DIOS ES EL AGENTE INELUDIBLE PARA LA EXPLICACIÓN DE LA VIDA
En 1921, Albert Einstein fue perguntado por el rabino H. Goldstein, de New York, si creía en Dios, y replicó : "Creo en el Dios de Spinoza, que se revela por si mismo en la armonia de todo lo que existe, y no en el Dios que se interesa por la suerte y por las acciones de los hombres. Esa convicción, profundamente emocional en la presencia de un poder racionalmente superior, que se revela en el incomprensible universo, es la idea que tengo de Dios". (1)
A pesar de disgustar a los ateos, incorporaremos algunos argumentos más de grandes sabios de la ciencia humana: El genial Isaac Newton afirmó que "la maravillosa disposición y armonía del universo solo puede haber tenido origen segun el plan de un Ser que todo lo sabe y todo lo puede. Eso es mi último y más elevado descubrimmiento".
Voltaire habló para algunos fanáticos de su tiempo: " Yo creo en Dios, a pesar de todo lo que me dicen para creer en él". El filósofo de la Crítica de la Razón Pura- Emmanuel Kant- proclamó: " No creo en el Dios que los hombres crearon, sino en el Dios que creó a los hombres". Max Planck, fundador de la teoría cuántica, prefirió lo siguiente: " depués de mis investigaciones sobre el átomo, concluí que toda materia es originada y compuesta por una única fuerza." Tenemos que aceptar un Espíritu consciente e inteligente detrás de esta fuerza. No me avergüenzo en llamar a este Creador misterioso del mismo modo, como fue en todos los antíguos pueblos civilizados de la Tierra en eras pasadas: DIOS. Thomas Alva Edison, inventor de la lámpara eléctrica, con 2.332 patentes registradas, declaró: "tengo un enorme respeto y la más elevada admiración por todos los ingenieros, especialmente por el mayor de ellos- Dios".
Wernher Von Braun, principal investigador en el desarrollo de cohetes, admitió: "Cuanto más comprendiese la complejidad de la extructura atómica, la naturaleza de la vida o el camino de las galaxias, encuentra más razones nuevas para asombrarse ante los esplendores de la creación divina".
Deparamos otros contextos importantísimos para la comprobación de la existencia de Dios. Consideremos la obra “Seven Reasons Why a Scientist Believes in God By” (Siete razones por las que un científico cree en Dios) de autoria del cientifico Abraham Cressy Morrison, ex-presidente de la Academia de Ciencias de Nueva York, libro bastante consultado por expositores de varias religiones, inclusive oradores espíritas. En el libro, Cressy argumenta: “¿será que la Tierra, a Luna, el Sol, o el mar son producto de la casualidad ? Por medio del princípio matemático podemos demostrar que el mundo fue proyectado y ejecutado por una Gran Inteligencia de ingenieria. Hay una coherencia matemática para el equilíbrio y manutención de la vida. La Tierra tiene una inclinación de 23 grados, evento que permite las 4 estaciones: se no fuese inclinada, masas de aire oceánicas recorrerían de norte a sur y hielos antárticos escurrirían por la corteza, llevando todo en gran medida arrastrado , transformando el planeta en continentes de hielo.”(2)
La Tierra gira en su eje a 1.600 km por hora en el Ecuador; si girase a 160 km por hora, nuestros dias y noches serían diez veces más largos y el Sol posiblemente quemaría la vegetación de día, mientras que en la larga noche se congelaría cualquier brote que resistiese. Si la distancia a la Luna no fuese aproximadamente de 380 mil km, sino tan solo de 150 mil km, la vida sería imposible en la Tierra, porque la presión magnética que el satélite sobre los mares haría levantar olas tan elevadas, bañando los picos más altos del Himalaya, las maréas y pleamares destruirían enteramente la vida terrenal.
" La capa atmosférica tiene una espesura de aproximadamente 80 km; si fuese más estrecha 10 km, la vida en el orbe sería impracticable, pues son impactados sobre la Tierra diariamente cerca de 50 millones de aerolítos y meteoritos, que si no fuesen desintegrados en el cinturón atmosférico, ocurrirían incendios y destrucciones innumerables, y la vida en la Tierra sería imposible. Bastaría que el fonde del mar fuese más profundo, apenas 3 metros y la vida sería imposible, porque el oxígeno del aire sería absorbido y si acaso fuese más raso 2 metros, el gas carbónico, el argon, el xenon y el neón serían absorbidos por las aguas oceánicas, eliminando toda forma de vida".
La distancia que separa la Tierra del Sol es de casi 150 millones de km, posibilitandonos la apropiada sensación de calor, ni insuficiente ni demasiado para la vida, porque el Sol tiene una temperatura superficial de 6.648 º centígrados. Así, si la Tierra estuviese más próxima sería destruida por el calor; si estuviese más alejada, sería destruida por la falta de calor, de rayos ultravioleta e infrarojos, que mantienen el equilibrio metabólico de la vida orgánica.
La existencia de Dios es justificada por la Ley de exuberancia de la vida. Pero,¿Qué es la vida?.
Bien, la vida es un arquitecto admirable, que alza de las profundidades marinas los castillos de algas y de corales. La vida es un formidable escultor, que construye cada hoja y talla las ramas y contornos jamás repetidos en cualquier otra flor u hoja encontrada en la Tierra. La vida es un químico sublime, que confiere a cada fruta su sabor peculiar e inconfundible, y a través de las raices entramadas, no solo consigue convertir el agua en azucar y madera. La vida es un perfumista primoroso que transforma el húmus en fragancia.
¿Pero,donde está la vida?. La vida está en el aire, en la tiera, en el mar, en las montañas, en las flores, en las estrellas. La vida está en el protoplasma, una gota gelatinosa invisible al ojo humano, que en la cabeza de un alfiler cabrían 1 millón de gotitas. Si por casualidad, toda la vida- animal, vegetal y humana- desapareciese de la faz de la Tierra y quedase un solo protoplasma y un rayo de sol, el heliotropismo restablecería la vida a través de la ley de la fisión, y esa única gotícula se multiplicaría sucesivamente y en breve estarían los campos y prados reverdecidos, los mares y los rios poblados, la Tierra poblada, en la bagatela de solo algunos millones de años. ¡ Ah !, el proceso de surgimiento de seres humanos se dió aproximadamente en 50 mil años, y a pesar de eso puede ser considerado un tiempo corto, comparado con los 600 millones de años cuando surgieron los primeros seres unicelulares.
Dios descubre la inexplicabilidad del instinto de los animales. Veamos: El Juan-de-barro, por ejemplo, cuando llega la época del apareamiento, sube a un árbol y allí hace su nido; pero antes de poner la puerta, se posa en la rama más alta y se ubica en la dirección de los vientos, para descubrir de que dirección vendrán los vientos invernales con el fin de instalar la puerta del lado opuesto al vendaval, tratando de preservar a su prole. Y no se equivoca nunca en la dirección de los vientos.
El pez regresa al rio donde nació. Si fue alterado el afluente, él sabrá corregir la ruta y encontrar el lugar certero. ¿ El qué le dirige?. Y el prodigio de las anguilas (son peces en forma de serpiente). Las anguilas solo se reproducen en aguas profundas y frías. Cuando van a procrear abandonan todos los mares, los lagos, los ríos del mundo, y nadan en dirección de las aguas abisales de las Islas Bermudas. Allí procrean y mueren. Pero sus descendientes saben, por instinto, de donde vinieron sus padres y hacen el viaje de vuelta para habitar las aguas de donde vinieron sus antepasados. Los piscicultores y pescadores atestiguan que nunca localizaron extraviadas "anguilas americanas" en aguas europeas y viceversa.
El hombre tiene algo más que instinto animal- el poder de la razón. Ningún otro animal dejo nunca registrada ninguna habilidad para contar diez o incluso entender el significado de diez. Donde está el instinto, como en una única nota de flauta, bonita, pero limitada, el cerebro humano contiene todas las notas de todos los instrumentos en la orquesta. Gracias a la razón humana podemos contemplar la posibilidad de que nosotros somos lo que somos porque tenemos una centella de la Inteligencia Universal. Las provisiones para todos los seres son vistas como las maravillas de los genes. Tan minúsculos son los genes ( cromosomas), que si cada uno de los seres humanos fuese reducido a un cromosoma y todos fuesen colocados juntos, cabrían en un dedal de costurera. En el dedal serían colocadas todas las características individuales de 7 billones de humanos. La concepción de Dios vino de una facultad divina del hombre, única como el resto de nuestro mundo- la facultad de la imaginación. Dios es científica e imaginativamente comprobado.
El Sol tiene un volumen de 1.300.000 veces mayor que la Tierra; la Luna dista en torno de 380 mil kilómetros; Marte está cerca de 56.000.000 de kilómetros distante de la Tierra en la época de mayor aproximación; Capela es 5.800 veces mayor que nuestro planeta; Canopus tiene un brillo ochenta veces superior al del Sol. Solamente se ven ante el ojo 5.000 estrellas, o mejor, 2500, porque las otras 2.500 estarán al otro lado del planeta; si usamos de un binóculo podremos ver 15.000 estrellas; si usamos un telescopio doméstico, podremos ver 150.000 estrellas y si usamos el telescopio de Monte Palomar, podremos ver 30 millones de estrellas en nuestra Via Láctea.
A través del observatorio de radioastronomía de Alemania, observamos que nuestra Via Láctea tiene mas de 100 billones de estrellas. Existen trillones de galaxias mayores que la nuestra. La luz del Sol, viajando a una velocidad de cerca de 300 mil km/s, llega hasta aquí aproximadamente 7 minutos y 8 segundos después de haber partido de allí. Alpha de Hércules es una estrella 80 mil veces mayor que el Sol. Un cuasar llega a tener una radiación 300 billones de veces más potente que la del Sol; su luz recorre mas de 15 billones de años luz para llegar hasta nosotros !
Imposible explicar la vida sin la creencia en la existencia de un Planificador Consciente. Sería anticientífico e irracional conferir a la vida una procedencia aleatoria. Las características del universo y de los seres vivos son racionalmente esclarecidas a través de un Agente Inteligente, y no por normas físicas y procesos casuales enteramente fortuitos. La Doctrina de los Espíritus recusa la fe ciega y defiende, con contextos, la fe racional, conduciendo a las personas a no creer, simplemente por tener una creencia cualquiera, sino a saber, porque creen en algo. Una de la cuestiones espíritas básicas es demostrar científica y filosóficamente la existencia de Dios.
Imposible explicar la vida sin la creencia en la existencia de un Planificador Consciente. Sería anticientífico e irracional conferir a la vida una procedencia aleatoria. Las características del universo y de los seres vivos son racionalmente esclarecidas a través de un Agente Inteligente, y no por normas físicas y procesos casuales enteramente fortuitos. La Doctrina de los Espíritus recusa la fe ciega y defiende, con contextos, la fe racional, conduciendo a las personas a no creer, simplemente por tener una creencia cualquiera, sino a saber, porque creen en algo. Una de la cuestiones espíritas básicas es demostrar científica y filosóficamente la existencia de Dios.
Jorge Hessen
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Tened siempre presente la debilidad humana: es de vuestra naturaleza caer y cometer faltas.
Confucio
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Si creéis, pues, en un porvenir cualquiera, no admitiréis sin duda, que sea el mismo
para todos, pues de lo contrario, ¿cuál sería la utilidad del bien? ¿Por qué reprimirse, y no satisfacer todas las pasiones, todos los deseos,aunque fuese a costa de otros, puesto que no tendría consecuencias?
¿Creéis que semejante porvenir será más o menos feliz o infeliz según lo que hayamos hecho durante la vida y desearéis, por consiguiente, que sea lo más feliz posible, puesto que debe ser eterno?
¿Tendréis, acaso, la pretensión de ser uno de los hombres más perfectos que existen en la Tierra y de tener, por ello, el derecho de alcanzar sin dificultades la felicidad suprema de los elegidos? No. Luego admitís que hay hombres que valen más que vosotros y que tienen derecho a una mejor situación, sin que con eso estéis entre los condenados. ¡Muy bien! Colocaos, por un instante, con el pensamiento, en esa situación media que sería la vuestra, como lo admitís, y suponiendo que alguien os diga: “Sufrís y no sois tan felices como podríais serlo, mientras tenéis ante vosotros seres que disfrutan una felicidad perfecta, ¿queréis cambiar vuestra posición con la de ellos? –Sin duda responderéis: ¿y qué debo hacer para lograrlo?– Poco menos que nada, volver a empezar lo que hicisteis mal y procurar hacerlo mejor. –¿Dudaríais en aceptarlo,aunque fuese a costa de muchas existencias de pruebas? Pongamos una comparación más prosaica. Si a un hombre que, sin ser un pordiosero, sufre privaciones a causa de la escasez de sus recursos, se le dijese: “He allí una inmensa fortuna de la que podéis disfrutar,basta para ello, que trabajéis arduamente durante un minuto”. Aunque fuese el más perezoso de la Tierra diría sin titubear: “Trabajemos un minuto, dos, una hora, un día si fuere necesario. ¿Qué importa todo eso si voy a terminar mi vida en la abundancia?” Y en efecto, ¿qué es la duración de la vida corporal, comparada con la eternidad? Menos que un minuto, menos que un segundo.
Hemos oído hacer este argumento: Dios, que es soberanamente bueno, no puede condenar al hombre a empezar de nuevo una serie de miserias y tribulaciones. ¿Acaso se puede sacar la conclusión de que hay más bondad en condenar a un hombre a un sufrimiento perpetuo por algunos momentos de error, que ofreciéndole medios de reparar sus faltas? “Había dos fabricantes, cada uno de los cuales tenía un obrero que podía aspirar a ser socio de su principal. Sucedió que, en cierta ocasión, ambos obreros emplearon muy mal su jornada de trabajo, mereciendo por ello ser despedidos. Uno de los dos fabricantes despidió al obrero a pesar de sus súplicas, el cual no encontrando trabajo murió en la miseria. El otro dijo al suyo: perdiste un día y me debes otro en compensación. Ejecutaste mal tu trabajo y me debes reparación. Te permito que vuelvas a empezarlo; procura hacerlo bien y no te despediré y podrás continuar aspirando a la posición superior que te prometí”. ¿Hay necesidad de preguntar cuál de los dos fabricantes fue más humano? Y Dios, que es la misma clemencia,¿será más inexorable que un hombre? La idea de que nuestro destino queda eternamente decidido por algunos años de prueba, aun cuando no haya dependido siempre de nosotros la consecución de la perfección en la Tierra, tiene algo de doloroso, mientras que la idea contraria es eminentemente consoladora, pues no nos arrebata la esperanza. Así, pues, sin decidirnos ni en pro ni en contra de la pluralidad de las existencias, sin dar predilección a una hipótesis o a otra, diremos que, si podemos escoger, no existe nadie que prefiera un juicio sin apelación. Un filósofo dijo que si Dios no existiera sería necesario inventarlo para la felicidad del género humano; podría
decirse lo mismo de la pluralidad de existencias. Pero como dijimos,Dios no nos pide permiso, ni consulta nuestro gusto; esto es o no es.
Veamos de que lado están las probabilidades y examinemos la materia bajo otro aspecto, haciendo siempre abstracción de la enseñanza de los Espíritus y considerándola únicamente como estudio filosófico.
Es evidente que, si no existe la reencarnación, sólo hay una existencia corporal. Si nuestra actual existencia corporal es la única, el alma de cada hombre es creada al nacer, a menos que se admita su anterioridad, en cuyo caso se preguntaría lo que era el alma antes de su nacimiento y si ese estado no constituiría de alguna forma una
existencia. No cabe término medio: o el alma existía o no existía antes del cuerpo; si existía antes del cuerpo, ¿cuál era su situación? ¿Tenía o no conciencia de sí misma? Si no tenía conciencia era como si no existiese. Si tenía su individualidad, ¿era progresiva o estacionaria?
En uno y otro caso, ¿en qué grado se encontraba al ingresar en el cuerpo?
para todos, pues de lo contrario, ¿cuál sería la utilidad del bien? ¿Por qué reprimirse, y no satisfacer todas las pasiones, todos los deseos,aunque fuese a costa de otros, puesto que no tendría consecuencias?
¿Creéis que semejante porvenir será más o menos feliz o infeliz según lo que hayamos hecho durante la vida y desearéis, por consiguiente, que sea lo más feliz posible, puesto que debe ser eterno?
¿Tendréis, acaso, la pretensión de ser uno de los hombres más perfectos que existen en la Tierra y de tener, por ello, el derecho de alcanzar sin dificultades la felicidad suprema de los elegidos? No. Luego admitís que hay hombres que valen más que vosotros y que tienen derecho a una mejor situación, sin que con eso estéis entre los condenados. ¡Muy bien! Colocaos, por un instante, con el pensamiento, en esa situación media que sería la vuestra, como lo admitís, y suponiendo que alguien os diga: “Sufrís y no sois tan felices como podríais serlo, mientras tenéis ante vosotros seres que disfrutan una felicidad perfecta, ¿queréis cambiar vuestra posición con la de ellos? –Sin duda responderéis: ¿y qué debo hacer para lograrlo?– Poco menos que nada, volver a empezar lo que hicisteis mal y procurar hacerlo mejor. –¿Dudaríais en aceptarlo,aunque fuese a costa de muchas existencias de pruebas? Pongamos una comparación más prosaica. Si a un hombre que, sin ser un pordiosero, sufre privaciones a causa de la escasez de sus recursos, se le dijese: “He allí una inmensa fortuna de la que podéis disfrutar,basta para ello, que trabajéis arduamente durante un minuto”. Aunque fuese el más perezoso de la Tierra diría sin titubear: “Trabajemos un minuto, dos, una hora, un día si fuere necesario. ¿Qué importa todo eso si voy a terminar mi vida en la abundancia?” Y en efecto, ¿qué es la duración de la vida corporal, comparada con la eternidad? Menos que un minuto, menos que un segundo.
Hemos oído hacer este argumento: Dios, que es soberanamente bueno, no puede condenar al hombre a empezar de nuevo una serie de miserias y tribulaciones. ¿Acaso se puede sacar la conclusión de que hay más bondad en condenar a un hombre a un sufrimiento perpetuo por algunos momentos de error, que ofreciéndole medios de reparar sus faltas? “Había dos fabricantes, cada uno de los cuales tenía un obrero que podía aspirar a ser socio de su principal. Sucedió que, en cierta ocasión, ambos obreros emplearon muy mal su jornada de trabajo, mereciendo por ello ser despedidos. Uno de los dos fabricantes despidió al obrero a pesar de sus súplicas, el cual no encontrando trabajo murió en la miseria. El otro dijo al suyo: perdiste un día y me debes otro en compensación. Ejecutaste mal tu trabajo y me debes reparación. Te permito que vuelvas a empezarlo; procura hacerlo bien y no te despediré y podrás continuar aspirando a la posición superior que te prometí”. ¿Hay necesidad de preguntar cuál de los dos fabricantes fue más humano? Y Dios, que es la misma clemencia,¿será más inexorable que un hombre? La idea de que nuestro destino queda eternamente decidido por algunos años de prueba, aun cuando no haya dependido siempre de nosotros la consecución de la perfección en la Tierra, tiene algo de doloroso, mientras que la idea contraria es eminentemente consoladora, pues no nos arrebata la esperanza. Así, pues, sin decidirnos ni en pro ni en contra de la pluralidad de las existencias, sin dar predilección a una hipótesis o a otra, diremos que, si podemos escoger, no existe nadie que prefiera un juicio sin apelación. Un filósofo dijo que si Dios no existiera sería necesario inventarlo para la felicidad del género humano; podría
decirse lo mismo de la pluralidad de existencias. Pero como dijimos,Dios no nos pide permiso, ni consulta nuestro gusto; esto es o no es.
Veamos de que lado están las probabilidades y examinemos la materia bajo otro aspecto, haciendo siempre abstracción de la enseñanza de los Espíritus y considerándola únicamente como estudio filosófico.
Es evidente que, si no existe la reencarnación, sólo hay una existencia corporal. Si nuestra actual existencia corporal es la única, el alma de cada hombre es creada al nacer, a menos que se admita su anterioridad, en cuyo caso se preguntaría lo que era el alma antes de su nacimiento y si ese estado no constituiría de alguna forma una
existencia. No cabe término medio: o el alma existía o no existía antes del cuerpo; si existía antes del cuerpo, ¿cuál era su situación? ¿Tenía o no conciencia de sí misma? Si no tenía conciencia era como si no existiese. Si tenía su individualidad, ¿era progresiva o estacionaria?
En uno y otro caso, ¿en qué grado se encontraba al ingresar en el cuerpo?
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El desaliento ha hecho mucho más que cualquier otro agente para malograr los esfuerzos de la raza humana, estropear muchas vidas y truncar muchas carreras .
Orison Sweet Marden
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¡CONÓZCASE A SÍ MISMO!
El hombre para transformarse, necesariamente, pasará antes por el estadio del autoconocimiento, estableciendo para eso, como punto de partida un programa triple para que brille su luz que ocurre en el estadio de la actualidad, mediante la meditación, el estudio y el trabajo.
Los estudiosos nos dicen que con la meditación el estudio y el trabajo esos son los caminos que nos llevarán al autoconocimiento elevándose, de esta forma, al primero escalón en el sentido de su transformació n. En el quinto siglo antes de Cristo, Sócrates el extraordinario filósofo griego ya enseñaba esta virtud y decía: "antes de cualquier cosa, el hombre necesita conocerse a sí mismo."
Allan Kardec, también, procuró entender el autoconocimiento y consta en el Libro de los Espíritus en la pregunta 919 lo siguiente: "Y como hará el hombre para conocerse a sí mismo, alzar vuelo en su derredor" Respuesta de S. Agustín, otro sabio del pasado: "Cuando estuve en la Tierra, al final de cada día, interrogaba mí conciencia, pasaba revista a lo que había hecho y me preguntaba si no había faltado al cumplimiento de algún deber, si nadie tendría motivo para quejarse de mí; si hice a los otros lo que nos gustaría que hiciesen a mí.
Y, así, iba separando el trigo de la cizaña, en mí cosecha moral. Fue con este procedimiento que llegué a conocerme y ver aquello que en mí necesitaba de reforma." Agustín, meditó, estudió y trabajó conociéndose primero a sí mismo y, después, transformándose.
Por medio de la meditación, el hombre se vuelve para dentro de sí mismo, donde va a encontrar a su Cristo interno, conforme nos aseguró Jesús, el Maestro del Amor que dijo: "El reino de Dios está dentro de vosotros", y hoy, las ciencias de la mente humana confirma esta enseñanza de profundo significado espiritual.
Por el estudio serio y continuado de la Doctrina Espírita el hombre bebe en la fuente de la liberación de las preocupaciones vulgares y olvida las tribulaciones de la vida, pues es el estudio - en la siembra del aprendizaje - semejante a la plantación en que en los surcos sembrado desenvuelve las simientes multiplicadas centenas de veces.
Con el trabajo, se retiene el ministerio divino de la iluminación íntima, que funciona como un instructor de nuevas posibilidades en la escala de la evolución, consonante a la Ley del Progreso, que a todo impulsa para adelante.
En verdad en la mayoría de las veces buscamos a Dios donde sabemos que no podremos encontrarlo, sin embargo, si descubriésemos a Dios en nosotros encontraríamos este tesoro de luz y de amor.
Finalmente que podamos ejercitar los valores morales y espirituales poniéndolos en práctica en este momento grave de la civilización para formar el reinado de Jesús en la Tierra. ¡Piense en eso!
João Cabral
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