¿ESTÁ PROHIBIDO LLORAR?
Cuando un dolor muy grande llega a los corazones de los que se afirman cristianos y, en especial, de los espiritas, el se extravasa por los ojos, en gotas de llanto.
En esa hora, es muy común que los adeptos de la misma filosofía, amigos, parientes mostrarse admirados ante las lágrimas vertidas y formular cuestiones como:
¿Por qué estas llorando? ¿tú no eres espirita? ¿Dónde está tu fe?
Y los que lloran, ya con el alma despedazada, por el evento triste por el cual pasan, aun deben administrar esas actitudes que hieren la sensibilidad como lámina afilada.
Entonces, esos compañeros sufridos, que aguardaban un hombro amigo para llorar, un apretón de mano, un abrazo, pasan a sufrir en silencio.
Lloran por dentro. Porque por fuera les fue vetado, por censuras tontas y sin importancia.
¿Quién dijo que no se puede llorar ante un ser amado que parte para la patria verdadera?
¿Quién dijo que no se puede verter lágrimas cuando la carencia bate a la puerta, en los brazos del desempleo, cuando el hijo se envuelve con las drogas; cuando la ingratitud llega, con su cruel puñal?
Para los que elegimos como Modelo y Guía al Maestro Jesús y nos preocupamos en conocer Su biografía, encontramos en los Evangelios informaciones preciosas a respecto del dolor y de las lágrimas.
Al llegar a Bethania y tener noticia de la muerte de Lázaro, ante las interrogaciones que le dirige María, la hermana de Lázaro, Jesús se sienta sobre una piedra y llora.
¿Por qué habría llorado? Con certeza no por el amigo que sabia no estaba muerto, solamente en estado letárgico. Con todo, dejo que las lagrimas cayesen libres.
Tal vez había llorado por la incomprensión de las personas a respecto de quien El era, de los objetivos de la vida y de la certeza de la vida inmortal.
Cuando la Magdalena penetra en la sala del banquete, en casa de un cierto Simon, y derrama las lágrimas de su dolor, de su remordimiento, mezcladas con las de la alegría por haber encontrado el amor que buscaba hace tanto tiempo, Jesús no la reprende.
Antes, enseña al anfitrión: Simon, entre en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, sin embargo, los baño con sus lágrimas y los enjugo con sus cabellos.
En el trayecto doloroso al Gólgota, al depara con las mujeres de Jerusalén, que lloran la muerte del justo, del ser que bendijo a sus hijos tantas veces, Jesús Se detiene.
No las recrimina por estar llorando. Antes les dice que no deben llorar por El, que Se encamina para la glorificación en la cruz, más por ellas mismas y por sus hijos.
Se ve, por tanto, que el Modelo y Guía de la Humanidad jamás habló en contra de las lágrimas del dolor o del arrepentimiento.
Siendo así, es justo que cuando el alma se viste de luto y llore, cuando se envuelva en el manto del dolor.
El hecho de ser cristiano o de ser espirita-cristiano no nos transforma en criaturas insensibles. Al contrario, se aprende a sentir el dolor inclusive el dolor ajeno.
Lo que no es coherente es el desespero, la lástima, la queja.
¿Más, lágrimas? ¡Por qué no, si ellas traducen el estado del alma en lamento?
¿Por qué no, si el propio Cristo lloró? Él, el ser perfecto.
Pensemos en eso y seamos más auténticos y sensatos, con ponderaciones bien ajustadas sobre el dolor ajeno, que nos merece, además, todo respeto.
Al final, fue Jesús el que aleccionó: Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzaran la misericordia.
Redacción de Momento Espirita
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285 – ¿Se conocen los Espíritus por haber vivido juntos en la Tierra? ¿Reconoce el hijo al padre y el amigo a su amigo?
– Sí, y así de generación en generación.
– ¿Cómo se reconocen en el mundo de los Espíritus los hombres que se conocieron en la Tierra?– Vemos nuestra vida pasada y leemos en ella como en un libro, y viendo el pasado de nuestros amigos y de nuestros enemigos, vemos su paso de la vida a la muerte.
286 – Dejando el alma sus despojos mortales, ¿ve inmediatamente a sus parientes y amigos que la precedieron en el mundo de los Espíritus?
– Inmediatamente no es siempre la palabra; pues como os dijimos, necesita cierto tiempo para reconocerse y sacudir el velo material.
287 – ¿Cómo es acogida el alma a su regreso al mundo de los Espíritus?
– La del justo, como a un hermano muy amado, a quien de mucho tiempo se esperaba; la del perverso, como un ser que se equivocó.
288 – ¿Qué sentimiento experimenta un Espíritu impuro cuando llega otro Espíritu malo?
– Los perversos quedan satisfechos en ver seres semejantes privados de la dicha infinita; como sobre la Tierra, un bellaco entre sus iguales.
289 – ¿Salen a veces a nuestro encuentro nuestros parientes y amigos, cuando dejamos la Tierra?
– Sí, salen al encuentro del alma que estiman; la felicitan como al regreso de un viaje, si se libró de los peligros del camino, y la ayudan a desprenderse de los lazos corporales. Es un privilegio para los buenos Espíritus cuando los que estiman vienen a su encuentro, al paso que es un castigo para el impuro el que permanezca en el
aislamiento, o rodeado únicamente por los que le son semejantes.
290 – ¿Los parientes y amigos se reúnen siempre después de la muerte?
– Esto depende de su elevación y del camino que siguen para su progreso. Si uno está más adelantado y camina más aprisa que el otro, no podrán estar juntos; podrán verse a veces, pero sólo podrán estar reunidos para siempre cuando puedan alcanzar la igualdad en la perfección. Así la privación de ver a sus parientes y amigos es a veces un castigo.
ALLAN KARDEC.
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VIDENCIAS Y
COMUNICACIONES
Siguiendo nuestra costumbre de publicar todo lo bueno que sabemos respecto a Espiritismo, extractaremos una extensa carta que hemos recibido, dándonos cuenta de nuevas videncias y comunicaciones obtenidas por el médium, del que ya nos hemos ocupado en nuestro artículo “Protección espiritual”. Como la vida terrena es una serie de penalidades, conviene muchísimo leer y meditar las comunicaciones ultraterrenas que nos impulsan a la resignación y a la esperanza. Hay tanto que sufrir... que nos es muy necesario saber esperar, confiando en la misericordia de Dios y en el gigante esfuerzo de nuestra inquebrantable voluntad. Nuestro hermano nos habla en su carta de varias videncias en las cuales el médium no sólo ve figuras hermosísimas de Espíritus luminosos, cuya contemplación transporta al médium a otras regiones, sino que llegan hasta él palabras dulcísimas que le hacen comprender que, tras de la Tierra, hay otra vida de amor y de progreso indefinido. El médium, para obtener videncias y comunicaciones, se aísla por completo de las miserias humanas, se desprende de amargos recuerdos y de tristes pensamientos y sólo piensa en la grandeza de Dios. En varias sesiones, estando fuera de este mundo, ha escuchado las comunicaciones dadas por diversos Espíritus, que copiamos a continuación. * * * “Tanto como más humildes seáis, menos el mundo os conocerá, porque la humanidad quiere vanidad, fausto y cosas mundanas. Las distracciones de la Tierra son para los del mundo; vosotras ya encontraréis alegrías divinas en el reino de Dios. “Los humildes debéis sentir satisfacción en llevar vuestra cruz, sino ¿en qué os pareceríais al Maestro?, ¿en qué podrías acreditar que sois sumisos y resignados, y qué testimonio daríais al Padre de que acatáis su ley? Vosotros debéis ser como el navegante viajando en alta mar, que en medio de la borrasca ve venir las olas tan furiosas que parece que han de sumergir el buque: tras una ola viene otra y otra, pero el navegante resiste y lucha hasta vencer, porque sabe que le va la vida. ¡Ay de él si pierde la serenidad! “Así sois vosotros, las pruebas de la vida son borrascas y a veces parece que os han de anonadar. ¡Ay de vosotros si os desesperáis!; ¡pedid fuerzas y luchad con valor! Y así como el navegante pasada la tempestad goza días plácidos y alegres, cantando al compás del balanceo de su buque, así vosotros viviréis alegres y dichosos en el reino de Dios, cuando hayáis triunfado de vuestras pruebas y sufrimientos”. * * * “No esperes nada bueno de este mundo, porque muchos gustan de rendir culto a la vanidad y se apartan de la virtud. Ten valor y resignación para llevar la cruz de tu cautiverio. “Levanta tu pensamiento y recuerda la multitud de mártires, recuerda la calle de la Amargura, el monte Calvario, la Cruz, la Muerte. ¿Has llegado tú a tal extremo? Conforta tu voluntad, ama el dolor, ama los sinsabores y las angustias y acata la ley, que el Padre todo lo ha hecho bien, y un día, que será de siglos, todo se volverá luz, dicha y paz”. * * * “Venid a mí, que yo os haré elevar las oraciones al Padre. Le dais ahora gracias por lo que os satisface, está bien; pero dádselas también cuando estéis en tribulación y os abrume el dolor, y dádselas con serenidad y amor, que precisamente eso e lo que os eleva. “Rechazad toda clase de pensamientos que no os honren delante de Dios”. * * * “¿Qué pedís? ¿No tienes satisfecho el día de hoy? Da gracias a Dios. Si te sobrara algo podría perderse o hacerse un uso contrario a tus deseos. No pienses en mañana, que mañana será un nuevo día. Cuando así lo hagas y los sufrimientos, las pruebas y los dolores no te aflijan, ni te hagan caer, piensa que has dado un paso hacia tu perfección; mas si procuras para mañana y los sufrimientos te hacen perder la calma, piensa que aún estás en el mismo lugar”. * * * “Venid a mí los que estéis agobiados y os debata la tristeza, que yo os aliviaré y acudiréis al Padre, para lo cual no necesitáis riquezas ni títulos, sino abnegación, amor y sacrificios; pedidme, yo vendré, que procedo del Padre que nos ama a todos y está con nosotros si nosotros estamos con Él. “No os quejéis de vuestras pruebas, porque ¿quiénes sois vosotros para murmurar? Dad gracias a Dios y resignaos con la ley divina”. * * * “La Tierra que el Padre os ha cedido para vuestra depuración podría haceros felices, si todos, pobres y ricos, pensarais cada día: ¿a qué he venido a la Tierra? Pero habéis faltado y faltáis a la ley. Las pasiones, el orgullo y la crueldad se han apoderado de la humanidad y en lugar de hacer un edén de ese mundo que habitáis, lo habéis convertido en un infierno, y digo infierno porque en la Creación no hay otros infiernos que aquellos que los hijos rebeldes se crean, en donde sufren y en donde sufrís, porque en lugar de la paz tenéis la guerra, y en vez de amaros no os podéis sufrir los unos a los otros, y gran parte de la humanidad vive como las fieras: gruñendo y despedazándose, y el resultado de tal proceder son lágrimas, sangre, horrores, crímenes, sufrimientos, castigos y turbaciones, por siglos y siglos”. * * * “Si los que acatáis la ley divina queréis huir de la expiación y alcanzar días de paz, sed mansos y humildes de corazón y resignaos con vuestras pruebas, alejaos de la tentación y sed fuertes en la virtud y en el trabajo. Sembrad la paz y el amor para atraeros a los que combaten en esa lucha, en que como fieras se destruyen, que si lográis llevar la luz donde tantas tinieblas hay, mereceréis la recompensa de lo Alto”. * * * “Uníos vosotros estrechamente, y respetaos los unos a los otros, y observad... a aquellos que veáis que por su virtud, su humildad y su abnegación se hagan dignos de ser escogidos del Padre, tomadles por guías y seguidles, a fin de que ninguno de vosotros se extravíe y os hagáis todos aptos para entrar en el reino de Dios”. * * * “Guardaos de hablar cuando estéis tristes y abatidos por los dolores que sufrís en la Tierra, si vuestras palabras no son de alabanza a Dios, porque el Padre todo lo ha hecho bien según la ley de justicia; y así como los astros no pueden cambiar su curso, tampoco se puede cambiar nuestro destino. Cuando estéis tristes y abatidos retiraos a vuestro aposento y entregaos a la oración, y yo vendré y os consolaré, y otros también vendrán y os consolarán”. * * * “¿Por qué con tanto afán buscáis en la Tierra horas de calma y de paz? ¿No sabéis que no es morada de paz sino de luchas? Esperad siempre horas de pruebas y de sufrimientos, pero esperadlas con ánimo sereno y con valor, y así no os contrariarán tanto las luchas y pesares de la vida. “Vosotros que amáis tanto al Maestro, ¿no sabéis que Él en la Tierra no encontró ni una hora de paz? ¿Por qué anheláis tanto lo que no es de ese mundo? Acordaos que estáis en un paraje de pruebas, de expiación y de dolores; amoldaos al sufrimiento y resignaos para que podáis hallar la paz en el reino del Padre”. * * * “Todos los que queráis seguirme deberéis llevar vuestra cruz con amor, y no penséis que marchando de una parte a otra podáis escaparos de ella; a donde vayáis irá la cruz, y si queréis escaparos, tenéis que llevar dos, la de vuestra expiación y la de vuestra rebeldía”. * * * Hasta aquí las comunicaciones de los Espíritus, terminando la carta de nuestro hermano con la siguiente frase: “No nos esforzamos en demostrar la verdad de las manifestaciones que recibe este buen médium; sólo las exponemos, tal como resultan, a la consideración de nuestros hermanos, para que tomen lo bueno y dejen lo que no lo sea”. * * * Por nuestra parte creemos que estas comunicaciones merecen ser leídas y estudiadas, porque en todas ellas nos aconsejan lo más difícil, que es la resignación y la serenidad en la batalla de la vida. Todos sabemos dar consejos para que se resignen los otros, todos somos buenos marinos en tierra firme; pero cuando nuestro barco hace agua, la mayoría renegamos de haber nacido. Por eso cuando algunos descontentos alegan: los Espíritus siempre nos dicen lo mismo: que seamos buenos, humildes y resignados, decimos nosotros: ¿Y qué otra cosa nos han de expresar? Si lo que más falta nos hace es la bondad, la humildad y la resignación. El que no es bueno no ama a la humanidad, el que no es humilde no es tolerante, y el que no es resignado nada puede esperar en su propio progreso; por eso creemos que la prensa espiritista debe ser un raudal inagotable de dulces y consoladoras enseñanzas. Escriban los sabios sus observaciones científicas, levanten vuelo los Espíritus que saben leer en el alfabeto del infinito, pero guárdense unas cuantas páginas para llenarlas con las comunicaciones de los Espíritus que aconsejan a los atribulados tener calma en sus aflicciones y esperanza en su desconsuelo. Los terrenales, ¿qué somos?: náufragos en el mar de la vida. ¡Sean los Espíritus de luz nuestros pilotos!
Tomado del libro "Hechos que Prueban" de Amalia Domingo Soler
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El hombre instruido tiene siempre las riquezas en si mismo.
Fedro
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LA PROGRESISTA LEY DEL TRABAJOEl trabajo es una ley para todas las humanidades planetarias. Desde el ser más rudimentario hasta los Espíritus angelicales que velan por los destinos de los mundos, cada uno ejecuta su obra, cumple su parte en el gran concierto universal. Forzado y ordinario para los seres inferiores, el trabajo se torna grato a la medida que el espíritu se purifica. Es una fuente de gozo para el Espíritu adelantado, insensible a las atracciones materiales, ocupado exclusivamente con los estudios superiores. Es por el trabajo que el hombre domina las fuerzas de la naturaleza, y se preserva de la miseria. Es por el trabajo que las civilizaciones se forman, que se propagan el bienestar y la ciencia. El trabajo es el honor, es la dignidad del ser humano. El ocioso que se aprovecha del trabajo de los demás, sin producir nada, no pasa de un parásito. Cuando el hombre se ocupa de su tarea, las pasiones se calman. La ociosidad, por el contrario, las estimula, abriendo un vasto campo de acción para que se manifiesten. El trabajo es también un gran consolador, es un saludable preventivo contra nuestras aflicciones, nuestras tristezas. Calma las angustias de nuestro Espíritu y fecunda nuestra inteligencia. No existe dolor moral, decepciones o infortunios que no encuentren alivio en el trabajo. No existen vicisitudes que resistan a su acción prolongada. El trabajo es siempre un refugio seguro en la prueba, un amigo efectivo en la tribulación. Por el trabajo, los hombres se acercan los unos a los otros, aprenden a ayudarse, a unirse. De ahí a la fraternidad hay solo un paso. Cuando la sociedad romana, en la Antigüedad, deshonró el trabajo, llevándolo a la condición de esclavitud, resultó en su esterilidad moral y corrupción. El trabajo es Ley Divina, vinculado a la Ley del Progreso. A través del trabajo se produce el perfeccionamiento de los seres. El hombre, delante de las necesidades que percibe en el Mundo en que vive, pone en acción su inteligencia y produce mejorías en sus condiciones de vida. Es así que la Tecnología avanzó y sigue avanzando; que la Medicina trae, a cada día, nuevos e importantes descubrimientos para disminuir los dolores y curar enfermedades. Es así que se perfeccionan técnicas quirúrgicas, que se inventan artefactos, todo eso objetivando el bienestar del ser en la Tierra. Al surgir un problema, en seguida el hombre piensa y crea algo, sino es para solucionarlo, al menos minimizarlo. Pensando en su confort y en el deseo de belleza, todos los días el hombre crea nuevas y osadas formas arquitectónicas, embelleciendo el paisaje urbano. Máquinas son puestas a disposición para el cultivo de la tierra, la siembra y la cosecha con el mínimo de desperdicio. Todo eso es trabajo. Trabajo de quien suda la camisa, en el esfuerzo físico. También el trabajo de aquellos que elaboran las leyes, con el objetivo de preservar la vida, el planeta, de ofrecer mejores condiciones a la Humanidad. Por lo tanto, trabaja aquél que utiliza la fuerza física, así como aquél que pone su inteligencia en acción. Uniéndose, unos y otros, se alcanza el progreso más rápidamente. Y todo, gracias a la bendecida Ley del Trabajo. ¿Qué sería de nuestros días sin la bendición del trabajo? * * * El trabajo es vida, es la gloria, es la paz de la Humanidad. Dediquémonos, pues, a la investigación de las grandes cuestiones, al estudio de la naturaleza y a la propagación de la ciencia, divulgando por todas partes lo que consuela, anima y fortalece. Que en el mundo entero, unidos en la obra gigantesca, cada uno de nosotros se esfuerce a fin de contribuir para enriquecer la esfera de acción material, intelectual y moral de la Humanidad.
Redacción de Momento Espírita
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