Lectura programada para hoy:
- El hombre como ser espiritual
- El progreso del Espiritismo frente al Materialismo
-Historia de la Reencarnación
-Planificación familiar en el más allá
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EL HOMBRE COMO SER ESPIRITUAL
En un universo donde todo expresa orden, causalidad, indestructibilidad; en todo está ligado por una red de reacciones en un funcionamiento matemático del vasto organismo cósmico; en el que todo tiene una razón y una consecuencia lógica; resulta inaceptable la existencia del hombre como accidente, cual es el que todo termina con la muerte; como algunas pseudo-ideologías sostienen.
Argumentos teológicos de milenios, por otro lado, obstruyeron y obstruyen todavía los canales de la inteligencia humana en cuanto a las realidades divinas. Pero, por ventura, ha llegado ya el momento de que la verdad sea conocida, de lo que dan prueba los descubrimientos y acontecimientos de los últimos tiempos, a través de los cuales vemos que la humanidad se encamina hacia la búsqueda de la Verdad, hacia la unidad espiritual y política. Pero, tanto en uno como en otro campo, el orgullo y el egoísmo humano, hacen todo el esfuerzo posible para detener ese avance.
Debemos elevarnos sobre el materialismo asfixiante que nos rodea, y lograr que nuestro espíritu vibre a una tónica más sutil. Y aun cuando las necesidades de nuestra vida humana presente, absorben la mayor parte de nuestro tiempo, llevemos a un segundo plano el aspecto material de nuestra vida (sin desatender nuestras obligaciones), si queremos avanzar, si queremos cumplir el verdadero objeto de la Vida, que es avance, progreso, evolución espiritual hacia estados de conciencia de una mayor felicidad. Los bienes materiales jamás satisfarán las ansias de nuestro espíritu.
Sebastian de Arauco.
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EL PROGRESO DEL ESPIRITISMO
FRENTE AL MATERIALISMO
El espiritismo marcha a la par del materialismo en el campo de la materia; admite todo lo que el materialismo admite; pero avanza hasta más allá del punto donde este se detiene. El espiritismo y el materialismo son como dos viajeros que caminan juntos a partir del mismo lugar; llegados a una cierta distancia, uno de ellos dice: “No puedo seguir”. El otro prosigue y descubre un nuevo mundo. ¿Por qué, entonces, el primero manifiesta que el segundo ha perdido la razón, sólo porque vislumbra nuevos horizontes y se decide a trasponer los límites cuando el otro considera conveniente detenerse? ¿Acaso Cristobal Colón no fue también tildado de loco porque creía en la existencia de un mundo más allá del océano?.
¡Cuántos de esos locos sublimes han hecho avanzar a la humanidad y entraron en la Historia coronados de laureles después de que se les arrojó lodo!
Pues bien, el espiritismo, esta locura del siglo diecinueve, según aquellos que se obstinan en permanecer ligados a la Tierra, pone en evidencia un mundo mucho más importante para el hombre que América, ya que no todos los hombres van a América, mientras que todos, sin excepción, van al mundo de los Espíritus y realizan incesantes travesías de uno a otro.*
Llegados al punto en que nos encontramos en relación con la génesis, el materialismo se detiene, en tanto que el espiritismo prosigue sus investigaciones en el dominio de la génesis espiritual.
EL GÉNESIS.
La Génesis - Capítulo X
ALLAN KARDEC
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HISTORIA DE LA REENCARNACIÓN.
Desde la más remota antigüedad, los pueblos han creído en la inmortalidad del alma.
A. India:
Probablemente la India es la cuna de la humanidad, y es notable que en los Vedas y en el Bhagavad Gita “Canto del Bienaventurado” en los diálogos y lecciones del maestro espiritual Krishna a su discípulo, el Príncipe Arjuna, se encuentra pasajes como este:
“El alma no nace ni muere nunca; no nació en otro tiempo ni debe renacer sin nacimiento, sin fin, eterna, no muere cuando se mata el cuerpo”
Se afirma en la doctrina védica la eternidad del alma y su evolución progresiva por las reencarnaciones múltiples, que tienen por objeto la destrucción de todo deseo y de toda idea de recompensa personal.
Dependiendo de las acciones buenas o malas, el alma se reencarna en una existencia superior, intermedia o inferior (Metempsicosis). Esto incluye desde estados de existencia celestiales a infernales, siendo la vida humana un estado intermedio. Este incesante proceso recibe el nombre de Samsara o “Rueda de los Renacimientos”.
Cada alma viaja por esta rueda, que abarca desde los semidioses (devas) hasta los insectos.
El sentido de la trayectoria de un alma dentro de este universo lo marca el contenido o sentido de sus actos. Según el hinduismo popular moderno, el estado en el que renace el alma está determinado por sus buenas o malas acciones (karma) realizadas en anteriores encarnaciones.
Metempsicosis:
Admite la transmigración del alma a cuerpos de animales, lo que sería una degradación; esta transmigración sólo se produciría en la Tierra.
B. Persia y Caldea:
Tanto en el pueblo caldeo como en el persa existieron unos personajes muy importantes, que ellos consideraban como maestros y que recibían el nombre de Magos por su gran experiencia y sabiduría sobre el mundo oculto. Entre los conocimientos que transmitían a sus seguidores se encontraba la creencia en la “Ley de los Renacimientos”, considerada como una verdad fundamental en la que sostenían que el alma era un ser espiritual bastante complejo y que pasaba por toda una serie de experiencias terrestres así como en otros mundos, hasta alcanzar tal grado de pureza que quedaba relegada la necesidad de nuevas encarnaciones.
C. Egipto:
Herodoto menciona la creencia de los egipcios en la reencarnación: Los egipcios han expuesto la doctrina de la inmortalidad del alma y el hecho de que, a la muerte del cuerpo material, ésta se encarna en un nuevo cuerpo que está por nacer; cuando el alma ha logrado recorrer el ciclo de los animales del mar, de la tierra y del aire, logra entrar al fin en un cuerpo humano, nacido o preparado para ella…
El símbolo de la reencarnación propiamente dicha es el escarabajo, Kheper, cuyo nombre significa devenir, hacerse, formar o construir de nuevo.
El “Libro de los Muertos” es una colección de textos, oraciones, himnos, y diversas fórmulas mágicas. Escritos en rollos de papiro con ilustraciones o viñetas. Representan las creencias de los egipcios con respecto a la muerte y la vida de ultratumba. Visión que era compartida por el pensamiento religioso entre las clases más altas de Egipto.
Este Libro nos da una idea de la religión de los egipcios y sus creencias funerarias, no es un conjunto de dogmas o revelaciones, si no que es una guía para el viaje del difunto en el Más Allá. Una guía para el Ka.
D. Grecia:
Pitágoras fue el primero en introducir en Grecia la doctrina de los renacimientos del alma. Tenía dos doctrinas: una reservada a los iniciados (esotérica) que frecuentaban la “Escuela”; la otra, destinada al pueblo (exotérica), dando inicio al error de la metempsicosis.
Para los iniciados, la ascensión era gradual y progresiva, sin retroceso a las formas inferiores, mientras que al pueblo poco culto, se le enseñaba que las almas malvadas debían renacer en el cuerpo de los animales.
Platón adopta la idea pitagórica de la palingenesia (cada ser vivo cumple un ciclo de existencia, comprendido desde el nacimiento, pasando por su existencia, luego su muerte, hasta la reencarnación) que se basa sobre dos razones principales:
• 1. Si en la Naturaleza la muerte sucede a la vida, es lógico admitir que la vida sucede a la muerte, dado que, no pudiendo nacer nada de nada, la muerte acabaría por absorberlo todo.
• 2. Aprender es recordar. Y dice: “Nuestra alma recuerda haber vivido antes de descender al cuerpo.”
Platón afirma que el alma, despojada de sus imperfecciones, llega a ser casi pura y no vuelve más a la Tierra. Pero antes de alcanzar este grado, las almas vuelven durante mil años a los lugares infernales, y cuando han de volver a la Tierra, beben las aguas del Leteo, que les arrebata el recuerdo de sus pasado.
- Reinaldo I. Formoso -
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PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN EL MÁS ALLÁ
-¿Cuando establece contacto el ser espiritual con los que serán sus padres?
Se podría afirmar que hay un proceso previo al acto físico de la concepción, después de la planificación y del proyecto de vida que se ha trazado en el plano espiritual. En ese proceso el Ser se siente impulsado o atraído hacia los que van a ser sus padres y hacia el que será su ambiente y demás familiares del plano físico. Este impulso es como una fuerza magnética que le induce hacia la nueva experiencia en la materia, al tiempo que se va sumiendo gradualmente en la turbación o sueño del que más tarde despertará siendo ya encarnado como un niño. Este sopor se le va haciendo cada vez más pesado e irresistible a medida que transcurren los meses del embarazo y su nuevo cuerpo de bebé se va formando bajo el molde energético del Periespíritu.
Antes de la fecundación del óvulo, el Ser con su periespíritu, previamente ha entrado en íntimo contacto fluídico con el aura de su futura madre, y de un modo menos intenso, dependiendo del grado de afinidad, también con la del padre.
La unión con su nuevo cuerpo físico comienza con la concepción, en la que ya se establecen los primeros lazos fluídicos, pero no se termina hasta el momento del nacimiento del niño en este mundo cuya entrada anuncia con su primer llanto; y aun después de nacido, no se completa del todo hasta que el niño no cumple los siete años de edad aproximadamente.
El sueño en que se sume el Ser que cae gradualmente en una turbación profunda, es similar al que experimentamos inmediatamente después de la muerte, pero de una duración mucho mayor, que puede comprender lo que dura casi todo el tiempo del embarazo y el periodo de la primera infancia, para ir después recuperando poco a poco sus facultades normales como espíritu encarnado, que en todo caso quedan muy limitadas por la materia.
En las experiencias de regresiones hipnóticas hasta momentos anteriores al nacimiento, de las que hablaremos mas adelante, hay personas que han recordado su unión con el embrión o con el feto, en diferentes momentos. Esto se debe a interpretaciones particulares en la memoria retrospectiva del inconsciente de cada Ser, pues aunque la unión del periespíritu con la materia se realiza en el momento de la concepción, la plena y total integración del Ser espiritual en su nuevo cuerpo carnal sucede en el momento del nacimiento.
Durante el desarrollo del feto en el embarazo, el Ser lo va moldeando con su periespíritu que previamente se ha reducido y conformado a lo que será la forma física del bebé (forma fetal), pero no se halla “dentro” de su materia, sino que permanece todavía libre aunque unido a ella por lazos fluídicos y acompañando exteriormente a la madre durante todo el proceso, según el grado de afinidad vibratoria que les atrae y les une.
- Jose Luis Martín-
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