domingo, 30 de noviembre de 2014

La Santería, el Vudú y otros conjuros


LA VIDA EN EL ESPACIO

Según las diferentes doctrinas religiosas, la Tierra es el centro del Universo y el cielo se extiende como bóveda sobre nosotros. Y en su parte superior, dicen, que está la morada de los bienaventurados; el infierno, habitación de los condenados, que prolonga sus sombrías galerías en las propias entrañas del globo.
La ciencia moderna, de acuerdo con la enseñanza de los Espíritus, mostrándonos el Universo sembrado de Innumerables mundos habitados, dio un golpe mortal en esas teorías.
El cielo está por todas partes, el inconmensurable, el insondable, el infinito; por todas partes, un hervidero de soles y de esferas, entre las cuales  nuestro planeta es apenas significativa parcela.
En medio de los espacios no existen moradas circunscritas para las almas. Tanto más libres  cuanto más puras sean, estas recorren la inmensidad  y van para donde las llevan sus afinidades y simpatías.  Los Espíritus inferiores, sobrecargados por la densidad de sus fluidos, quedan ligados al mundo donde vivieron, circulando en su atmosfera o envolviéndose  entre los seres humanos.
Las alegrías y las percepciones del Espíritu no proceden del medio que el ocupa, más si de sus disposiciones personales y de los progresos realizados. Aunque con el periespiritu opaco  y envuelto entre las tinieblas, el Espíritu atrasado puede encontrarse con el alma  radiante cuyo envoltorio sutil se presta a las delicadas sensaciones, a las más extensas vibraciones. Cada uno trae en si su gloria o su miseria.
 La condición de los Espíritus en la vida del más allá del túmulo, su elevación, su felicidad, todo depende de la respectiva facultad de sentir y de percibir, que es siempre proporcional a u grado evolutivo.
Aquí mismo, en la Tierra, vemos los goces intelectuales aumentaron con la cultura del espíritu. Las obras literarias y artísticas, las bellezas de la civilización, las concepciones sublimes del genio humano son incomprensibles al salvaje  y también  a muchos de nuestros conciudadanos. Así, los Espíritus de orden inferior, como ciegos  en medio de la naturaleza resplandeciente, o como sordos en un concierto, permanecen indiferentes e insensibles a las maravillas del Infinito.
Esos Espíritus, envueltos en fluidos espesos, sufren las leyes de la atracción y son inclinados para la materia. Bajo la influencia de los apetitos groseros, las moléculas de su cuerpo fluídico se cierran a las percepciones  externas  y los tornan esclavos de las mismas fuerzas naturales que gobiernan la Humanidad.
No hay que insistir en este hecho, porque el es fundamento de orden y de la justicia universal.
Las almas se colocan y agrupan en el espacio según el grado de pureza de su respectivo involucro; la condición del Espíritu está en relación directa con su constitución fluídica, que es la propia obra, la resultante de su pasado y de todos sus trabajos. Determinando su propia situación, hallan, después, la recompensa,  que merecen. En cuanto al alma purificada recorre la vasta y fulgente amplitud, descansando a voluntad sobre los mundos  y casi no ve limites a su vuelo, el Espíritu impuro no puede apartarse de las inmediaciones de los globos materiales.
Entre esos estados extremos, numerosos grados permiten que Espíritus similares se agrupen  y constituyan verdaderas sociedades de lo invisible. La comunión de sentimientos, la armonía de pensamientos, la Identidad de gustos, de vistas, de aspiraciones, aproximan  y unen a esas almas, de modo  que forman grandes familias.
Sin fatigas, la vida del Espíritu adelantado es esencialmente activa. Las distancias no existen para el, pues se transportan con la rapidez del pensamiento. Su involucro, semejante al tenue vapor, adquirió tal sutileza que lo torna invisible a los Espíritus inferiores. Ve, oye, siente, percibe  no por los órganos materiales que se interponen  entre nosotros y la Naturaleza, más, si, directamente, sin intermediario, por todas las partes de su ser. Sus percepciones, por eso mismo, son mucho más precisas y aumentadas que las nuestras. El Espíritu elevado desliza, por así decirlo, en el seno de un océano de sensaciones deliciosas. Constante variedad de cuadros se le presentan a la vista, suaves armonías que aprecian y le encantan; para el, los colores son perfumes, son sonidos. Entretanto, por más agradables que sean esas impresiones, pueden substraerse a ellas  y, si lo quieren, se recogen, envolviéndose en un velo fluídico  y si lo desean aislándose en el seno de los espacios.
 El espíritu está liberado de todas las necesidades materiales. Para el, no tiene razon de ser la nutrición y el sueño. Al abandonar la Tierra, deja para siempre los vanos cuidados, los sobresaltos, todas las quimeras que envenenan  la existencia corpórea. Los espíritus inferiores llevan consigo para el más allá del túmulo los hábitos, las necesidades, las preocupaciones materiales. No pueden elevarse por encima  de la atmosfera terrestre, vuelven a compartir la vida de los seres humanos, entrometiéndose en sus luchas, trabajos y placeres. Sus pasiones, sus deseos, siempre vivaces y aguzados por el permanente contacto  con la Humanidad, los  abruman; la imposibilidad de satisfacerlos se torna para ellos causa constante de torturas.
Los  Espíritus no precisan de la palabra para hacerse comprender. El pensamiento reflejándose en el periespiritu como una imagen en el espejo, les permite permutar sus ideales sin esfuerzo, con una rapidez vertiginosa. El Espíritu elevado puede leer en el cerebro del hombre  y conocer sus secretos designios. Nada le es oculto. Escruta  todos los misterios de la Naturaleza, puede explorar a voluntad las entrañas  del globo, el fondo de los océanos, y así apreciar  los destrozos de las civilizaciones sumergidas. Atraviesan los cuerpos por muy densos que sean y ven abrirse ante si los dominios impenetrables para la Humanidad.

Fuente:
León Denis. Después de la Muerte: explicación de la doctrina de los Espíritus

                                                **************************

                                                               

                    
    INFLUENCIAS ESPIRITUALES NEGATIVAS

                       ¿ CÓMO NOS PODEMOS PROTEGER ?


Aunque en el capítulo correspondiente hablaremos de unas Leyes Cósmicas llamadas de Vibración y de Afinidad, para comprender esta interesante cuestión, adelanto ahora que como energía espiritual que somos, vibramos constantemente según sean nuestros sentimientos y pensamientos, que se atraen o se repelen con otras vibraciones mentales de nuestros semejantes, según que estas vibren también en la misma sintonía o bien sean diferentes.
Una vez dicho esto, se comprende fácilmente que si nuestra vibración mental y espiritual plasmada en nuestros pensamientos y deseos, es elevada, jamás los espíritus inferiores a la misma podrán influir en nosotros. Quiere esto decir, que cuando se habla de “protegerse” de ellos, se habla de elevar la vibración de nuestros pensamientos y sentimientos hacia el Padre, esa Fuente de Energía que es Origen de todo lo que existe en el Universo, al tiempo que le rogamos que nos proteja de sus malas influencias y por el contrario, enviamos a estos Seres pensamientos de Amor y buenos deseos. Esta será la barrera infranqueable que no podrán atravesar, porque nuestra “descarga de amor”, les llega y les contrarresta la vibración negativa que ellos esgrimen contra nosotros.
Con los médiums incipientes estas influencias espirituales negativas, suelen hacer presa más fácilmente porque a veces ni ellos mismos saben lo que les está pasando, debido al desarrollo mediúmnico que necesita a veces de estas presencias espirituales que los trastornan, pero que les  incentiva ese desarrollo; asimismo también es debido a su inexperiencia.
Cuando en alguna reunión mediúmnica se presente un espíritu perverso, con malas intenciones, burlesco o fanfarrón, que perturbe a los asistentes y se desea que este se retire, se debe recordar que esto sucede debido a la afinidad existente entre los componentes de la reunión y el ser desencarnado, esto es, por la sintonía psíquica establecida entre los dos planos de la vida. Para alejarlo ayudándole al mismo tiempo, no se deberá hacer nunca adoptando hacia él aptitudes negativas del mismo género que las esgrimidas por el hermano desencarnado, sino orando a Dios por él y para que sea ayudado y encaminado en la situación o estado en que se encuentre. La oración y las actitudes positivas para con el posible Ser perturbador, nos liberan así de sus influencias negativas, pues recordemos en estos casos lo que nos enseñó el Maestro Jesús : Fuera de la Caridad no hay salvación.
En síntesis : La oración y la elevación de pensamientos y buenos sentimientos plasmados en acciones de Amor, Caridad, condescendencia y perdón, son la barrera infranqueable ante las vibraciones negativas de baja sintonía, y por eso son los mejores escudos de protección ante esta clase de influencias.

- Jose Luis Martín-

                                       *****************************


Uno no puede ser golpeado si no puede ser tocado”
-Proverbio chino -


                                      ********************************

La santería, vudús y 
otros conjuros...


El motivo de este mensaje, es  la pregunta hecha por uno de nuestros hermanos, sobre si un espíritu obsesor puede llevar a un encarnado a la muerte.
La respuesta es, “si”.
Lo vemos todos los días; Hermanos que son llevados a un estado de depresión, donde su salud se desvanece; muchos mueren y otros quedan enganchados por vicios diversos, sintiendo que su  vida está siendo abreviada.
En todas estas circunstancias, vemos la influencia de un obsesor, sea  motivado por causas anteriores o invocado para ese propósito por hermanos menos avisados, en cuanto a la consecuencia de sus actos.
¿Pero, ya que nuestra respuesta siempre debe estar fundamentada por la codificación de Kardec,  preguntamos ¿qué dice el Espíritu de la Verdad sobre este tema?
En primer lugar, explico que el termino “santería” no existe en la codificación. Yo lo utilizo por estar en una comunidad hispánica. Si fuera brasileña utilizaría la palabra “macumba”, o si fuera africana usaría el término “juju” o “vudú”, pero todas ellas podrían ser denominadas “conjuro” y ese termino si que esta expreso en la codificación de Kardec.
El Espíritu de  la Verdad en la pregunta Nº 551:
¿Un hombre malvado puede, con ayuda de un espíritu malo a quien está sometido, hacer mal a su prójimo?,
«No; Dios no lo permitiría».
Decir:  que Dios no lo permitiría, es decir que si es posible, de la misma manera que Moisés cuando expresó en el Antiguo Testamento, la prohibición de comunicarse con los muertos, afirmaba que era posible la comunicación. Nadie prohíbe lo que es imposible.
En la cuestión 549. ¿Hay algo de cierto en los pactos con los espíritus malos?
«No; no existen tales pactos, sino una naturaleza mala que simpatiza con los espíritus malos. Por ejemplo quieres' martirizar a tu vecino y no sabes cómo hacerlo; entonces te atraes espíritus inferiores, que  como tú, sólo quieren el mal, y para ayudarte, quieren que secundes sus malos designios; pero eso no indica que tu vecino no pueda librarse de ellos, por medio de una conjura contraria a su voluntad.
El que quiere cometer una mala acción, de hecho, atrae espíritus malos que le ayudan, y se ve obligado entonces a servirlos, como ellos lo hacen con él: porque también lo necesitan, para el mal que desean hacer.
El Espíritu de la Verdad, demuestra de manera muy clara, que le es posible a una persona, evocar malos espíritus para ayudarle a causar mal, a otra persona.
Además, aclara que este acto puede ser realizado por una secuencia de procedimientos conocidos como “conjuro” y da la solución para neutralizarlo.
¿Pero una respuesta invalida la otra?
Examinando las cuestiones siguientes encontramos en la pregunta 557, “Dios no oye una maldición injusta…”, o sea, el mérito del individuo es lo determinante. "La bendición y la maldición, no pueden nunca desviar a la Providencia del camino de la justicia; ni hiere al maldecido, sino cuando es malvado y su protección sólo cubre al que la merece».
Como pueden ver, no hay discrepancia por parte del Espíritu de la Verdad, pues Dios no lo permite para quien no lo merece, pero si lo permite para aquellos que lo merecen.
Y lo que define este mérito, es la propia conducta del individuo, ya que Nuestro Padre no tiene preferencia entre sus hijos, cada uno por su propio libre albedrío, es quien se coloca en posición de debilidad o fortaleza, frente a un conjuro del mal.
El mal en si, como sabemos, es la ignorancia. El espíritu malo, encarnado o no, clama por justicia, y se coloca en el papel de víctima, con derecho a exigir que el presunto ofensor, pague con el sufrimiento.
En la infancia espiritual, todos pasamos por la fase de la ignorancia y conforme vamos evolucionando, ampliamos nuestra conciencia, concluimos que todo lo que se puede hacer por el mal, también si puede hacer por el bien y que por las leyes de causa y efecto, siempre retornará hacia nosotros.
El libro de los Espíritus debe de ser estudiado con mucha atención, para que nuestro entendimiento no sea incompleto ni obtuso y tengamos recursos para aclarar nuestras dudas y las de aquellos que vienen hacia nosotros.
Perdí la cuenta de cuántas veces nuestros hermanos vienen con esta duda y es importante estudiarla con dedicación, pues es a menudo, una problemática típica de un mundo de pruebas y expiaciones como el nuestro.
¿La Santería existe?
Si.
¿Que hacer para neutralizarla?
En primer lugar, para higienizar, el perdón, cuya falta nos  impide estar sintonizados con los que quieren hacernos daño y en segundo, la obra, el servicio sincero por nosotros mismos y por los demás, nos dará los méritos para estar protegidos de los conjuros de la ignorancia.
Efectivamente, “Fuera de la Caridad, no hay salvacion”.
Para todos los casos, la misma vacuna: El Amor.
Es la más poderosa energía del universo, que sujeta a los planetas y mueve las galaxias, y que está en nuestro esfuerzo personal, lograr repartirlo por medio de las pruebas, que la Misericordia Divina no depara y nos permite vivir para el crecimiento de nuestro espíritu.
La elección de estas pruebas, depende de nosotros.
 Fraternalmente
Cassio
 Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
                                  ****************

No hay comentarios:

Publicar un comentario