sábado, 24 de enero de 2015

La verdadera Patria del Espíritu

“NO  PONER  LA  LUZ  DEBAJO  DEL CELEMIN”

   
Vemos en esta parábola como Jesús explica precisamente la razón de por que Él explica normalmente sus enseñanzas mediante parábolas.

Parece que no tiene sentido afirmar que la luz de una candela ( candelabro o vela ),pueda ser oculta bajo un celemín ( recipiente cerrado y opaco ), porque en ese caso no podría ser vista. Sin embargo habla de ponerla sobre el candelero para que alumbre a los de la casa.

Las parábolas son alegorías que contienen un significado y este es comprendido solamente por quienes están maduros y aptos, por ser capaces de comprenderlo. Si Jesús hubiese hablado sin el uso de parábolas, sus claras enseñanzas hubieran confundido o deslumbrado a quienes no estaban en un nivel de entendimiento capaz de asimilarlas, pero sin embargo sí podían ser comprendidas por “los habitantes de la casa”, esto es, por lo que estaban aptos para comprender y asimilar en sí mismos el sentido profundo e innovador de sus enseñanzas.

Por eso Jesús decía que oyendo no oyen ni entienden y viendo no ven. Sencillamente no están maduros para recibir sus enseñanzas y añade finalmente “… y que convertidos, yo los sane”; esto significa que cuando lleguen a estarlo verán con claridad la luz de sus enseñanzas y su alma crecerá con ellas o sanará del estancamiento  evolutivo en el que la sume su ceguera o miopía espiritual. Este es el candelero sobre el que Jesús habla de colocar la candela ( luz),  que alumbrará a todos los de la casa, o sea a los aptos para poder aprovechar el regalo de la Luz del alma, que es el conocimiento espiritual.

Sin embargo aunque oyendo las parábolas, muchos no las entienden o saben interpretar en ese momento, estas quedan pendientes de descubrir y como sucede con los niños, a veces no comprenden una moraleja que se les enseña con un cuento, pero cuando crecen y maduran, ese cuento comienza a tener un sentido que antes no comprendieron y que había por ello permanecido oculto para ellos; “ la candela debajo del celemín que pasaba entonces a colocarse sobre el candelero ” para alumbrar a los de la casa; o sea a los capacitados para alcanzar el sentido en principio oculto de sus enseñanzas.

Cada enseñanza aportada por los Maestros que han venido en diversas épocas a la Humanidad, tiene su tiempo necesario para su  maduración y germinación espiritual. Cuando el ser humano por natural evolución ha necesitado razonar su fe y buscar por sí mismo la Luz de la verdad, muchas veces ante esta luz que le aporta su razón esa fe se ha debilitado. Es entonces cuando comprendemos mejor que la Luz no se puede ocultar indefinidamente debajo del celemín.

Claramente sabemos que hay muchas cosas que no se pueden descubrir  abiertamente a los demás porque no serían bien entendidas, comprendidas ni aceptadas; es entonces cuando  a veces tenemos que recurrir ejemplos , alegorías y supuestos, con la esperanza de que aunque en principio no comprendan lo que quieren decir, mas adelante esos mismos ejemplos, pasen a significar algo para quien los escuchó en su momento, y les lleve finalmente a una comprensión que de otro modo les sería más difícil encontrar.

En el caso del conocimiento espiritual, debemos por tanto ser cautos y no dar sino la dosis de enseñanza que sintamos  que nuestro interlocutor puede asimilar, ya que de otro modo si nos dejamos llevar por un excesivo entusiasmo, con el exceso de información y de claridad, mas bien podemos causarle un perjuicio porque al deslumbrarse con una excesiva dosis de esa  luz, se quedará  ciego del todo y por tanto refractario para  comprender mas adelante lo que ahora tampoco puede comprender.
 Quien come demasiado se puede empachar por exceso de comida, y aborrecer la comida por bastante tiempo.
   Nuestra dificultad como administradores de esa clase de luz, es saber dosificarla con arreglo a la aptitud de la persona que con ella se ilumina. Esta clase de conocimientos  no se puede dar a raudales, sin medida, por muy hambriento de ellos que esté nuestro interlocutor. Hay que comenzar por la base, poco a poco, comprobando que son comprendidos y aceptados, porque sino, cuando lleguemos a hablar de otras cuestiones, no podrá alcanzarlas si no tiene claro conceptos anteriores.
Y sobre todo, lo más importante : A partir del momento en que como espíritas, nos creemos preparados para enseñar al que no sabe, primero nos debemos de esforzar como pretendidos maestros, a aprender antes lo que tendremos que transmitir, y sobre todo, mostrar en todo momento coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, porque el ejemplo coherente que deberemos dar siempre, será una constante en nuestras vidas, cayendo sobre cada cual la responsabilidad de su buen uso y manejo.
-  Jose Luis Martín-
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EL MÁS ALLÁ, VERDADERA PATRIA DEL                                        ESPÍRITU

Inmensas caravanas de emigrantes de la Tierra, llegan al Más Allá, sin solución de continuidad.
Procedentes de los más variados rincones del Orbe, llevan impreso en el espíritu, las señales vigorosas que reflejan los últimos instantes transcurridos en el vehículo celular.
Llevan consigo el equipaje de los hechos acumulados durante su tránsito por el mundo de las expresiones físicas. La desencarnación no modificó sus hábitos ni costumbres; no les otorgó títulos ni conquistas, no les quito meritos ni realizaciones. 
Cada uno se presenta tal cual vivió. No existe el milagro de la transformación
El deseo de la muerte es muy profundo cuando perdemos a un ser muy querido, la vida sin él, nos resulta imposible, y la primera opción es para muchos partir con él. Es el deseo interno de querer morir para volver a encontrarse con el amor en las regiones de la Espiritualidad.
Con el corazón oprimido, inclinados hacia el ser que nos deja, , vemos extinguirse lentamente sobre sus facciones la sombra del más allá. La lumbre interior solo lanza ya pálidos y temblorosos resplandores; cada vez es más débil, y luego se extingue… Todos nos hemos preguntado alguna vez, sobre este misterio que es la muerte. Es un problema que a todos nos interesa, ya que en todos ha de cumplirse la ley. Nos interesa saber, si en esta hora, todo se ha terminado; si la muerte no es más que un taciturno reposo en el aniquilamiento o, por el contrario, es la entrada en otra esfera de sensaciones.
Por todas partes se levantan problemas, en todas partes el sufrimiento reina como un soberano; por todas partes el aguijón de la necesidad y del dolor estimula al movimiento desenfrenado, al vaivén terrible de la vida y de la muerte. La muerte es el signo de interrogación colocado siempre ante nosotros; la primea pregunta a la cual suceden innumerables preguntas y cuyo examen ha hecho la preocupación, la desesperación de las edades, la razón de ser de una multitud de sistemas filosóficos.
Llorar a los muertos es hacerles sufrir, ya que la muerte no existe, a pesar del concepto que tengan los materialistas y muchos religiosos… Morir es renacer, volver el espíritu a su verdadera patria, que es la espiritual. ¿Por qué entregarnos a la desesperación o al desconsuelo, si los que suponemos muertos están vivos?
La ausencia del ser querido es la que nos suele torturar, a veces no existe en el ser la duda de que sigue viviendo. Pues lo que sentimos es la de su presencia a nuestro lado.
Y este es el gran equivoco, la ausencia que nos falta es la del cuerpo, pues el Espíritu que ama jamás se aparta de los que han quedado en la retaguardia, mientras se lo permitan sus nuevas posibilidades. Y cuando pueden intentan, comunicarse…
En las practicas espiritas orientadas según las enseñanzas de Kardec, los Espíritus se comunican sin ninguna evocación individual y siempre nos convocan a la meditación en torno a las responsabilidades que nos correspondan, reprendiéndonos con mansedumbre, guiándonos con sabiduría y hermanándose a nosotros gracias a la experiencia que tienen, tras haber vencido la jornada en la densa organización corporal. Al testificar la continuidad de la vida, comprueban que la justicia divina no falla y que concede a cada uno lo que es merecedor, según como se haya conducido cuando estaba encarnado. Reaparecen con las características de la personalidad que les hemos conocido y se hacen identificar a la saciedad para que nos tranquilicemos, a fin de darnos coraje para enfrentar nuestros necesarios embates.
Es el Evangelio el que nos da exuberantes demostraciones de la inmortalidad y de la comunicabilidad de los pseudomuertos. Toda la Biblia está salpicada de constantes noticias de la comunicación entre los dos planos de la vida.: el físico y el espiritual, expresándose de las más variadas maneras: visiones, sueños, profecías, obsesiones, curas espirituales, bilocaciones, apariciones materializaciones, desmaterializaciones, intervenciones, etc. Referida como un don por el Apóstol Pablo, la mediúmnidad está siempre presente en las páginas del Libro de los Libros, como un puente de luz entre los hombres encarnados y los Espíritu.
Como una luz penetrante, la revelación de la vida más allá de la tumba es un incentivo y un consuelo para los que de la Tierra solamente conocen pruebas, dolores muy agudos, limitaciones y amarguras, y una bendición superior para los que dan amor al prójimo, sacrificándose por el bien general y practican la renuncia y la dedicación a su prójimo.
Son inherentes al hombre las posibilidades de los ideales superiores y sublimes, las aspiraciones mayores y el tener el rostro vuelto hacia las legítimas realidades espirituales.
Nadie muere, la muerte es una ilusión de nuestros débiles sentidos, y de los muy pobres códigos con que pretendemos descifrar los designios divinos no consiguen traducir la magnitud de las excelsas leyes de la vida.
Siendo la muerte un nuevo nacimiento hace que los verdaderos amores, lejos de distanciarse ante la realidad del despertar espiritual, se estrechen aun más y se transformen en lazos de una incomparable belleza y en promesas de una luz insuperable y continúan palpitando los nobles sentimientos que se mantenían en la jornada vencida.

Una vez que los tejidos se disgregan en el lodo del sepulcro y el espíritu liberado asciende si supo avanzar en las tareas elevadas, sin las amarras coercitivas de la retaguardia.
Al principio, todo parece fascinante y deslumbrante. Es como una esfera de sueño y un país de encantamiento. Sin embargo, transcurridas las primeras horas y pasada la ligera turbación, se es atendido por dedicados amigos que han precedido y se empieza a comprender, a discernir y a establecerse, casi feliz, en la nueva realidad. Podríamos compararlo, como el que se despierta después de haber sufrido una operación quirúrgica, poco a poco se integra en la Comunidad en la que se encuentre.
Todo lo que poseemos es un préstamo de la vida. Todos poseemos más fuerza y coraje de lo que suponemos. Las potencialidades del hombre se desarrollan en la lucha. Además, con los espíritus Amigos, aprendemos, que todos los dolores y frustraciones nos pertenecen por adquisición del pasado y que podemos libertarnos de los mismos en el presente o en el futuro.
No conseguimos entender las grandezas de nuestro Padre. En el Cielo hay parajes, nidos de belleza, donde el espíritu ya supero las formas y los límites de la cárcel pegajosa de la carne, allí resplandecen el amor y la vida.
¿Por qué pensar solo apenas en la encarnación transitoria, sin tener en cuenta las expresiones del infinito? En el barro de la coyuntura actual y en las altas temperaturas del sufrimiento purificador, construyamos el indestructible castillo de las venturas venideras. Tengamos en mente que la Eternidad es el tiempo que es: ni pasado, ni futuro, y por lo tanto insistamos en la perpetua elaboración de lo correcto y de lo éticamente perfecto. Las aflicciones de ahora se transformaran en tranquilidad para siempre y el amor cantará su definitiva balada a los oídos de nuestra dichosa alegría.
El alma una vez que termina su etapa reencarnacionista, continúa creciendo en amor y conocimiento, fuera de las vibraciones de la Tierra, en otros planos evolutivos.
Se evoluciona por etapas. En una Encarnación adquirimos la corona de la cultura, en otra la palma del amor. Son muy raros los que consiguen adquirir sabiduría y bondad, cultura de la inteligencia y cultura del amor de en una sola vez. Al conocimiento recogido en etapas anteriores y en la memoria, lo que no sucede con la cultura sin bondad.
El hombre sabio, sin amor, puede tornarse un monstruo. Al desencarnar, notará que habrá cultivado el cerebro, pero tendrá el corazón vacio, y deberá entonces iniciar una gran jornada recorriendo la senda estrecha del sufrimiento, sin el conocimiento, en las expiaciones purificadoras.
El amor, en todas partes es el alma del Universo manifestación de Dios.
Aun los espíritus condenados a trabajos forzados, inveterados perseguidores de la paz de muchos otros espíritus - seres infelices que solo esparcen la desdicha que poseen – no están privados del auxilio divino otorgado por los abnegados mensajeros que velan por ellos, los asisten y amparan.
En cualquier lugar e incesantemente, la devoción de los buenos, refleja la paternal providencias Divina.
Morir, lejos de significar un descanso en las mansiones celestiales o expurgar sin remisión en las zonas infernales, es pura y simplemente, comenzar a vivir…
La muerte a todos nos espera, y la vida es la gran respuesta a todos los enigmas.
Ya se ha escrito y hablado mucho sobre la vida más allá de la muerte, más es necesario repetir, divulgar, acostumbrar al hombre a las cuestiones espirituales.
En los tiempos actuales, el mensaje consolador y claro de las “Voces del Cielo” tiene régimen de urgencia y ante las perspectivas atrayentes del futuro con Jesús, se formulan votos de paz con excusas sinceras hacia aquellos Espíritus valerosos, perspicaces y estudiosos, que ciertamente, no encontraran en la tierra lo que necesitan para sedimentación de la cultura y ampliación del conocimiento.
La vida en el más allá prosigue sin grandes modificaciones, ofreciendo a cada alma en el crisol evolutivo, las bendiciones o puniciones a que se ha hecho acreedora.
Están los atormentados por el sexo que continúan ansiosos. Esclavos del placer que persiguen inquietos.
Compañeros de la ilusión que permanecen engañados.
Aficionados a la mentira que se enloquecen bajo la impresión de imágenes desordenadas.
Amigos de la ignorancia que caminan perturbados.
Solamente las almas esclarecidas y experimentadas en la batalla redentora, marchan en plena libertad, disfrutando de la dadiva de la esperanza entre sonrisas y realizaciones.
Allí se verifica el verdadero sentido de la fe. En vez de ser la aceptación pasiva de la creencia religiosa, es por sobre todas las cosas, un programa de ascensión y renovación interior.
La conducción de la claridad pura del Cristianismo en la mente y en el corazón, es una elevada concesión del Cielo que nadie quebrantará impunemente.
Para el hombre común, la felicidad se resume en el problema de la posesión. Generalmente se piensa que la felicidad es ser dueño de algunas monedas o esclavo de algunos millones. Muchos son los que anhelan el goce que la posesión del dinero puede comprar. Otros se tranquilizan con lo que la posesión ya le dio. Sin embargo, se ha constatado, que los que poseen riquezas no son felices. La felicidad no es una consecuencia de lo que se tiene o deja de tener. Es una construcción intima que depende de nuestra actitud de encarar lo que tenemos o lo que dejamos de tener. Muchas veces, quien posee algo, queda dominado por lo que tiene, así como los otros que nada tienen, se tornan esclavos de ese “no tener nada”
El hombre cuando desencarna es cuando comprende las palabras de Jesús cuando nos hablo de la “pureza de corazón” enseñándonos a adquirir los tesoros inalienables del espíritu, con los cuales el hombre es feliz.
La vida espiritual es muy semejante a la corporal, a pesar de que la vida del encarnado no es semejante a la del más allá. Sin embargo, en el mundo de la erraticidad, el Espíritu puede adquirir elucidaciones y enseñanzas que no puede desdeñar, considerando el valor de que son portadores. Mientras marchamos por la carne, no disponemos de los cuidados especiales necesarios a la observación de los hechos, situándolos en su lugar correspondiente como beneficios celestiales a nuestros espíritus ansiosos de evolución. Es común que modifiquemos los conceptos de los mensajes que nos son dirigidos transfiriéndolos para el prójimo y jamás aceptándolo como rumbo cierto para nosotros mismos. Sin embargo, en la vida espirita eso no es posible, porque estando despiertos a la verdad y sedientos de ella, buscamos en cada acontecimiento o narración, aparentemente sin importancia lo que nos pueda ser útil, de manera de poder apaciguar los conflictos íntimos y disminuir las aflicciones del arrepentimiento.
Desde la cuna al sepulcro, marchamos bajo la tutela del Señor, asistidos por abnegados desencarnados que no desfallecen en sus deberes de guiarnos por el rumbo ennoblecedor. Aquí, es la inspiración que nos llega ampliando el horizonte de nuestra alma, obligándonos a introducirnos en el sendero de las indagaciones fascinantes, levantando velos, aclarando conflictos, descifrando problemas, ofreciendo directivas. Allí, es la naturaleza vestida de luz: arroyos, ríos y mares, flores y pájaros, vetustos arboles y pequeños vegetales, animales e insectos que existen en todas partes, alboradas y crepúsculos, sol y lluvia, minerales de diversos valores que las ambiciones humanas, hijas del egoísmo y del orgullo convirtieron en preciosos y vulgares, encendiendo el fuego de la posesión, por los cuales tantos se empeñan y luchan por obtener… Más allá, es el dolor – mensajero de la verdad, benefactor anónimo e incomprendido – la voz del sufrimiento, invitando a la continencia y al equilibrio, advirtiéndonos con relación al desgaste de la valiosa maquina física; el dolor moral, llamándonos a la meditación y al análisis de las acciones; el dolor espiritual, manifestado en ausencias, frustraciones emocionales, agonías y soledad del alma, hablándonos en forma intuitiva sobre el mal uso de la libertad, aprisionando la mente en evocaciones dolorosas, que a pesar de esbozarse apenas en la tela mental, marcan los sentimientos con señales angustiosas; el dolor nostalgia y otros tantos dolores… todos perseverantes, llamándonos la atención, advirtiéndonos.
Muchas almas cuando están al otro lado, se sumergen en los recuerdos, meditando seriamente sobre sus acciones en la tierra, y reparan en que el arrepentimiento es un gran colaborador para la paz interior, pero cuando solo nos ofrece la oportunidad del trabajo gracias al cual se opera nuestra renovación. Abatirse bajo el peso del fardo de lo que está “hecho”, es desperdiciar la feliz oportunidad del resarcimiento. Hemos de tratar de resurgir íntimamente del “túmulo de las cosas muertas”.
Todos tenemos en el pasado, labores para reparar y caminos interrumpidos en la marcha evolutiva, que aun debemos vencer. El tiempo, ese amigo silencioso y confiado, nos enseña a no apresurarnos, para no sufrir el peligro de cansarnos y detenernos nuevamente, aunque también nos elucida con relación al estancamiento por las probabilidades que involucra criar raíces… Viajero incansable, él representa nuestras mejores y más caras esperanzas. Para nuestros espíritus endeudados, el tiempo, ligado al trabajo, es un tesoro que no podemos desdeñar, y a parte de ello, tenemos también la oración, ese tónico reconfortante que nos da coraje y que siendo de tan gran importancia, no sabemos valorar.
Con el tiempo, tenemos la oportunidad.
Con el trabajo, conseguimos el aprovechamiento de la oportunidad.
Y con la oración, santificamos la ocasión y la acción.
Todos los que atraviesan el océano físico, se dan cuenta de cuan difíciles son los primeros tiempos después de la tumba.la indumentaria carnal que nos vistió durante largos años, continua envolviéndonos y reteniéndonos en el laberinto cruel de la evocaciones y sensaciones habituales.
La reencarnación, casi siempre, representa, una inmersión en las aguas oscuras y peligrosas del mar del olvido. La gran mayoría de las almas vuelven a la carne como criminales en el exilio, para que dentro de ese olvido, logren considerar las actitudes mezquinas e infelices, rectificando pensamientos y aprendiendo a respetar la vida en el contacto con el dolor.
El dolor físico desanuda químicamente los lazos que encadenan al Espíritu en la carne; le aparta los fluidos groseros que le envuelven – aun después de la muerte – y le retienen en las regiones inferiores.
No maldigamos el dolor; solo el nos arranca de la indiferencia, de la voluptuosidad. Esculpe nuestra alma, le da su forma más pura, su más perfecta belleza.
Estas enseñanzas nos hacen perder el carácter espantoso a la muerte; la dejan reducida a una transformación necesaria, a una renovación. En realidad, nada muere. La muerte no es más que aparente. Solo la forma exterior cambia; es el principio de la vida –el alma- continua en su unidad permanente, indestructible. Se recobra más allá de la tumba, ella y su cuerpo fluídico, en la plenitud de sus facultades, con todas sus adquisiciones, luces, aspiraciones, virtudes, potencias, con las que nos enriquecemos en las existencias terrenales. He aquí los bienes imperecederos del que nos habla el Evangelio cuando nos dice: “Ni los gusanos ni el moho corroen, y los ladrones no pueden arrebatárnoslos.” Estas son las únicas riquezas que nos es posible llevar con nosotros y utilizar en la vida del porvenir.
La muerte y la reencarnación – esta que la sigue a aquella en un tiempo dado – son dos formas esenciales del progreso. Al romper las costumbres estrechas que habíamos contraído, nos restituyen a otro medio diferente; dan a nuestro pensamiento un nuevo ímpetu: nos obligan a adaptar el Espíritu a las mil fases del orden social universal.
Cuando llega el atardecer de la vida; cuando nuestra existencia, semejante a la página de un libro, va a volverse para dejar su puesto a una página en blanco, a una página nueva, el bueno pasa revista a sus actos.
El cuerpo humano, vestimenta de carne, despojo miserable, vuelve al laboratorio de la Naturaleza; pero el Espíritu, después de haber realizados obra, se lanza a una vida más avanzada, hacia esa vida espiritual que sucede a la existencia corporal como el día sucede a la noche, y separa cada una de nuestras encarnaciones.
La muerte es la gran reveladora. En las horas de padecimiento, cuando la sombra se hace a nuestro alrededor, algunas veces nos hemos preguntado: ¿por qué naci? ¿por qué no me quede en la profunda noche, allá donde no se siente, donde no se sufre, donde se duerme el eterno sueño? Y en esas horas de dudas, de ahogo, de angustia, una voz suena en nuestro interior que nos dice:
Sufre para engrandecerte y purificarte. Sabe que tu destino es grande. Esta fría tierra no será tu sepulcro. Los mundos que brillan en la superficie de los cielos son tus moradas del porvenir, la herencia que Dios reserva a sus hijos. Eres por tanto un ciudadano del Universo; perteneces a los siglos futuros como a los siglos pasados, y en la hora presente preparas tu elevación. Soporta, pues, con calma los males elegidos por ti mismo. Siembra en el dolor y en las lágrimas la semilla que brotará en tus próximas vidas; siembra también para los demás, como otros han sembrado para ti. Espíritu inmortal, avanza con paso firme por el sendero escarpado hacia las alturas desde donde el porvenir se te mostrará sin velo. La ascensión es ruda, y el sudor inundará con frecuencia tu rostro; pero, por la cima, veras asomarse la luz, verás brillar en el horizonte el sol de la verdad y de la justicia…
La voz que nos habla así es la de los muertos, la de las almas amadas que nos han precedido en la región de la verdadera vida, que muy lejos de dormir bajo las losas, velan por nosotros. Desde el fondo de lo invisible nos contemplan y nos sonríen. ¡Adorable y Divino misterio! Se comunican con nosotros. Nos dicen: Basta de dudas estériles; trabajad y amad, ¡Un día, cuando hayáis cumplido vuestra tarea, la muerte nos reunirá!
Por la voz de los Espíritus, la voz de los muertos se ha hecho oír. La verdad ha salido de nuevo de la sombra, más bella y más esplendorosa que nunca. La voz ha dicho: muere para renacer, renace para engrandecerte y elévate con la lucha y el sufrimiento. Y la muerte no es ya una causa de espanto, , pues detrás de ella vemos a la resurrección. Así, ha nacido el Espiritismo. A la vez ciencia experimental, filosofía y moral, que nos proporciona un concepto general del mundo y de la vida basada en la razón y en el estudio de los hechos y de las causas, concepto más vasto, más esclarecido y más completo que cuantos les han precedido.
Las voces de nuestros hermanos mayores, nos dicen que recordemos que la vida es corta. Y que mientras dure debemos esforzarnos en adquirir lo que venimos a buscar, que es el verdadero perfeccionamiento. Luchando con valor contra las viles pasiones, y de vemos hacerlo con el Espíritu y el corazón, corrigiendo nuestros defectos, suavizando el carácter y fortificando la voluntad. ¡Que el pensamiento se aparte de las vulgaridades terrenales y se abra orientado hacia el cielo luminoso!,es eterno!

Trabajo realizado por Merchita, extraído del libro “Más Allá de la muerte” de Divaldo Pereira Franco y del libro “Después de la muerte” de León Denis

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ASISTENCIA AL OTRO LADO DE LA VIDA

Los trabajadores espirituales siempre están asistiendo en los peores momentos de la criatura, pero no siempre las orientaciones  que nos dan tienen resultados exitosos, pero aun así, tampoco son un fracaso, porque el contagio del bien, aunque rápido, siempre deja una agradable huella.

El reposo es una necesidad, en lo referente a las vacaciones en las Casas Espíritas, debemos recordar las palabras del Maestro, cuando afirmaba: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo también trabajo”.

La Sociedad Espirita que se mantiene en la realización de los postulados que pública, tiene estructuras que la defienden,  tanto de uno como de otro lado de la vida. Luego cabe a los dirigentes  tomar precauciones, mediante una mayor vigilancia  en tales ocasiones, que impidan la intromisión de perturbadores o enfermos  sin condición para permanecer allí. Prevenirse exageradamente del mal, es dudar de la acción del bien; el temor a actuar correctamente, constituye  ceder el campo a la insania. En estos días , cuando son mayores y más frecuentes los infortunios, los fracasos, los sufrimientos, se debe estar presente en el hogar de la caridad, a fin de poder prestar socorro no hay la menor duda que en los días de carnaval, de fiestas las vibraciones  son más perniciosas, por eso la providencias a ser tomadas  deberán tomarse con más fuerza, valor y energías saludables, para enfrentar las situaciones.

Se cuenta, que un abnegado servidor de la mediumnidad se quejó al dedicado Mentor sobre las luchas  que venia sufriendo, encontrándose casi sin fuerzas para proseguir. Las dificultades lo asediaban en la forma de familiares exigentes, amigos ingratos, conocidos insensibles para con el, fragilidad en la salud, interferencias espirituales negativas. Después de informar los fuertes impedimentos, rogó al Bienhechor que lo orientase en el procedimiento a seguir.

El amigo , a su vez, le narro: “Un ángel ofreció a un pupilo querido, que aprendía a dar el buen ejemplo, y que se encontraba en preparación para venir a la tierra, un paraguas, tiempo después le donó calzado de goma; mas tarde, le ofreció un sombrero y un impermeable sin darle ninguna explicación. De repente, comenzó a llover, torrencialmente  y el candidato a elevación grito: 1Angel bueno, esta lloviendo! ¿Qué hago? El sabio orientador le respondió sin demora: Use el material que le di… ha recibido la luz y el discernimiento del Evangelio, la revelación del espiritismo, el apoyo del Mundo Espiritual, no como premio,  sino como recurso de alto valor  parra los momentos difíciles que siempre llegan, ahora se desata la tempestad. Use los tesoros ocultos que ha guardado y no tema. Enfrente las borrascas que maltratan, pero que pasan.

El medico no ha de temer al contagio del enfermo, porque sabe defenderse; el sabio no recela del ignorante, porque puede orientarlo… Así el espirita, realmente consciente, que no se apoya en mecanismos de disculpa, enfrenta las vibraciones de bajo tenor, armado por el escudo de la caridad y protegido por la inspiración, partiendo hacia el servicio en el lugar  en que sea necesario, donde precisen de el… Así el Espírita consciente, que no se apoya en los mecanismos de disculpa, enfrenta las vibraciones de bajo tenor, armado por el escudo de la caridad y protegido por la inspiración superior que recibe de la oración, partiendo hacia el servicio en el lugar en que sea necesario, donde precisen de el.”

La muerte  del cuerpo no libera al Espíritu de permanecer atado al mismo, es perturbación breve o dilatada, las impresiones que se prolongan, como en el caso de las muertes violentas,  aturden al ser espiritual que oscila entre las dos situaciones vibratorias, la anterior y la actual, sin fijarse en una u otra. Llamado por lo afecto familiares; condensa fluidos que deberían diluirse, sufriendo; por estar en otra faja vibratoria, intentando alejarse de esas cargas aflictivas.

Los familiares siempre desean que los seres amados, se encuentren bien al otro lado, disfruten de felicidad y paz las que no siempre se hacen merecedoras.

La tierra está rodeada por fajas vibratorias concéntricas, desde las más condensadas hasta las más sutiles, distanciadas del movimiento humano en la Corteza.

Compuestas de elementos, son vitalizadas por las sucesivas  ondas mentales de los  habitantes del planeta, que sufren, de alguna forma la condensación perniciosa.  No obstante, son permeables a la fuerza psíquica de  más elevada estructura, que las atraviesa a fin de sintonizar con la constitución menos densa y que son portadoras de más intensa energía.

Por  el resultado del comportamiento  mantenido en el mundo y por algún proceso de sintonía, los desencarnados se imantan  a las que les son afines, gracias al tenor  de valores morales que caracteriza a cada uno.

Las fajas de condensación más fuerte, forman regiones densamente pobladas, donde es fácil encontrar los Núcleos de dolor  y aflicciones más primitivas, en donde los descuidados e irresponsables se detienen.

Esos reductos de penas a cumplir se multiplican en las áreas urbanas, donde los hábitos humanos son más promiscuos y las expresiones morales descienden a los estados primitivos bajo los impulsos  de las pasiones degradantes.

Esas multitudes, que viven  el estado errático inferior, deambulan, desenfrenadas y aturdidas, e integran centenares de millones de seres en transito. Los culpables y los caídos en las trampas de la liviandad, son trasladados por sus padres y verdugos desencarnados hacia lugares desérticos, cavernas y pantanales del planeta, donde los engañan y los maltratan en colonias  especialmente construidas por su maldad, haciéndoles imaginar que se tratan de purgatorios e infiernos, gobernados por verdaderos genios del mal, aunque transitorios, no dándose cuenta que fueron creados para la gloria del bien y del amor…

La vida mental, en esas esferas de intranquilidad y en sus colonias de terror, alcanza inimaginables expresiones  de vileza y primitivismo, donde la crueldad asume proporciones de insania imprevisible.

En muchos de estos sitios se organizan atentados sórdidos contra los hombres y se elaboran actividades cuyo  objetivo es la extinción del bien.

Luchan tenazmente contra los Emisarios de la Luz, a quienes no consiguen vencer jamás y que con inmensa frecuencia, penetran en sus regiones  en tareas libertadoras, demostrándoles con eso la fragilidad de su poder.

Los puestos de socorro cristianos, núcleos de apoyo y centros de ayuda se multiplican en ese campo de guerra,  sostenidos por abnegados agentes del bien  que están siempre dispuestos a la acción de la misericordia, cuando no pueden recurrir a los valores meritorios de los que ahí se detienen.

Debido a las cargas viciadas de los pensamientos vulgares que alimentan tales climas, los obreros de la fraternidad, que ayudan, sufren las condiciones del área de trabajo, pestilente, que asfixian y de las cargas magnéticas violentas que agitan las vibraciones condensadas.

Estos, son verdaderos cirineos que se sacrifican teniendo como objetivo el bien del prójimo, en dilatadas tentativas de merecimiento, bajo la contribución de renuncia personal y de sacrificio. Muchos de ellos poseen sentimientos de nobleza que los mueven al trabajo en otros campos más elevados y pacíficos, aun así prefieren detenerse donde el dolor es más agudo, aunque para ayudar deban sufrirlo…

“Existe, un gran progreso moral que florece en la Humanidad, que debemos tomar en cuenta.  Jamás hubo tanto interés de los hombres, por sus hermanos, con propósitos de ayudarlos a levantarse y marchar con dignidad. Las actividades que tienen por objetivo el ennoblecimiento del ser humano se multiplican. Las minorías raciales reciben respeto; los prejuicios son barridos del planeta; los derechos del ciudadano, aunque todavía vulnerados, son defendidos; la ecología consigue adeptos fervorosos; las clases menos favorecidas que padecen miseria socio-económica, ya no son despreciadas aunque aun no gocen de las consideraciones que todos merecen; los proletarios se hacen oír; se piensa en multiplicar  los órganos de asistencia social a los necesitados de todo orden; las leyes son más benignas y los estudiosos del comportamiento están  reconociendo más enfermedades que maldad en la criatura humana, lo mismo en aquellas que caen en los abismos de los crímenes más  hediondos; la libertad ya sustenta ideales de dignidad entre los pueblos… Son innumerables las conquistas morales de la Humanidad en poco más de ciento cincuenta años, que pronostican adquisiciones aun más relevantes con relación al futuro.

“Lo que ahora observamos, son reminiscencias del pasado de todos nosotros, que permanece reteniéndonos  en la retaguardia de las liviandades, aunque la voz y el magnetismo de Cristo nos estén conduciendo de las sombras hacia la luz, que ya comenzamos a entender y aceptar.

Ayer, estábamos sumergidos en los ríos oscuros de la ilusión, hoy nos encontramos en el margen bendito donde crece el equilibrio y la paz.

“Estas son horas muy importantes de la transición moral de la Tierra y de sus habitantes. Las legiones que se detenían en esas fajas, aun marcada por la barbarie, portadoras de los instintos agresivos que afloran, son conducidas a la reencarnación en masa, obteniendo la oportunidad de seleccionar la libertad o el exilio.

“Tengamos en mente, también que innumerables colonias de amor, en las proximidades de la Tierra, son de construcción reciente, frutos de abnegados apóstoles del bien que en la Corteza, son puntos de ayuda y además, son muchos los hogares que alentados por el mensaje espirita, las tinieblas se alejan bajo las claridades del estudio sistemático del Evangelio en familia, en una perfecta comunión superior de los hombres con los Espíritus Superiores.

Trabajo extraído del libro “En las Fronteras de la Locura” Divaldo Pereira Franco
Con mucho amor y cariño de Merchita

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