cinco pesadillas a la semana. Andrea, su madre estaba preocupada. Su hijo gritaba sobre un accidente aéreo y se retorcía como si estuviera atrapado en un avión en llamas.
En una ocasión, en una tienda de juguetes, mientras admiraban algunos modelos de aviones, Andrea le dijo a su hijo: "Mira, hay una bomba en el fondo". James le respondió: "Eso no es una bomba, mamá, eso es un tanque de gas”. ¿Cómo un niño podía hablar como un historiador militar? ¿Cómo sabía sobre el tanque de combustible utilizado por los aviones para tener más alcance?
Las pesadillas continuaron, entonces ella le preguntó que quién era ese hombre. Mi hijo me contesto: “Yo”. Su padre también le preguntó: “¿Y qué pasó con el avión?”.James respondió: "Se estrelló y se incendió".
“¿Por qué se estrelló el avión?”
“Le dispararon ", dijo.
“¿Quién le disparó al avión?”
Entonces, James hizo una mueca de disgusto. “¡El japonés!”, dijo con indignación. Dijo que sabía que era el japonés, debido al “gran sol rojo”. Estaba describiendo el símbolo japonés del sol naciente, pintado en sus aviones de guerra, llamado “albóndigas” por los pilotos americanos.
Tentativamente, Andrea comenzó a sugerir que era una reencarnación lo que justificaba lo que soñaba su hijo, decía que quizás era una existencia pasada de James.
Bruce reaccionó airadamente: “Tiene que haber una explicación racional para todo esto”.
Su hijo mayor preguntó: “¿Recuerdas qué tipo de avión volaba el hombre?”.
“Un corsario”, respondió sin dudarlo el niño de dos años de edad. Repetía esa palabra, que gritaba todo el tiempo durante sus sueños.
Bruce sabía que se refería a un avión de combate de la Segunda Guerra Mundial. Entonces le preguntó: “Recuerdas, ¿cómo despegaste tu avión?”.
“De un barco”, dijo James. Bruce estaba desconcertado, ¿cómo sabía que estos aviones fueron lanzados desde portaaviones?
Le preguntó por el nombre del barco y su hijo respondió con total seguridad: “El Natoma”.
Después de que James se volvió a dormir, Bruce investigó lo que había oído. Él era un hombre naturalmente escéptico, pero se sorprendió al encontrar que El Natoma era un portaaviones de la Segunda Guerra Mundial.
Cuando su madre lo colocaba en el asiento de seguridad dentro del carro, James incluso se ponía imaginariamente los auriculares de un piloto. Como regalo de Navidad, Bruce compró un libro: La batalla de Iwo Jima, entonces James señaló una foto y dijo: “Papá, allí fue donde mi avión fue derribado”.
Bruce, que trabaja en la industria del petróleo, corrió a su despacho, donde tenía un diccionario de naves de combate navales estadounidenses. La bahía de Natoma había apoyado la invasión de los marines estadounidenses de Iwo Jima en 1945. Bruce estaba perplejo por lo que salía de la boca de su hijo de dos año. A continuación, el niño dijo que su mejor amigo era Jack Larsen.
"Él era también un piloto", dijo. Entonces Bruce decidió que tenía que encontrar a Jack Larsen para poder comprobarle a su esposa que todo lo relacionado con el tema de la reencarnación era falso y que si no encontraba a Larsen, entonces James había inventado todo esto.
Decidió ir a una reunión de veteranos de Natoma Bay, fingiendo que estaba escribiendo un libro.
Andrea, por su parte, se mostró convencida de que James hablaba de una reencarnación. Se puso en contacto Carol Bowman, el autor de un libro sobre la reencarnación en el que los niños cuentan sus existencias pasadas. Bowman confirmó una entrevista con Andrea.
“Las pruebas comunes están allí con James", dijo ella. “La edad en que las pesadillas comenzaron y la muerte que recordada”. Todos estos son datos consistentes, que coinciden con los aportados por los niños que recuerdan existencias pasadas". Bowman le aconsejó a Andrea, que le dijera a James que él estaba a salvo, y que sus malas experiencias habían terminado.
Aparte de sus terrores nocturnos, él era un niño común y corriente que vivía una vida ordinaria. Le gustaba jugar a la guerra con sus juguetes de muñecos de Gl Joe, los llamaba Billy, León y Walter. También le gustaba dibujar escenas de batalla, con balas, bombas y aviones. Dibujó Corsarios o aviones de guerra y portaaviones, y habló de los aviones japoneses Zekes o Bettys.
Una vez, señalando un avión, dijo: “Eso es un corsario. Solían tener llantas pinchadas todo el tiempo y siempre querían girar a la izquierda cuando despegaban”.
Cuando jugaba a ser un piloto, construía una cabina improvisada con un teléfono de juguete y el asiento de coche viejo. Lo llamaba: “Roger”. Un día gritó: “Pégale”, luego se arrojó al suelo, diciendo: “¡Mi avión fue alcanzado, salté en un paracaídas”.
En una exhibición de vuelo, les dijo a todos: "Yo quiero ser un piloto de F18 Super Hornet”.
Bruce finalmente logró encontrar a Jack Larsen y descubrió un secreto terrible. Resulta que el amigo de Larsen, James Huston Jr., murió cuando su avión recibió un disparo en el motor y se incendió, exactamente como lo ha descrito James, su hijo de dos años de edad.
Bruce también encontró el nombre de Huston, en la lista de 18 hombres muertos en acción en el Natoma. El descubrimiento finalmente lo hizo preguntarse: ¿Podría ser este el hombre, que habita en el alma de mi hijo? Buscó en un millar de informes sobre las misiones de combate, con el fin de encontrar dónde había sido asesinado Huston.
Larsen le dijo a Bruce: “James era un buen hombre de verdad. Era un lugar muy peligroso, pero James se ofreció a ir”. También dijo que estaba a bordo del Natoma, donde se transportaron las primeras bombas que habían improvisado, mezclando polvo de napalm con gasolina.
Relató todo el horror de la batalla, dijo que eran unos aviones muy débiles usados para atacar a los japoneses. Huston estaba volando el último avión de un grupo que iban unidos, pero que no lo había visto descender.
La asociación de veteranos informó que el padre de James Huston incluso había asistido a sus reuniones. Pero, el anciano murió en 1973 y nunca pudo conocer cualquier detalle sobre la muerte de su hijo.
Luego, en otra ocasión, el pequeño James le dijo a su padre: “Yo sabía que ibas a ser un buen padre, fue por eso que te escogí”. Entonces, Bruce le preguntó que cuando los había conocido.
“En Hawaii, en el Hotel Rosa, en la playa”, respondió su hijo. Extrañamente, describió el quinto aniversario de boda, y dijo que él eligió a sus padres para que lo trajeran de vuelta al mundo, cinco semanas antes de que Andrea quedara embarazada.
En un mapa, señaló el lugar exacto donde el avión de James se estrelló. Al preguntarle por qué a los muñecos con los que jugaba les había puesto el nombre de Billy, León y Walter, él contestó: "Porque ellos fueron los que me esperaban cuando llegué al cielo”.
Efectivamente, en la lista de muertos en la isla de Natoma, junto a James Huston, estaban Billy Peeler, León Conner y Walter Devlin. Misteriosamente, las fotos de los hombres mostraban el color del pelo igual al de los de sus muñecos GI Joe.
Finalmente, Bruce y Andrea ubicaron al último superviviente que conocía a James Huston, su hermana Anne, de 84 años de edad.
Ella les dijo: “Mamá y papá nunca hablaron de la muerte de Jame, pero papá fue a varias reuniones para ver si podía conseguir algún detalle. Nunca pudo”.
Entonces, finalmente ellos pudieron decirle donde había muerto su hermano, incluso le dieron una foto de la bahía.
Ella les dijo: “Este regalo es mucho más personal que cualquier cosa que tenga. La imagen de la bahía es preciosa y muy tranquila. Un lugar de descanso encantador”.
A cambio, ella le dio a Bruce y Andrea una foto de James con su escuadrón, un grupo de hombres jóvenes sonrientes. En el fondo era un Corsair, lo que confirmaba que el pequeño James había tenido razón sobre el avión que voló Huston.
Bruce señaló: "Mi propósito para investigar lo que le estaba pasando a mi hijo, era establecer que todo esto era una coincidencia. Pero, cada vez estaba más cerca y más cerca de algo peligroso. Era, por mis creencias, como poner mi mano en el fuego".
No mucho tiempo después, la familia recibió una llamada telefónica de un veterano que había visto el avión de Huston ser derribado. Él, había guardado este recuerdo para sí mismo por más de 50 años. Describió haber visto las secuelas del accidente de Huston en el mar.
“Dio un golpe directo en la nariz del avión. Todo lo que podía ver eran piezas que caían dentro de la bahía. Salimos de la inmersión y nos dirigimos a mar abierto. Vi el lugar donde había golpeado. Las piezas todavía estaban esparcidas cerca de una enorme roca en la orilla del puerto”.
El avión de Huston recibió un golpe en el motor y la parte delantera explotó como una bola de llamas, exactamente como lo había contado James. Eso explicaba por qué él siempre le quitaba la hélice a sus aviones de juguete.
Otro veterano fue aún más cerca. John Richardson explicó: "Los japoneses comenzaron a disparar contra nosotros. Nos formamos para el ataque. Un avión me sobresaltó. Él fue un guerrero. Él estaba disparando sus ametralladoras, ametrallando todo lo que estaba por debajo. Estaba a no más de 30 yardas de distancia cuando el piloto deliberadamente volteó la cabeza y me miró.
“Yo le llamé la atención y nos conectamos. Apenas nos habíamos conectado cuando su avión fue alcanzado en el motor. Hubo un destello instantáneo de llamas que envolvieron el avión. Casi de inmediato desapareció debajo de mí”.
Richardson comenzó a sollozar, diciendo: “Desde que ocurrió, he vivido todos los días con la cara de ese piloto mientras mantenía sus ojos fijos en mí. Pero nunca supe quién era. Yo era la última persona que lo vio con vida. Yo era la última persona que vio antes de ser asesinado. Su rostro me ha perseguido.
La familia le mostró una fotografía de James Huston.
“Es él”, dijo: “Reconozco su rostro. Yo nunca lo podré olvidar. Nosotros nos retiramos del puerto, y pude ver el lugar donde Huston se estrelló. Su avión cayó cerca de una gran roca, cerca de la orilla”
Alentados por los Leiningers, Richardson le dijo a Anne lo que había visto, media década después de que su hermano se perdió, sin dejar rastro.
Conmovida, ella dijo: "Me siento aliviada de saber que James no sufrió, y un poco triste de que mi padre haya muerto antes sin saber lo que pasó."
Por su parte, Bruce ha encontrado la paz después de su exhaustiva búsqueda de respuestas. Él dice: “Dios nos da un espíritu que vive para siempre. El espíritu de James Huston había llegado de nuevo a nosotros. ¿Por qué? Nunca lo sabré. Hay cosas que son inexplicables e incognoscibles”.
En una reunión de hermanos veteranos de Huston, el pequeño James estaba muy decepcionado y dijo: “Estoy muy triste de que todo el mundo es tan viejo”. Él realmente los recuerda como unos gallardos jóvenes pilotos.
Por último, cuando los Leiningers le comunicaron a Anne, la explosiva noticia con mucha cautela sobre la verdadera razón que había detrás de todas las preguntas que ellos le estaban realizando, le relataron la historia que su menor hijo les había contado, junto las terribles pesadillas, las vívidas descripciones de batalla, nombrando la nave y los pilotos.
Ella les dijo: “James debió regresar en marzo de 1945, yo estaba limpiando, anticipando su llegada. Entonces sentí que estaba en la habitación conmigo y un par de días después recibí la noticia de que James había desaparecido. Estaba devastada”.
"Cuando mi padre me dijo que la fecha en que James se había perdido, me di cuenta de que era el mismo día en el que sentí su presencia. Nunca supimos qué pasó con él”. Les dijo: “Quiero que sepan que creo en la historia”.
Los Leiningers finalmente hicieron un largo viaje a Japón y llevaron un ramo de flores a la tumba de Huston, en el océano.
Las pesadillas de James continuaron hasta que tuvo ocho años, pero fueron más suaves que las primeras. Se despertaba sollozando muy suavemente. Cualquiera que sea la verdad detrás de los extraordinarios sueños del joven muchacho, James Huston ahora parece que descansa en paz.
El artículo en ingles se encuentra en la página…
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Traducción realizada en Google y compaginada por Elizabeth Varga Ramírez.
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EL VERDADERO PROFETA
- El profeta verdadero es un hombre de bien inspirado por Dios. Se puede reconocerlo en sus palabras y en sus actos. Dios no puede servirse de los labios del mentiroso para enseñar la Verdad.
625. ¿Cuál ha sido el arquetipo más perfecto que Dios haya otorgado al hombre para servirle de guía y modelo?
- Ved a Jesús.
Es Jesús para el hombre el arquetipo de la perfección moral a que puede aspirar la humanidad en la Tierra. Dios nos lo ofrece como el modelo más perfecto, y la doctrina que ha enseñado es la más pura expresión de su ley, porque estaba animado del Espíritu divino y fue el Ser más puro que haya aparecido en la Tierra.
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Si algunos de los que pretendieron instruir al hombre en la ley de Dios han hecho que en ocasiones aquél se extraviara con falsos principios, esto ha sido porque se dejaron dominar ellos mismos por sentimientos demasiado terrenales y por haber confundido las leyes que rigen las condiciones de la vida del alma con aquellas otras que regulan la existencia del cuerpo.
Muchos han presentado como leyes divinas lo que no era otra cosa que leyes humanas, creadas para servir a las pasiones y dominar a los hombres.
EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS
ALLAN KARDEC
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EMMANUEL SWEDEMBORG PRECURSOR DEL ESPIRITISMO
Jean Giangrasso
En el Jornal Spirite No 64 del segundo trimestre de 2006, repasábamos una primera descripción de la vida de Emmanuel Swedenborg así como su rol en el espiritismo. Volvemos hoy sobre su personalidad para profundizar su papel como precursor moderno del espiritismo.
Emmanuel Swedenborg fue un político sueco, literato, filósofo y científico así como un gran viajero, un erudito que hablaba quince idiomas. Pero fue también un hombre muy competente que trabajó sin descanso en múltiples dominios: inspector de minas, ingeniero, hidráulico y metalúrgico, director de revistas científicas, geólogo, químico, físico y cristalografía, astrónomo y cosmólogo, anatomista y fisiólogo, economista, financiero y miembro activo del Parlamento.
Con más de un centenar de libros en su haber, el escritor legó a la Academia Real de Ciencias de Suecia, de la que fue miembro, un conjunto de documentos que representa más de 20.000 páginas. Desde 2005, la “Colección Emmanuel Swedenborg”, ha sido incluida por la UNESCO en la “Lista Memoria del mundo”, que enumera los documentos del patrimonio documental de interés universal, para asegurar su protección.
Es de hacer notar, sin embargo, que detrás de este gran fresco de actividades humanas se perfila un hilo conductor: la búsqueda de una verdad, la del alma y la de Dios.
A la edad de ochenta y un años, le escribió a su amigo el doctor Beyer cómo se interrogaba cuando todavía no era más que un niño y cuáles eran ya sus convicciones:
“... Entre mi cuarto y mi décimo año, mi pensamiento estaba preocupado por Dios, la felicidad eterna y los sufrimientos morales del hombre. Desde mi sexto a mi decimosegundo año, mi mayor placer era conversar con los eclesiásticos sobre la fe. Les hice a menudo esta observación, que la benevolencia o la caridad es la vida de la fe y que esta benevolencia no es otra cosa que el amor al prójimo”.
Swedenborg, el visionario
Durante los primeros veintisiete años de su vida, nuestro sabio se ocupó sobre todo de literatura, poesía y filosofía. Al final de este período, se dedicó a lo largo de un nuevo período de veintisiete años a múltiples actividades de orden científico que le valieron una reputación en el ámbito europeo, sin embargo la búsqueda espiritual se hizo más concreta y cuando se entregó a las investigaciones de anatomía y fisiología en el cuerpo humano, su objetivo no era esencialmente científico. A partir de sus excepcionales cualidades de hombre de ciencia, Swedenborg trató de descubrir al creador escudriñando la creación:
“Me sigo ocupando de esta anatomía, con el único fin de escudriñar el alma. Sería feliz, si mis trabajos pudieran ser de alguna utilidad para el mundo médico, pero mi satisfacción sería aún más grande, si suministro algunas luces a los que se ocupan de investigaciones sobre el alma”. (Regnum anímale séptima parte)
El mundo de la época se caracterizaba por un auge de la investigación científica cuyo futuro a la vista es el más vivo ejemplo. Esa oleada racional marcó un momento crucial en un período en el que el género humano llegó a utilizar mejor su razón que en la Edad Media para abordar las grandes cuestiones de la existencia. La huella de Swedenborg se caracteriza por una transición entre una verdad revelada de manera profética y un enfoque razonado de realidades científicas que abren camino a un nuevo conocimiento filosófico por medio del testimonio.
Fue a los 57 años cuando Emmanuel vivió su primera revelación espírita, en la cual vio“claramente a un hombre en medio de una luz viva y radiante”.
“... La noche siguiente, el mismo hombre, radiante de luz, se presentó nuevamente delante de mí y me dijo: ‘Soy Dios, el Señor, creador y redentor: te he elegido para explicar a los hombres el sentido interior y espiritual de la Sagrada Escritura; te dictaré lo que debes escribir’.”
Así, como lo precisa Matter, uno de sus principales biógrafos del siglo XIX, (1) “En todas partes Swedenborg nos dice en sus obras: ‘He aquí lo que el Señor me ha revelado’.” Igual que Moisés, Buda, Mahoma y Jesús, que emiten palabras que se desean de origen divino, o al menos así se creía en la época, Swedenborg se ubica como un mensajero de Dios. No hay entonces diferencias notables entre estos profetas que anuncian a la humanidad una verdad revelada.
Pero en la continuación de su testimonio, puede leerse:
“... y por todas partes encontré a muchas personas conocidas, algunas muertas hacía mucho tiempo, otras desde hacía poco. Desde aquel día, renuncié a todas las ocupaciones mundanas para no trabajar sino en las cosas espirituales, para ajustarme a la orden que había recibido. Después me ocurría con frecuencia tener los ojos de mi espíritu abiertos, y ver en pleno día lo que pasaba en el otro mundo, hablar con los ángeles y con los espíritus como hablo con los hombres”.
Si bien a veces los ángeles y los espíritus son accesibles a la vista del vidente sin que se sepa todavía si los considera como entidades aparte de la creación, es evidente, sin embargo, que afirma reconocer a muchas personas fallecidas que conocía. A continuación, múltiples anécdotas vendrían a apuntalar estos juicios gracias a revelaciones que dieron credibilidad a sus afirmaciones.
En el caso del finiquito de la Sra. de Waterville, viuda del embajador de Holanda en Estocolmo, un orfebre llamado Cron exigía sin razón el pago de 25.000 florines holandeses, suma importante, por un servicio de platería adquirido por su esposo. Emmanuel se comunicó con el marido difunto quien le indicó donde estaba escondida la prueba del pago efectuado algunos meses antes de su muerte.
Durante una entrevista, Luisa-Ulrica, Reina de Suecia, le planteó a nuestro médium el reto de hacerle una pregunta a su difunto hermano, el Príncipe Augusto-Guillermo, respecto a una conversación que ambos habían tenido. Algunas semanas más tarde, Swedenborg pidió entrevistarse en secreto con la Reina y le reveló la respuesta de su hermano encontrado en el más allá. La reina estuvo a punto de desmayarse y dijo las siguientes palabras a las personas que acudieron: “Lo que me acaba de decir, sólo Dios y mi hermano podían saberlo”.
Comenzaba pues a dibujarse una nueva ley de la naturaleza referente a la existencia de una conciencia que perdura después de la muerte. Esta verdad ya no es entonces una revelación que es preciso aceptar por la sola autoridad autoproclamada de una persona, sino un fenómeno observable y apreciable por la razón. Ya que los espíritus daban informaciones sobre su vida que solamente los difuntos conocían, había que rendirse a la evidencia. Y además, como el fenómeno se reproducía, menos era posible considerar una extraordinaria coincidencia o una hábil superchería. A los que le pedían milagros al vidente, éste respondía: “El señor es como un padre que instruye a sus hijos de cierta manera en su niñez, y de otra, cuando han alcanzado la edad de la razón”.
Familiarizado por el contacto con esta realidad, Emmanuel puede escuchar entonces las almas que se dirigen a él en toda clase de situaciones. Estas observaciones constituirán un testimonio propio para extraer principios en cuanto a las leyes que rigen la vida de los espíritus después de la muerte. A partir de los textos de Jean Prieur (2), que vulgarizó una parte del pensamiento de Emmanuel Swedenborg, se pueden dar ejemplos de leyes fundamentales que se han extraído de la observación de los espíritus:
Sobre la conservación de la personalidad después de la muerte:
“Cuando el hombre pasa de este mundo al mundo de los espíritus, es como si pasara de un lugar a otro. Se lleva consigo su mente, de manera que después de la muerte, que afecta únicamente a su organismo terrenal, no ha perdido la menor facultad. Se lleva con él su memoria natural, ya que retiene todo lo que en el mundo ha oído, visto, leído, aprendido y pensado desde la primera infancia hasta el último suspiro”.
Sobre el reagrupamiento de las almas por afinidades en el más allá:
En la vida del cuerpo se reúnen y conversan entre ellos”. “Después de la muerte cada uno viene a la sociedad de los suyos, es decir de los que están en un amor semejante. Los busca como parientes y amigos; y lo que es asombroso, cuando viene hacia ellos y los ve, les habla como si los hubiera conocido desde la niñez. Es el resultado de la afinidad y de la amistad espiritual”.
Sobre la turbación que puede sobrevenir después de la muerte, a causa, por ejemplo, de creencias erróneas sobre la vida después de la vida:
“He charlado con Polhem mientras lo enterraban. Le expliqué que acababa de morir, pero se negó a creerme, ¡el incorregible ateo! Más tarde, lo volví a ver con frecuencia, después de la muerte no era más que un sabio desorientado...”
Swedenborg y Allan Kardec
Sin embargo, solo viviendo y observando este fenómeno, era muy difícil para nuestro teólogo hacer la clasificación entre las diversas afirmaciones que le proponían espíritus de todo orden, y evaluar la parte del inconsciente que se insinuaba a veces en sus visiones. Lo que le condujo a múltiples afirmaciones no acordes con la realidad.
Faltaba pues un enfoque más global que extrajera su consistencia de una multitud de fuentes diferentes. Ese enfoque se alcanzaría con la codificación por Allan Kardec de El Libro de los Espíritus, llevada a cabo gracias al análisis y la síntesis de una multitud de escrituras procedentes de numerosos médiums.
Después de su muerte, Emmanuel Swedenborg siguió el desarrollo de la tercera revelación. Estuvo entre los espíritus que dictaron su itinerario a Allan Kardec para la elaboración de su doctrina. En efecto, en los prolegómenos, verdadero pliego de condiciones de
El Libro de los Espíritus, se encuentra la firma de los Espíritus: SAN JUAN EVANGELISTA, SAN AGUSTÍN, SAN VICENTE DE PAUL, SAN LUIS, EL ESPÍRITU DE VERDAD, SÓCRATES, PLATÓN, FENELÓN, FRANKLIN, SWEDENBORG, etc.
En la Revue Spirite de noviembre de 1859, Allan Kardec se expresa así sobre Emmanuel:
“... Como todos los hombres que profesan ideas que no son las de todo el mundo, sobre todo cuando esas ideas chocan con ciertos prejuicios, tuvo y tiene todavía, sus detractores. Si estos últimos se hubieran limitado a refutarlo, estaban en su derecho; pero el partidismo no respeta nada, y las más nobles cualidades no encuentran gracia ante él: Swedenborg no podía ser la excepción. Sin duda su doctrina deja mucho que desear: hoy, él mismo está lejos de aprobarla en todos sus puntos. Pero con todo lo refutable que ella sea, él no dejará de ser uno de los hombres más eminentes de su siglo”.
“... Para nosotros, se trataba de un médium vidente y un escritor intuitivo, como hay miles; facultades que entran en la condición de los fenómenos naturales... Cometió un error, muy perdonable, en vista de su inexperiencia con las cosas del mundo oculto, que fue aceptar demasiado ciegamente todo lo que le era dictado, sin someterlo al severo control de la razón. Si hubiera pesado detenidamente los pros y los contras, hubiera reconocido principios inconciliables con una lógica aun cuando ésta fuera poco rigurosa. Hoy, probablemente no hubiera caído en la misma falta; pues hubiera tenido medios para juzgar y apreciar el valor de las comunicaciones de ultratumba; hubiera sabido que es un campo donde todas las hierbas no son buenas para recoger, y que el sentido común, que no nos ha sido dado por nada, debe saber hacer una elección entre unas y otras. La cualidad que se atribuyó el espíritu que se le manifestaba era suficiente para ponerlo en guardia, sobre todo considerando la trivialidad de su comienzo. Lo que él mismo no hizo, nos toca hacerlo ahora, no tomando de sus textos más que lo que hay de racional; sus propios errores deben ser una enseñanza para los médiums demasiado crédulos a los que ciertos espíritus tratan de fascinar halagando su vanidad o sus prejuicios con un lenguaje pomposo o apariencias engañosas”.
“La doctrina de Swedenborg tuvo numerosos prosélitos en Londres, en Holanda y hasta en París, donde dio origen a la Sociedad de la cual hablamos en nuestro número del mes de octubre, la de los Martinistas, los Teósofos, etc. Si bien no fue aceptada por todos en todas sus consecuencias, siempre tuvo como resultado propagar la creencia en la posibilidad de comunicarse con los seres de ultratumba, creencia muy antigua, como se sabe, pero hasta hoy oculta por la vulgaridad debido a las prácticas misteriosas de las que estaba rodeada. El mérito incontestable de Swedenborg, su profundo saber, su alta reputación de sabiduría han tenido un gran peso en la propagación de estas ideas que se popularizan cada vez más hoy en día, por lo mismo que crecen a plena luz, y que lejos de buscar la sombra del misterio, recurren a la razón. A pesar de sus errores de sistema, Swedenborg no es menos por ello una de las grandes figuras cuyo recuerdo quedará unido a la historia del espiritismo, del cual fue uno de los primeros y más celosos promotores”.
Emmanuel Swedenborg se comunicó en esa época a través de un médium y dialogó con Allan Kardec (Sociedad, 23 de septiembre de 1859).
Comunicación de Swedenborg prometida en la sesión del 16 de septiembre:
“Mis buenos amigos y fieles creyentes, he deseado venir a vosotros para alentaros en el camino que seguís con tanto valor, en lo que se refiere a la cuestión espírita. Vuestro celo es apreciado por nuestro mundo de los espíritus: proseguid, pero no calléis porque los obstáculos todavía os entrabarán algún tiempo; no os faltarán detractores, más de los que no me faltaron. Hace un siglo prediqué el espiritismo y tuve enemigos de todo género; tuve también fervientes adeptos: eso mantuvo mi ánimo. Mi moral espírita y mi doctrina no dejan de tener grandes errores que hoy reconozco. Así las penas no son eternas; lo veo: Dios es demasiado justo y demasiado bueno para castigar eternamente a la criatura que no tiene la suficiente fuerza para resistir a sus pasiones. Igualmente lo que decía del mundo de los ángeles, que se predica en los templos, no era sino una ilusión de mis sentidos: creí verlo; era de buena fe, y lo he dicho; pero me equivoqué. Vosotros estáis, vosotros en un mejor camino, pues estáis más ilustrados de lo que yo estuve en mi época. Seguid, pero sed prudentes para que vuestros enemigos no tengan armas demasiado fuertes contra vosotros. Vosotros veis el terreno que ganáis cada día; ánimo pues, ya que el porvenir os está asegurado. Lo que os da fuerza, es que habláis en nombre de la razón. ¿Tenéis preguntas que hacerme? Os responderé”. SWEDENBORG.
Tomado de:
El Jornal Spirite no 76
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PROGRESO MORAL, PROGRESO
UNIVERSAL
Nuestro hogar, el planeta Tierra, se encuentra viajando en un Universo infinito. Nuestra galaxia, la Vía Láctea, con 300 mil millones de estrellas, es una más dentro de las más de 100 mil millones de galaxias observables. Y todo, en estas magnitudes inconmensurables, obedece a leyes preestablecidas, entre ellas la ley del progreso.
Desde el origen de la vida en este planeta, la diversidad, la belleza y el progreso se suceden en una evolución que ya no es objeto de debate en los
medios científicos. La selección natural propuesta por los naturalistas Charles Darwin y Alfred Rusell Wallace, espírita, junto con la teoría sintética, explican a día de hoy los mecanismos de esa evolución, mecanismos que sí continúan siendo objeto de debate.
El hombre, obra prima del progreso biológico, ha protagonizado el progreso industrial, tecnológico y social, inmerso también en un progreso espiritual del cual han sido testigos los siglos. Las generaciones humanas mueren en el tiempo, pero el espíritu no. Todas las civilizaciones se han sucedido entre sombras y luces en el marco de un cuadro evolutivo.
Todos los mundos y civilizaciones en el universo son solidarios a través del intercambio reencarnatorio.
Los espíritus cambian de planetas de acuerdo con las necesidades de su proceso evolutivo. Cada mundo se encuentra en un determinado grado de
perfeccionamiento. El Libro de los Espíritus, en la cuestión 171, dice que los Espíritus pasan gradualmente «del estado de embrión al de infancia para llegar por una sucesión de períodos al estado adulto, que es el de perfección, con la diferencia que en éste no existe el declinar y la decrepitud de la vida».
Los mundos también progresan y el nuestro está en la fase de transición hacia un mundo de regeneración.
«Esos mundos sirven de transición entre los mundos de expiación y los mundos felices, son por tanto simples escalas de perfeccionamiento en la cadena universal de los mundos. El hombre ahí está aún sujeto a las leyes que rigen la materia, experimenta sus sensaciones y deseos,pero libre de las pasiones que lo esclavizan. La palabra amor está grabada en todas las frentes; una perfecta equidad regula las relaciones sociales».
Los espíritus no anuncian una transición milagrosa,sino una transformación progresiva que ya está en plena realización. Será una morada cada vez más agradable, a medida que sus habitantes progresan.
La caridad, como principio fundamental que enseñan los Espíritus, y el Espiritismo tienen como finalidad romper el egocentrismo social de los individuos actuales, para ceder su lugar al altruismo moral que caracterizará
al ciudadano del futuro. La caridad es el único antídoto eficaz del egoísmo, ese corrosivo psíquico que envenena al hombre y a la sociedad.
«Quien en esta vida quiera aproximarse a la perfección moral debe extirpar de su corazón todo sentimiento de egoísmo, porque el egoísmo es incompatible con la justicia, el amor y la caridad, ya que neutraliza todas las otras cualidades».
La comprensión espírita del mundo y del destino del hombre modificará el orden social. La certeza en la sobrevivencia y el conocimiento de la ley de evolución arrancará al hombre de las garras del inmediatismo.
Afirma Allan Kardec que la cura podrá ser prolongada pero no imposible. La educación bien comprendida será la clave del progreso moral. Entretanto recordemos que la transformación del mundo comienza en el corazón de cada criatura que lo desea. Por eso enseñaba Cristo que el Reino de Dios está dentro de nosotros, y no comienza por señales exteriores.
- Edit. de la Revista Espírita nº 3 de la FEE
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