AMOR MATERNO Y
FILIAL
FILIAL
18. –El amor materno es una virtud, o un sentimiento instintivo común a los seres humanos y a los animales?
-“Es lo uno y lo otro, al mismo tiempo. La naturaleza ha dotado a la madre del amor por sus hijos por el interés de su conservación. En los animales se limita a las necesidades materiales, cesando en el momento en que los cuidos resultan innecesarios. En el ser humano, persiste durante toda la vida; comporta la virtud de la devoción y del sacrificio, sobrevive después de la desencarnación, y sigue, al hijo, desde la dimensión espiritual. En el ser humano existe algo más trascendental que en el animal”-. (Ver Nº 205 y 385).
19. –Si el amor materno se encuentra en la naturaleza, por qué existen madres que odian a sus propios hijos, frecuentemente desde el mismo nacimiento?
-“Es, ésta, en ocasiones, una prueba elegida por el Espíritu que se encarna, o una expiación, si el mismo fue mal padre, madre o hijo, en otra existencia. (Ver Nº 392). En general, la mala madre no puede ser animada más que por un Espíritu malvado, el cual intenta oponerse al del hijo, para que sucumba en la prueba; pero una tal violación de las leyes de la naturaleza no queda impune, mientras el Espíritu del hijo será recompensado de los obstáculos que habrá sabido superar”-.
20. Los progenitores, que tienen hijos, de quienes no obtienen más que motivos de amargura y dolores, no están disculpados si no le brindan a ellos el amor que le tendrían en el caso contrario?
-“No, ya que tiene, por lo mismo, la obligación de mejorarlos a fuerza de amor y de hacer todos los esfuerzos para reconducirlos al bien. (Ver Nº 582-583). Por otra parte, dichos pesares son, con frecuencia, la consecuencia de las malas tendencias que han dejado que tomen fuerza en sus hijos, por lo cual, recogen lo que han sembrado”-.
Allan Kardec ( El Libro de los Espíritus )
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¿
El Mas Allá separa a las personas de sus seres queridos?
Hay quien no entiende que hayan dos planos de existencia
que vienen a ser como una muralla que continuamente separa a dos
humanidades: la encarnada y la desencarnada. Pues bien, no son dos
planos de existencia los que hay, sino muchos más, pues en lo que
llamamos Plano Espiritual, en realidad se engloban muchos planos de
diversos grados de vibración, que es lo que separa y diferencia precisamente
unos planos de otros.
En efecto, los planos espirituales a los que van los
llamados difuntos o desencarnados, los separan de nosotros, pero
en el natural engranaje de la Reencarnación del espíritu, esto es
solamente una circunstancia temporal y transitoria, aunque el que
así sea depende fundamentalmente de la necesidad evolutiva de los
Seres, así como también de los lazos de Amor u odio que los unan y
de la Ley de Causa y Efecto que los relacione de nuevo en el plano
físico para enmendar errores de antaño o simplemente, para seguir
juntos en el camino de la perfección espiritual. En sentido
recíproco también se podría afirmar entonces que “ el más acá”
también separa por un tiempo a los espíritus afines que en el más
allá permanecen unidos por lazos de amor y perfecta convivencia y
armonía.
Allán Kardec,
el Codificador de la Doctrina Espírita,
ya lo aclaró cuando dijo que la
Reencarnación mantiene y extiende los lazos afectivos y familiares,
fortaleciendo los vínculos de fraternidad entre todos los Seres
humanos. ¿ Y cómo es esto que parece una contradicción al quedar separados tras la muerte?. Si no hubiese reencarnación y la suerte fuese definitiva, sí quedarían separados los amores y las familias, pero al retornar de nuevo al plano físico como lo es la Tierra, este es el plano de estancia común a toda clase de seres que reencarnan en ella para la experiencia física evolutiva, por tanto el reencuentro a lo largo de las vidas es más que probable, aunque los destinos que vuelvan a afrontar juntos de nuevo, varíen con arreglo a lo que deban aprender o rectificar en esas nuevas vidas en común.
Es lógico
y también muy frecuente que se creen lazos emotivos entre personas,
por la Ley de Afinidad
y de Amor,
y así , que estos lazos perduren tras la muerte del cuerpo de modo
que los Seres así relacionados se agrupen finalmente en el Plano
Astral correspondiente, formando verdaderas familias, cuyos miembros
unidos por esos lazos de Amor, se acompañan reencarnando juntos a
veces durante muchas vidas, en las que los unos de los otros, no
siempre desempeñarán el mismo papel, pues unas veces lo harán como
pareja, otra lo harán como amigos, o hermanos o padres, o hijos,
etc. En cualquier caso es absolutamente normal y natural el que al
igual que nos sucede a los espíritus encarnados en la Tierra, cuando
ellos se sienten separados de sus afectos tras haberlos dejado en
este mundo al morir en él, sienten la normal nostalgia de la
separación y de la ausencia, aunque los más avanzados conocen la
reencarnación y la muerte, de modo que quedan con la firme esperanza
de un futuro reencuentro con ellos.
Igualmente, cuando un miembro de estas
familias espirituales debe abandonar su mundo espiritual para
reencarnar, no por ello se destruyen los lazos afectivos existentes ,
sino que nace entre ellos el deseo de acompañar en su vuelta al
mundo material, al compañero amado; así, unos solicitan a lo Alto
una nueva encarnación que les permita una nueva vida juntos,y
otros, le acompañan inspirándole durante esa vida desde el plano
espiritual como Guías, Protectores o Guardianes, funciones estas que podrán llevarse a cabo si la categoría espiritual de estos está evolutivamente por encima de la del amigo reencarnante.
- Jose Luis Martín -
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El
espíritu está siempre en busca de entendimientos. El aprendizaje es
infinito, como infinito es el Espíritu que aspira la felicidad en
todos los rumbos.
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A lo largo de la historia, las más importantes religiones nos han presentado una visión de la vida espiritual muy poco definida, injusta y hasta despiadada, ofreciendo el cielo a cambio de bulas, oraciones pagadas y/o rituales, mientras se relegaba a los pobres ignorantes
del mundo a un infierno más inmerecido aún.
Pero en el mensaje inicial de casi todas, de origen profético y divino, ya fuera en oriente o en occidente,
el amor y la renovación interior eran su esencia fundamental, que el toque humano pronto desvirtuó. La infantilidad del cielo y el infierno y la imagen de un Dios injusto han llevado a muchos al materialismo, hacia el frío destino de la nada en el que mañana todo se pierde y hoy todo vale.
El conocimiento de la astronomía despeja dudas, ese “cielo” indefinido no está arriba, pues no hay arriba ni abajo en este Universo infinito.Tampoco es material o, si lo es, la investigación aeroespacial está por descubrirlo.
La puerta de entrada es también inmaterial tras la muerte, o como nos gusta decir a los espíritas, tras la desencarnación.
Hay sin embargo formas de vislumbrarlo, de entreverlo y comprenderlo gracias a la Ciencia y al Espiritismo. Las experiencias cercanas a la muerte traen para algunos la visión en primera persona. Pero son aquellos que ya se fueron los que pueden, a través de la mediumnidad, definirlo claramente y llevarnos a una visión más panorámica y amplia de la realidad espiritual: una visión racional, que vamos a encontrar en las obras espíritas de Allan Kardec. La concordancia de los
testimonios a través de médiums desconocidos entre sí
es fuente de reflexión para que nuestro raciocinio monte
piezas y descubra si ese cuadro será o no será. Médiums
de países y culturas diferentes, con grandes diferencias
religiosas, con opiniones muy contrarias generalmente a
los principios que se dicen por su intermedio, pero que
transmiten, con una similitud extraordinaria, los grandes
detalles de la vida futura, de la vida espiritual.
En el pasado la ignorancia humanizó a Dios, en el
futuro la Ciencia lo divinizará. La realidad espiritual que
nos envuelve descorre sus velos progresivamente y esa
comprensión nos traerá la calma y la libertad del pájaro
que aún enjaulado puede observar entre las oquedades
de su prisión la verdadera vida que su alma ansía.
El cielo está en todas partes, es tan inconmensurable
como el infinito, y el espíritu que se ha podido librar de
los apegos de la materia y de la inferioridad moral recorre
el espacio a la vertiginosa velocidad del pensamiento,
teniendo como hogar y morada el Universo que ya
puede observar en su esplendorosa esencia.
«Sentís, pero no veis el cielo del espíritu, el Espiritismo
os lo enseñará y lo veréis. Pero veréis, no como los ojos
materiales ven lo que sólo pueden alcanzar, veréis como
la inteligencia ve lo que sabe penetrar». (Marietta)
- ( Tomado de la Revista Espírita de la FEE)
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