domingo, 19 de abril de 2015

La Vejez (1ª parte)




                                                    AMOR Y DESEO

"El concepto en torno del cual el hombre es un animal sexual, peca, por lo exagerado. Naturalmente, las herencias atávicas imponen la fuerza del instinto sobre la razón, llevándolo a estados ansiosos o depresivos. No obstante, la necesidad del amor le es superior. Por falta de una equilibrada comprensión de la emotividad, deriva hacia las falaces sensaciones del deseo, en detrimento de las compensaciones de la emoción". Joana de Angelis -EL HOMBRE INTEGRAL-

Hay dos forjas direccionales que dentro del comportamiento humano podríamos considerar detentoras de un equilibro emocional deficiente o de una madurez sexual aún más precaria. Una sería la de aquellos individuos cuyas emociones son un torrente desatado que todo lo inunda (carácter visceral o en exceso apasionado); la otra, correspondería a aquellos otros que reprimen tanto el área de las emociones que, en parte interna e íntima, se asemeja a un arroyo de aguas estancadas, paralizadas de tanto castrar y "mutilar" las expresiones mínimas de afecto y cariño.

Ni mucho ni poco.

La cosa se complica aún más, cuando gran número de personas de la humanidad de la cual hacemos parte, confunde términos como "querer"/"desear" o "sensación"/"sentimientos"... En la pregunta nº 939 del Libro de los Espíritus, que quien ama es el espíritu y no el cuerpo. Con frecuencia - y sobre todo en la coyuntura social y cultural que actualmente vivimos- confundimos la realidad de los sentimientos verdaderos, con los primitivos impulsos de nuestra naturaleza carnal.

Cuando una relación es auténtica en esencia, traspasa con facilidad las exigencias de la parte animal, confundiéndose mínimamente ante los espejismos de la pasión, que tan sólo es una estimulación más o menos pasajera de los instintos. Si el afecto es real y puro (aún considerándonos espíritus imperfectos) traspasa las barreras del interés y las vanidades humana. Es firme e inalterable a los ataques de la envidia y los perjuicios atávicos de las mentalidades estrechas, así como de decrece con las distancias o el paso del tiempo.

Lo que sucede con frecuencia es que llamamos "amor" a muchas cosas que, más adelante, terminarán evaporándose en cuanto se van evaporando igualmente los fluidos de la pasión y la etapa "rosa" del enamoramiento. Pero "amor" es algo mucho más vasto (y a la vez mucho más simple) que "enamorarse"; pues entre hermanos o entre amigos, pueden haber mucha más unión afectiva que entre parejas propiamente dichas, que en la mayoría de los casos, son uniones con un alto porcentaje de compromisos cárnicos a la espalda. No estoy diciendo que el verdadero amor no pase por el aspecto romántico del enamoramiento, pues puede ser una etapa más en su expresión, sino que el sentimiento que llamamos "amor" - por ser, además, un estado del alma en tránsito a la perfección- es algo infinitamente multidimensional y se presenta o transcurre por diversas y múltiples expresiones; así como tipos de amor hay muchos más de los estandarizados en el complejo panorama existencial del espíritu humano.

Lo que no debemos hacer es basar toda una relación afectiva en los breves minutos del relacionamiento sexual (por mucho que nos hablen de la trascendental importancia del intercambio íntimo), en el sentido de que el cariño verdadero es el que no permanece restringido a las manifestaciones de la sexualidad, por importantes que sean, sino aquel que ve en el otro; así como hay otras manifestaciones y tipos de amor que no precisan de la vía sexual para su expresión, ya sea por revestir un carácter familiar en la actual encarnación, ya sea por las características espirituales que los definen.

Los amores verdaderos (y aquí incluimos cualquier tipo de unión o compromiso afectivo, tenga la forma que tenga) ya vienen, generalmente, enlazados y "cultivados" desde antes de la actual experiencia vital, en veteranas y lejanas ligaciones del pasado... Son aquellas personas que "siempre están ahí", aquellos que mejor nos entienden, (a pesar de nuestros errores), y que nos son leales a pesar del ritmo agitado y las desconcertantes vaivenes de la vida; son, podríamos decir, los elementos de apoyo con los cuales avanzamos mucho más "aligerados" por las pruebas y testimonios de cada día.
 
(Artículo originalmente publicado en el website de la Federación Espírita Española)




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              La Vejez

Por: Leon Denis



La vejez es el otoño de la vida; en su último
declive, es su invierno. Sólo con pronunciar 
la palabra vejez, sentimos el frío en el 
corazón;la vejez, según la estimación común
de los hombres, es la decrepitud, la ruina;
recapitula todas las tristezas, todos los 
males, todos los dolores de la vida;es el 
preludio melancólico y desolado del adiós final. En esto hay un grave error. Primero, por 
regla general, ninguna fase de la vida humana está totalmente desheredada de los dones de 
la naturaleza, y todavía menos de las bendiciones de Dios.
    ¿Por qué la última etapa de nuestra 
existencia, aquella que precede inmediatamente al coronamiento del destino, debería ser más 
afligida que las otras? Sería una contradicción y no correspondería con la obra divina, pues 
todo en ella es armonía, como en la viva composición de un concierto impecable. Al contrario,
la vejez es bella, es grande, es santa; y vamos a estudiarlo un instante, a la luz pura y serena 
del Espiritismo.
Cicerón escribió un elocuente tratado de la vejez. Sin duda, encontramos en estas páginas 
célebres algo del genio armonioso de este gran hombre; sin embargo, es una obra puramente
 filosófica y que contiene sólo puntos de vista fríos, una resignación estéril, y de abstracciones 
puras. Es en otro punto de vista que hay que colocarse, para comprender y para admirar esta 
peroración augusta de la existencia terrestre.
La vejez recapitula todo el libro de la vida, resume los dones de otras épocas de la existencia, 
sin tener las ilusiones, las pasiones, ni los errores. El anciano ha visto la nada de todo lo que 
deja; ha entrevisto la certeza de todo lo que va a venir, es un vidente. Sabe, cree, ve, espera.
Alrededor de su frente, coronada de una cabellera blanca como de una cinta hierática de los 
antiguos pontífices, alisa una majestad totalmente sacerdotal.
A falta de reyes, en ciertos pueblos, eran los Ancianos quienes gobernaban. La vejez todavía 
es, a pesar de todo, una de las bellezas de la vida, y ciertamente una de sus armonías más 
altas.
A menudo decimos: ¡ que guapo anciano ! Si la vejez no tuviera su estética particular, ¿a qué 
dicha exclamación?
No obstante, no hay que olvidar que en nuestra época, como ya lo decía Chauteaubriand, hay 
muchos viejos y pocos ancianos, lo que no es la misma cosa. El anciano, en efecto, es bueno 
e indulgente, ama y anima a la juventud, su corazón no envejeció en absoluto, mientras que 
los viejos son celosos,malévolos y severos; y si nuestras jóvenes generaciones no tienen ya 
hacia los abuelos el culto de otros tiempos es, precisamente en este caso, porque los viejos 
perdieron la gran serenidad, la benevolencia amable que hacía antaño la poesía de los 
antiguos hogares. La vejez es santa, es pura como la primera infancia; es por ello que se 
acerca a Dios y que ve más claro y más lejos en las profundidades del infinito.
Es, en realidad, un comienzo de desmaterialización. El insomnio,que es la característica 
ordinaria de esta edad, es la prueba material. La vejez se parece a la víspera prolongada. En 
vísperas de la eternidad el anciano es como el centinela avanzado en el límite de la frontera 
de la vida; ya tiene un pie en la tierra prometida y ve la otra orilla y la segunda ladera del 
destino.
De ahí esas "ausencias extrañas", esas distracciones prolongadas, que se toma por un 
debilitamiento mental y que son en realidad sólo exploraciones momentáneas del más allá, es 
decir, fenómenos de expatriación pasajera. He aquí lo que no se comprende siempre. La vejez,
 como tan a menudo decimos: es el ocaso de la vida, es la noche. El ocaso de la vida, es 
verdad; ¡ pero hay tardes muy bellas y puestas del sol qué tienen reflejos apoteósicos !. Es la 
noche, también es verdad; ¡ pero la noche es muy bella con sus adornos de constelaciones !,  
¡Como la noche, la vejez tiene sus Vías Lácteas, sus caminos blancos y luminosos, reflejo 
espléndido de una vida larga plena de virtud, de bondad y de honor!

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No te amargues con tu
propio fracaso ni se lo
cargues a otro, acéptate
ahora o seguirás
justificándote como un niño,
recuerda que cualquier
momento es bueno para comenzar y que
ninguno es tan terrible para claudicar.
-
 Pablo Neruda -


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        EN EL MÁS ALLÁ


  ALLAN Kardec, al codificar la filosofía Espirita, no dijo la ultima palabra, ni fijo conceptos definitivos.

Los seres del espacio, a través de distintas mediumnidades, han

venido descorriendo más

 y más el velo que nos oculta la vida 
en el Más Allá...

La vida en el Más Allá, consiste en un número de esferas 


diferentes que representan varios grados de luminosidad y 

felicidad, a cada una de 

las cuales vamos después de la muerte, según las condiciones 
espirituales que tenemos 

en vida. Allí somos juzgados, de una manera automática por una 
especie de ley espiritual 

que determina el resultado último por el resultado total de nuestra vida,
de suerte que 

la absolución o el arrepentimiento en el lecho de muerte son de poco provecho.

La vida es solo una preparación para estas esferas. En la Tierra nos aleccionamos y el mundo 
espiritual es el premio, nuestro verdadero hogar, nuestra verdadera vida: “el sol tras la lluvia”.

Muchas personas creen que las ideas que han dicho infinidad de espíritus son creaciones de 


la imaginación

y están equivocadas estas personas, allí existe lo que llamamos la cuarta dimensión,

las esferas son reales como las de la Tierra, en todo semejante. Solo el cambio de condiciones 
hace la diferencia.

Allí hay flores, frutas, bellos paisajes, animales y pájaros como entre nosotros. Las condiciones
materiales son diferentes.....



Para, formarnos una idea más exacta del reino de las almas, podemos figurarnos un infinito campo poblado de estancias y moradas, en cada una de las cuales viven inteligencias desencarnadas, realizando las obras a que les lleva la vehemencia de sus afectos, sus convicciones y sus anhelos.

Todas las manifestaciones de la vida en los planos físicos, son como una copia de lo que sucede en las eternas modadas donde guarda el Creador sus secretos casi incomprensibles para la mente humana terrestre.

Mientras nos hallamos en el cuerpo material, no nos hacemos una idea exacta, de lo que es en
realidad, la vida más allá de la muerte.

La muerte, nos creemos, que es una especie de liberación del Espíritu, y nada más. Las 
dificultades son bastantes, cuando desencarnamos. Entre el acto de perder el cuerpo físico y la iniciación de la reencarnación o de la elevación tenemos un tiempo, y el contenido de ese
tiempo reside en nosotros mismos. ¡Cuantos óbices a vencer!, ¡ Cuantos enigmas a solucionar!.

¡No debemos creernos a tono con la ley, por haber atendido a pequeños deberes de solidaridad humana, por haber recibido la manifiesta protección de un ser espiritual !. Debemos ayudarnos a nosotros mismos, en el desempeño de las obligaciones evangélicas. El Espiritismo no es solamente una gracia recibida, es también la necesidad de espiritualizarnos para alcanzar las esferas superiores.

El Evangelio de Nuestro Señor  Jesucristo no es solamente el conjunto brillante de enseñanzas sublimes, propias para ser comentadas en nuestras adoctrinaciones. Es Código de Sabiduría Celestial, cuyos dispositivos no podemos confundir.

La mente humana atrae ondas de fuerza, que varían de acuerdo con las emisiones que 
caracterizan sus actividades. El médium proyecta energías en busca de nuestro campo de acción y las recibe de la esfera espiritual con intensidad indescriptible.


Si no hay combinación fluidico- magnético entre el espíritu comunicante y el receptor humano, el intento solamente podrá realizarse parcialmente. El visitante, del otro mundo, depende de las organizaciones que lo acogen. 

Si el médium rehuye la obligación de mantener el equilibrio físico-psíquico, y si los compañeros que integran su grupo de trabajo se hallan distraídos, sin la precisa comprensión de los deberes que les competen, resulta impracticable el aprovechamiento de los recursos que nos ofrecen para el bien.

Los espíritus de la vida Superior, tienen necesidad de la cooperación elevada, para poder 
manifestarse en las obras de amor y de fe, en la misma forma en que las entidades del mal 
reclaman el concurso de baja especie de las criaturas perversas o ignorantes, en el escenario 
carnal.

Por mas que intenten los mensajeros espirituales describir la grandeza de las demostraciones 
del alma eterna en los oídos del hombre que permanece en el mundo, jamás encontrará
recursos con que exponer la realidad, el espíritu encarnado es incapaz de traducir la belleza 
celeste.

La sensibilidad desarrollada en la ciencia o en la virtud, la percibe como un relámpago fugaz, 
intentando aprisionarla en la palabra, en el sonido y en el color accesibles a la apreciación 
humana; pero los artificios de la inteligencia no son suficientes para fijar la claridad divina.

La infinita Sabiduría designa tribunales para juzgar a aquellos que no la conocen, porque la 
ignorancia reclama lecciones, a veces rudas, de los planos exteriores; pero los hijos del 
conocimiento santificante, se condenan o se salvan a si mismos.

Los sordos voluntarios exigen fenómenos clamorosos en el terreno de la expiación, para que se les desarrolle la acústica; y los ciegos de ese jaez piden medidas espectaculares, en los círculos del dolor, con el fin de que se les dilate la visión.

Para los que aceptan la gracia de la Revelación Divina, semejantes providencias son inútiles. La  propia conciencia labra en estas almas irrevocables arrestos.
Somos el fruto de nuestra siembra. Erramos y acertamos, aprendiendo, corrigiendo y 
perfeccionando siempre, hasta lograr la conquista del Supremo Equilibrio. Ningún aprendiz ha alcanzado todas las enseñanzas de una vez.

La muerte para el hombre que no ha alcanzado los altos niveles de la Humanidad, es una pausa bendita en la cual le es posible abrirse a la prosperidad en los principios más nobles.

Atesora en espíritu, para distribuir más tarde bendiciones de vida inmortal en las oscuras esferas de la reencarnación. Herederos de muchos siglos de experiencia carnal, al hombre le es imposible lograr la definitiva ascensión de un día para otro.

Es indispensable planear el bien, y realizarlo; sembrar la felicidad y recogerla, a costa de sudor y sacrificio en el trabajo personal. En la experiencia humana tenemos la siembra. En la vida Espirituial que nos es accesible comienza la cosecha. El favoritismo no existe en el Gobierno Universal.

La infinita Sabiduría solamente nos indica, a través de la Ley.

Hay Espíritus que se preparan en el mundo para la bendita primavera del trabajo pacifico en la esfera superior; y hay otros que se encaminan voluntariamente hacia el invierno de las
angustias y de las tinieblas, tan pronto como dejan el cuerpo carnal.

Todos aquellos que de alguna manera estuvieron juntos en unión fraternal, en comunión de 
intereses espirituales, constituirán la legión afectiva con la cual seguiremos adelante, 
distribuyendo el amor, la luz y la verdad. Nuestra acción mental en las estrechas líneas de la vida física, es un simple ensayo para las labores que esperan nuestra cooperación después de la muerte.


Sobresalen, a nuestro alrededor, multitud de necesidades de iluminación redentora. Es necesario no desanimarse ni estacionarse. Hemos de conquistar posibilidades valiosas de servir, por los conocimientos que hemos adquirido, y si las atenciones materiales terminaron con el atestado de óbito pasado al viejo cuerpo,las taréas edificantes prosiguen activas, reclamando nuestra atención. Formamos la caravana que jamás se disuelve.

Con las manos entrelazadas en la labor del bien, no reposaremos sino en el Maestro que de 
cerca sigue nuestra buena voluntad. Es necesario, encontrar la paz dentro de nosotros mismos, en la batalla por la victoria de la luz, tal como el Señor lo demostró perseguido y crucificado.

Hemos de alejar el descanso destructivo como el de aquellos que procuran el Cielo sin 
credenciales del Reino Divino en si mismos.

Lamentaremos, muchas veces, no poseer más amplio desenvolvimiento de la luz eterna; con 
todo, cualquier desaliento de nuestra parte en el esfuerzo salvador, significa indebida reacción  de nuestra voluntad caprichosa contra los soberanos y justos designios de Arriba.

No nos detengamos a examinar la exigüidad de nuestros recursos. Dilatémoslos utilizando las posibilidades que Jesús nos confió.

¡Cediendo a los impulsos que presiden nuestros instintos primitivos, nos despreocupamos de 
adquirir simplicidad y amor, paciencia y renunciación, resignación y esperanza; dadivas de la 
vida eterna que el Héroe Celestial nos ofreció a los pies de la Cruz!.

Nos impresionamos con el Salvador en las claridades sublimes de la Resurrección, pero 
olvidamos al Maestro Crucificado. Nos agrada disponer, pero desdeñamos la disciplina.

Ejercemos severo examen sobre los actos ajenos, sin establecer la más mínima vigilancia de
nuestro propio corazón. Nos entendemos perfectamente con el ruido y con la liviandad del 
mundo que envuelve nuestros sentidos inferiores, pero raramente nos comunicamos con el 
Espíritu Sublime de Cristo, en la propia conciencia.

Sabemos caer deprisa, pero difícilmente nos decidimos a levantarnos.

Nos adornamos con las flores de un día  y perdemos los frutos de la eternidad.
Nos habituamos a pedir bendiciones del Eterno y, cuando las recibimos, nos disponemos a 
dormir indefinidamente.

Llenamos la tierra de palabras brillantes, olvidando que la victoria, en el bien es más concreta 
en aquellos que oyen el consejo sabio y lo aplican.

Es por eso, que llegamos sin lámpara propia a las eminencias de la vida, incapaces de 
contemplar el brillo solar por nuestra deficiencia de luz.

Pero el todo Misericordioso jamás nos cierra las puertas del servicio de elevación.

Sin las cualidades que santifiquen el carácter, dignifiquen la personalidad, espiritualicen el 
raciocinio, e iluminen el corazón, es impracticable la felicidad en los más gloriosos mundos.
La lámpara puede ser tímida y pobre; no obstante si posee material equilibrado y perfecto para sincronizarse con la Sed de la Fuerza, producirá luz y belleza, en silencio.

Hemos de renovarnos, así, embelleciendo las posibilidades interiores, podremos comunicarnos con dl Supremo Donador de la Vida a través de los hilos invisibles del amor, que lo unen con el Universo infinito.

Dejemos que rujan las tempestades en el mundo, olvidemos las recordaciones violentas del 
pasado, y emerjamos del “hombre viejo” dirigiéndonos a lo alto y entonces irradiara nuestra luz brillante y pura.

¡Amemos el trabajo transformador! ¡La vida nada debe a los inútiles!

Somos ramas de la Vid Divina, y nuestra felicidad exige la savia inmortal que procede de las 
raíces profundas. Sin ese alimento, nos convertimos en gajos secos e improductivos.

¡Atravesemos valerosos esta hora de transición!. Reanimemosno en el Señor, y no 
desfallezcamos. Tenemos que cambiar el rumbo. No podemos avanzar con el alma a oscuras. 
Somos agraciados con la benevolencia de muchos amigos que rodean nuestro espíritu de 
atenciones y de ternura, pero en lo recóndito de nuestro ser, están las señales de nuestra falta 
de adaptación al Reino del Señor, que todos ambicionamos servir; antes de extenderlo a los 
demás, es indispensable construirlo dentro de uno mismo, no pasamos de ser mendigo de la luz.

Hemos de suplicar al Señor, que desarrolle nuestra visibilidad espiritual. Es necesario e ineludible nuestro reajuste antes de entregarnos a nuevas emprpesas.
El Señor es bondadoso con sus criaturas, no las fuerza a tener que esperar siempre.

En la reencarnación tenemos el más valioso instituto educativo. Una vez en el cuerpo físico, el 
hombre olvida los imperativos de su permanencia en los distintos grados de la preparación, y 
se dedica a la conquista de inutilidades o ventajas efímeras, cuando no se erige en un tirano o en un crítico de sus propios hermanos de lucha. Vicia su mente en la ociosidad ante la gloriosa bendición recibida, y muchas veces, abandona la escuela de la carne en deplorables condiciones morales, por las deudas adquiridas en el mal uso del libre albedrío; ante las leyes ineludibles que gobiernan la vida.

En vez de respetar las materias de servicio redentor y utilizarlas en beneficio de si mismo, los 
aprendices de la sabiduría, en la actuación terrenal, las utilizan con indiferencia en perjuicio 
propio, cuando no las aprovechan lamentablemente en la perpetración de faltas criminales.
Por tanto, cuando el alma deja el plano terrenal seguida de valores intercesores de la devoción  fraternal, por la buena voluntad que emostró a sus semejantes, le es permitido frecuentar las instituciones iluminativas más  allá de la muerte, con posibilidades en la acción práctica, entre los núcleos de entidades inferiores.

Se comprende entonces, que todos los conflictos de la lucha carnal  se revisten de sublimes 
finalidades.

Así como el suelo bruto ayuda al labrador y lo educa mediante el trabajo que lo mejora y 
enriquece, así también las inteligencias inferiores y rudas benefician a los espíritus Superiores 
en conocimientos y en virtud, cuando se interesan en la dilatación de sus propios poderes, como  en un grupo escolar el lucro legítimo pertenece a aquel que enseña y se dedica a la preparación de alumnos distraídos e ingratos.

“Cada espíritu es un mundo vivo en movimiento propio, con sujeción a las causas que creó para sí mismo en el curso del tiempo, gravitando en torno de la Ley   Eterna que rige la Vida Cósmica".

“Dos terceras partes de las criaturas humanas encarnadas en la superficie de la Tierra, se 
demoran en la jornada evolutiva que va de la Irracionalidad a la Inteligencia o de la Inteligencia a la Razón. La tercera parte restante se halla en tránsito de la Razón a la Humanidad.
Fuera del cuerpo terrestre, pero ligados al mismo plano, evolucionan millones de seres pensantes en las mismas condiciones.

“En esferas más elevadas del Planeta, otros miles de millones de almas se dirigen de la 
Humanidad a la Angelitud”.

“El proceso de la educación del ser hacia la Divinidad, tiene su base en la reencarnación y en el  trabajo incesante"

“El instituto de la compensaciones funciona igualmente para todos”.

“Nadie elude las leyes universales”.

“Los recursos de la dignificación de la individualidad permanecen a la disposición de la 
comunidad planetaria en las diversas escuelas religiosas de la Tierra; escuelas que se diferencian en el culto externo, pero que en el fondo y en esencia, se hermanan en la Fuente de la Eterna Verdad, en que la integración del Alma con la Luz Divina se realiza por intermedio del Supremo Bién".

“Jesús es el Ministro de lo Absoluto, junto a las colectividades que progresan en los círculos 
terrenales. Los grandes instructores del mundo, fundadores de distintos sistemas de fe 
representan mensajeros de El, que nos gobierna desde el principio”.
“Toda criatura humana posee en si misma las semillas de la Sabiduría y del Amor. Cuando 

ambiente esos divinos gérmenes dentro de si misma, y los desenvuelva ampliamente a través  de  los siglos incesantes, conquistará las condiciones del -sabio y del Ángel, que se revelan en
la sublime personalidad de los Hijos de Dios, en mayoría de edad divina".

Nadie podrá escapar a los imperativos del propio mejoramiento. Los espíritus holgazanes 
atrasaran su marcha deteniéndose en la rebeldía o en la inercia, y serán aprovechados, en la obra regeneradora o evolutiva, a la manera de los corrosivos que se sirven para las tareas de limpieza, utilizados por manos hábiles. Pero los hijos del arrepentimiento y de buena voluntad, encontrarán mil modos de actuar y servir, en el extenso campo del bien.

En las altas cimas, se congregaran asambleas de venerables benefactores a favor de millones de seres; pero ningún espíritu podrá sentarse en un trono que no edificó, ni brillará con lámpara ajena.

No podemos santificarnos de una sola vez, y si todos los pecadores se negaran a trabajar en el bien, alegando que se sienten malos e ingratos, ¿ cómo podríamos esperar una vida mejor en el mundo?. Si los espíritus comprometidos con la Ley no se deciden a colaborar en el rescate de sus propias deudas, por el  hecho de reconocerse deudores, jamás alcanzaremos la liquidación de las cuentas humanas.

El trabajo es una de las mayores bendiciones de Dios en el campo de las horas. Si realizamos el bien, el triste se reconforta, el criminal se regenera. Practicar el bien dando algo de nosotros  mismos, en las adquisiciones de alegría y felicidad para los otros, es el don sublime por excelencia, y en razón de eso, hemos de prepararnos para ser más expontáneos en el concurso fraterno, más eficientes y pronto en la acción de servir.

- Mercedes Cruz-

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MENSAJE MEDIÚMNICO : AMOR Y RENUNCIA

Queridos amigos: para poder atender a las exigencias de vivir de acuerdo a la voluntad de Dios necesitamos saber Amar y saber renunciar profundamente a toda esa vida vieja y anticuada que teníamos. Muchos de nosotros en el pasado nos creíamos el centro del mundo entendiendo que todo cuanto existía en la vida, tenia mas o menos importancia en la medida en la que se relacionaba con nosotros.

Ahora sabemos que formamos parte de la gran fila espiritual, que todos somos hijos de Dios y a consecuencia de ello surgen nuevos deberes y nuevas responsabilidades. 
Decíamos que tenemos que aprender a renunciar a las cosas materiales pero no solo eso, debemos también renunciar a nuestro ego para comenzar a formar parte del gran equipo de Jesús que se encarga de servir por Amor. atendiendo a las necesidades de nuestro prójimo. 

Antiguamente nosotros marcábamos nuestras vidas de acuerdo a con las metas que teníamos, eran los cines, los placeres, las salidas, los viajes, las vacaciones, todo ello giraba en torno a ese punto esencial de satisfacer nuestras necesidades nuestros socios nuestros placeres todo ello. Ahora nos damos cuenta de que si bien tenemos derecho a todo esto, surgen otras necesidades mas importantes; por que aumenta el hambre en el mundo, aumenta la violencia, aumenta la incomprensión, aumenta la depresión y los distintos problemas. Y somos nosotros las personas llamadas para atender a estos incendios sociales que amenazan con acabar con la poca paz que nos esta quedando.

Y en ese sentido debemos aprender nosotros a fomentar nuestra propia paz y entregársela al prójimo. Renunciando profundamente a nuestros hábitos, a nuestros deseos buscando mas bien satisfacer por Amor los deseos y las necesidades de nuestro prójimo. Esa es la renuncia bella que Jesús espera de nosotros.
Insultos, bendecimos ...
Calumniados bendecimos ...
Ignorados bendecimos ...
Atacados bendecimos ... 
De todas las formas dañados ...

Bendecimos por que esa es la solución mejor, la de esperar para que todos aquellos que no nos comprendan ahora lo hagan mas adelante. y que nuestras serenas actitudes sirvan de ejemplo para ellos.

No es fácil renunciar a las cosas a las que estamos acostumbrados, al confort, a los lujos, a la alegría que nos da el mundo, pero todo ello es necesario para encontrar una paz una alegría y un entendimiento superior en el ejercicio constante del bien al servicio de Jesús.

Este es el mensaje de hoy.

Alipio Gonzalez

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