jueves, 7 de julio de 2016

¿ Cómo es el alma animal?



               ¿Cómo es el alma  animal ?

Esta  cuestión depende  de la especie animal que se trate; esto es debido a los diferentes grados evolutivos de perfección psíquica  que diferencian las almas de unas especies de las de otras. Llega un momento en la evolución de la especie, que la energía del alma grupal se perfecciona de grado en grado y va dando vida y existencia a otras.
       El alma animal aun en especies muy evolucionadas e individualizadas, no conforma un  Espíritu semejante al humano, pero  sí tienen su particular espíritu  inmerso en otros niveles de evolución  particulares en  cada  especie. En el plano espiritual  se agrupan  por semejanza  evolutiva común y particular  dentro de un proceso evolutivo  que se desarrolla paralelo al del Ser humano, y en el transcurso de  esta evolución ( nos podemos imaginar billones y trillones  de años),  el  alma   animal  va madurando progresivamente desde formas y especies unicelulares cercanas al reino vegetal, hasta  otras  más evolucionadas en instinto e inteligencia para llegar a dar el gran paso evolutivo  que supone finalmente su transformación como espíritu recién llegado a una nueva reino hominal.
       Por  las experiencias que les proporciona la vida instintiva en la materia, el alma animal, tras un largo periodo de experimentación en determinada especie, va pasando progresivamente  a otros grupos un poco más evolucionados, y  así,  de grado en grado, finalmente llegan  a alcanzar la categoría de Alma humana, cuando tras el casi infinito proceso evolutivo anterior como alma animal instintiva e inconsciente ,su evolución le permite tomar  consciencia de su Ego,  y  una vez llegado a ese grado de madurez evolutiva y tras  un proceso de “reciclaje” y  transformación en el mundo espiritual , adquiere de ese modo, aún desconocido para nosotros, lo que se podría llamar    “ el Árbol de la Ciencia” o  “Chispa Divina” que   le da consciencia de sí mismo y le capacita para desarrollar el sentido moral, naciendo así como Espíritu humano recién creado, sencillo e ignorante, pero con un infinito potencial por desarrollar.   Este es uno de los grandes  secretos que todavía   no merecemos alcanzar los humanos debido a nuestro pobre nivel evolutivo, por lo que no dejo de señalar que  esta teoría no es  propia del Espiritismo, sino que solamente  es mi concepción particular de  cómo pudiera ser la transición del alma animal a la humana, y tal vez, algún día nos llegue en que se  comprenda  cómo es este paso evolutivo , o  bien se  demuestre que la verdad  sobre este punto es de otra manera.



   Este es uno de los grandes  secretos que todavía   no merecemos alcanzar los humanos debido a nuestro pobre nivel evolutivo, por lo que no dejo de señalar que  esta teoría no es  propia del Espiritismo, sino que solamente  es mi concepción particular de  cómo pudiera ser la transición del alma animal a la humana, y tal vez, algún día nos llegue en que se  comprenda  cómo es este paso evolutivo , o  bien se  demuestre que la verdad  sobre este punto es de otra manera.

    A diferencia del ser humano en el que las almas progresan por su voluntad, en los animales lo hacen por la  propia fuerza de la ley general de evolución, en su medio ambiente natural, en donde tras etapas milenarias van modelando su  particular inteligencia instintiva.
    El  Ser Humano considerado integralmente (cuerpo y alma),  al provenir  evolutivamente de una etapa animal, aún posee los rudimentos ,  instintivos  y emocionales  procedentes de la misma, que le acompañaron  antes de entrar en la  actual etapa humana  y aún le acompañarán durante un buen trecho de su camino evolutivo hacia otra etapa superior a la hominal. La cuestión es comprender ahora que  cuando por su madurez psíquica  evolutiva despertó la  consciencia de su  individualidad, se produjo un gran cambio en su  camino evolutivo anterior, y a partir de ahí comenzó a experimentar  las primeras sensaciones que le llevaron a sentir la presencia a su alrededor de algo superior que gobierna la vida y la muerte, y que en muchos casos dio el nombre de   Dios o de cualquier otro modo.
     Todas las almas animales poseen un  mayor o menor  grado de sensibilidad e inteligencia, pero la gran diferencia con el alma humana es la de que carecen de  las facultades inherentes en el hombre  que  posee  no solamente la facultad intelectual y la del razonamiento filosófico , sino también  la capacidad  volitiva y consciente, para  amar, o  para  crear  arte  y belleza, así como para poder llegar a  gozar  y a  percibir estados subliminales  de conciencia con su creación y contemplación.
No obstante habría que matizar que en el caso de  ciertos animales domésticos que conviven estrechamente con el hombre, (perros, gatos, etc)  estos llegan a desarrollar aunque a niveles mínimos, un cierto grado de “humanización”,  o mejor dicho, de un aspecto de lo que es la humanización, esto es,  un cierto grado de inteligencia desarrollada que les  diferencia  de otros congéneres silvestres y llegan a alcanzar  un desarrollo de personalidad equivalente a la de un niño de cinco años. Asimismo también suelen manifestar una gran capacidad para demostrar y manifestar una capacidad de sentimientos y emociones, que no dejan de asombrar a los seres humanos que los observan.  En los animales domésticos cuando son de especies psíquicamente más evolucionadas, se aprecian también diferencias de carácter entre los individuos  de cada  especie, pareciendo estar unos  mucho más capacitados en facultades  intelectivas que otros, e incluso algunos llegan a   mostrar cualidades morales que les aproximan a la humanidad, a la que a veces superan,  como son el cariño y la abnegación.  Siendo la materia por si  sola incapaz de amar y sentir, preciso es reconocer en esto una prueba de la realidad existencial del  alma   animal.
Tal vez  se podría considerar al Alma humana, como el único Ser naturalmente  híbrido de toda la  Creación, porque somos los únicos que gozamos de una doble naturaleza: la animal por nuestro cuerpo y  nuestros vestigios del alma animal  evolucionada procedente del reino animal, y la naturaleza  espiritual a la vez, en el sentido de que en nuestra etapa humana, somos los únicos Seres que  a la vez somos  en esencia un  Espíritu de orden superior  a  los de la escala animal .
Podemos pensar que el alma humana procede del  alma animal, si consideramos que el cuerpo humano está constituido por los mismos elementos químicos y constitucionales, ya que nacemos, vivimos y morimos de igual modo que los animales, por lo que nuestro  cuerpo espiritual   se debe haber formado bajo las mismas condiciones que  ahora están atravesando ellos.

Por nuestro pasado conservamos la naturaleza animal y como posteriormente adquirimos  naturaleza espiritual,  en el futuro,  por  normal evolución, nos iremos acercando cada vez más a la naturaleza del  mundo espiritual, que será nuestra meta y nuestro medio natural, al tiempo que nos iremos alejando  cada vez  mas de  nuestra anterior etapa existencial automática dentro  del reino animal .
Los preconceptos y los prejuicios pueden escandalizar a alguien por estas ideas en la que parece que la evolución es una inteligencia ciega y automática que tras un largo proceso va creando y desarrollando a las almas, dejando a Dios de lado aparentemente, pues no se le ve intervenir directamente en la creación del alma humana. Pero esto no es así, pues Dios, Inteligencia Suprema, “tiene sus métodos” y no somos quienes para determinar o juzgar como  debe crear a sus criaturas, y la evidencia es que la “herramienta de trabajo” que siempre utilizó para ello, parece ser que ha sido la ley establecida por El, desde toda la eternidad, y que se llama  Evolución.

- Jose Luis Martín -

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     MIEDO A LA MUERTE.

El miedo de la muerte resulta del instinto de conservación, que trabaja a favor del mantenimiento de la vida. No obstante, la vida es la conformación de todos los acontecimientos existenciales que ocurren durante la reencarnación – en el cuerpo – como afuera de él – en Espíritu.

El desconocimiento de la inmortalidad, las informaciones fragmentarias, las leyendas y fantasías, los misterios, la ignorancia, vistieron a la muerte de inusitadas e irreales expresiones, que no corresponden a la realidad. El fenómeno de la muerte responde al fatalismo biológico de las transformaciones moleculares del cuerpo. Con la desaparición de la forma, se sospechó que seguiría el aniquilamiento de la materia y no su responsable. Para atenuar el desconocimiento, se compusieron los funerales, las ceremonias y ritos fúnebres, ocultando la fase inevitable de la legitimidad Inmortal. Esos recursos son valiosos para los familiares, parientes y amigos que se desligan de las responsabilidades humanas, en la tierra y de los deberes afectivos para los que son desalojados del cuerpo. Para el Espíritu solo valen los sentimientos, las plegarias y vibraciones de auténtico afecto y honesta intercesión, especialmente los propios pensamientos y actos mantenidos durante la experiencia carnal.

En otras circunstancias, porque la fantasía concibió el Poder Divino con sentimientos arbitrarios y apasionados, que perdona y pone irremisiblemente, las consecuencias culpables temen su encuentro, oportunidad en que serán duramente castigadas, elaborando, inconscientemente, mecanismos de evasión. A veces se torna tan grave el miedo a la muerte, que al ser portadores de trastornos psicológicos se matan para no aguardar la muerte, en terrible actitud paradójica.

Si no hubiese muerte física, el sentido de la vida desaparecería, así como la finalidad de la lucha, de la conquista de valores y del desarrollo intelectomoral del ser.

Analizando la sobrevivencia – fenómeno natural y consecuencia de la vida – la existencia terrenal adquiere significado y la dimensión del tiempo, un gran valor.

Porque se ignora cuándo ocurrirá la fatalidad orgánica, cada minuto y cada a constituyen admirables bendiciones y deben ser utilizados con sabiduría y propiedad, para vivirlos intensamente.
La comprensión de la vida como un todo, hecho de etapas, estimula la conquista de los peldaños del progreso, más aun por su marcha ascensional. Si fuese limitada al período cuna- sepultura, todas las labores perderían su contenido ético y los esfuerzos se desvanecerían en la consumación de la nada. Considerando la energía psíquica valiosa y actuante, la mente, desligada del cerebro, prosigue independiente de él y la vida vibra. De ese modo, enfrentando con equilibrio el concepto de la sobrevivencia, la muerte desaparece y el miedo que pueda inspirar se transforma en comprensión para enfrentarla con una actitud psicológica saludable y rica de motivaciones, cuando ocurre naturalmente.
Vicio mental arraigado, el miedo del fin se convierte en esperanza de un nuevo principio.

Del libro “Autodescubrimiento”.
Espíritu Juana de Ángelis.
Médium, Divaldo Pereira Franco.


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ESPÍRITUS ERRANTES.

223 – ¿El alma se reencarna inmediatamente después de su separación del cuerpo?
– Algunas veces reencarna de inmediato, pero con más frecuencia después de intervalos más o menos largos. En los mundos superiores la reencarnación es casi siempre inmediata. Siendo menos grosera la materia corporal, el Espíritu encarnado goza allí de casi todas sus facultades de Espíritu y su estado normal es el de vuestros
sonámbulos lúcidos.
224 – ¿En qué se convierte el alma en los intervalos de las encarnaciones?
– En un Espíritu errante que aspira a su nuevo destino.


– ¿Cuál puede ser la duración de esos intervalos?
– Desde algunas horas a algunos millares de siglos. Por lo demás, hablando con exactitud, no hay límite extremo señalado para el estado errante, que puede prolongarse mucho tiempo; pero nunca es perpetuo, pues el Espíritu puede siempre, tarde o temprano, volver a empezar una existencia que sirve para purificar sus existencias anteriores.


– ¿Esta duración está subordinada a la voluntad del Espíritu, o puede serle impuesta como expiación?
– Es consecuencia del libre albedrío. Los Espíritus saben perfectamente lo que hacen; pero, para algunos es también un castigo impuesto por Dios. Otros piden la prolongación de semejante estado para proseguir estudios que sólo pueden hacer con provecho, como Espíritus.


225 – ¿La erraticidad es en sí misma señal de inferioridad en los Espíritus?
– No, pues hay Espíritus errantes de todos los grados. Ya dijimos que la encarnación es un estado transitorio; en su estado normal el Espíritu está liberado de la materia.


226 – ¿Puede decirse que todos los Espíritus que no están encarnados están errantes?
– Los que deben reencarnarse, sí; pero, los Espíritus puros que alcanzaron la perfección, no están errantes: su estado es definitivo.
Con relación a las cualidades íntimas, los Espíritus son de diferentes órdenes o grados que sucesivamente recorren, a medida que se purifican. En cuanto a su estado, pueden estar: encarnados, es decir, unidos a un cuerpo; errantes, esto es, libres del cuerpo material y esperando una nueva encarnación  para mejorarse y pueden ser Espíritus puros, es decir, perfectos y sin necesidad de nuevas encarnaciones.


227 – ¿De qué modo se instruyen los Espíritus errantes, pues sin duda no lo hacen de la misma manera que nosotros?
– Estudian su pasado y procuran los medios de elevarse. Miran y observan lo que ocurre en los lugares que recorren; oyen la palabra de los hombres más ilustrados y las advertencias de los Espíritus más elevados, y esto les proporciona ideas de que carecían.


228 – ¿Los Espíritus conservan algunas de las pasiones humanas?
– Los Espíritus elevados, al perder su envoltura física, dejan las malas pasiones y sólo guardan las del bien; en cuanto a los Espíritus inferiores, las conservan, pues de otro modo pertenecerían al primer orden.


229 – ¿Por qué los Espíritus, al dejar la Tierra, no dejan en ella todas sus malas pasiones, puesto que ven sus inconvenientes?
– En este mundo hay personas que son excesivamente envidiosas, ¿crees que tan pronto lo abandonan pierden sus defectos?
Después de su partida de la Tierra, les queda, sobre todo a los que han tenido pasiones dominantes, una especie de atmósfera que les rodea y les conserva todas esas cosas malas; porque el Espíritu no está completamente desprendido de ellas y sólo en ciertos momentos entrevé la verdad, como para mostrarle el buen camino.


230 – ¿Progresa el Espíritu en estado errante?
– Puede mejorarse mucho, siempre según su voluntad y su deseo; pero en la existencia corporal es donde practica las nuevas ideas que ha adquirido.


231 – ¿Son felices o infelices los Espíritus errantes?
– Más o menos, de acuerdo con sus méritos. Sufren los efectos de las pasiones cuyo principio han conservado, o bien son felices según están más o menos desmaterializados. En estado errante, el Espíritu entrevé lo que le falta para ser más feliz y procura los medios para alcanzar la felicidad; pero no siempre le es permitido reencarnarse como sería de su agrado, lo que entonces constituye un castigo.


232 – En estado errante, ¿pueden los Espíritus ir a todos los mundos?
– Según las circunstancias. Cuando el Espíritu deja el cuerpo, no está por ello completamente desprendido de la materia, y pertenece aún al mundo que ha vivido, o a otro del mismo grado, a menos que, durante la vida, no se haya elevado, y este es el objetivo a que debe dirigirse, pues en caso contrario, no se perfeccionaría nunca. Puede, sin embargo, ir a ciertos mundos superiores; pero estará en ellos como un extraño. Por decirlo así, no hace más que entreverlos, lo que le despierta el deseo de mejorarse, para ser digno de la felicidad que en ellos se goza y poder habitarlos más tarde.


233 – ¿Los Espíritus purificados van a los mundos inferiores?
– Van con frecuencia para ayudar a su progreso; pues sin eso esos mundos estarían entregados a sí mismos, sin guías para dirigirlos.

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.


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..Ocúpate de tus sentimientos, valorando la paciencia, la resignación, el coraje, ante los desafíos y la alegría de vivir, de manera que la salud integral se instale en tu interior y te proporcione bienestar permanente. 
Joanna de Ângelis / Divaldo Franco 

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TESTIMONIO DE UN ESPÍRITU

 DESENCARNADO


La Srta. Emma 


Fue ésta una joven que murió a consecuencia de un accidente causado por el fuego, y 
después de crueles sufrimientos. Alguien se propuso pedir su evocación a la Sociedad Espiritista de París, cuando se presentó espontáneamente el 31 de julio de 1863, poco tiempo después de su  muerte. 

“Heme aquí, pues, todavía en el teatro del mundo, a mí, que me creía enterrada para siempre con mi velo de inocencia y de juventud. El fuego de la Tierra me salvaba del fuego del infierno.^ 
Así pensaba en mi fe católica. Y si no me atrevía a entrever los esplendores del paraíso, mi alma 
trémula se refugiaba en la expiación del purgatorio, y rogaba, sufría y lloraba. Pero, ¿quién dio a, mi debilidad la fuerza de soportar mis angustias? ¿Quién, en las largas noches de insomnio y de fiebre dolorosa, se inclinaba sobre mi cabecera de mártir? ¿Quién refrescaba mis labios ardientes?
Erais vos, mi ángel guardián, cuya blanca aureola me rodeaba, erais vosotros también, queridos espíritus amigos, que veníais a decir a mi oído palabras de esperanza y de amor. 
“La llama que consumió mi débil cuerpo me despojó del afecto a lo que pasa, también morí 
viviendo de la verdadera vida. No conocí la turbación, y entré serena y recogida en el día radiante que envuelve a los que, después de haber sufrido mucho, han esperado un poco. Mi madre, mi querida madre, fue la última vibración terrestre que resonó en mi alma. ¡Cómo me complacería que fuese espiritista! 
“Me he desprendido del árbol terrestre como un fruto maduro antes del tiempo. Tan sólo 
me rozó  el demonio del orgullo, que punza a las almas de las desgraciadas arrastradas por brillantes triunfos y la embriaguez de la juventud. Yo bendigo la llama, que era una expiación. Semejante a esas ligeras nubecillas blancas del otoño, floto arrastrada en la corriente luminosa. No son estrellas de diamantes las que brillan en mi frente, sino las estrellas de oro del buen Dios.” 
Emma 



En otro centro, en El Havre, el mismo espíritu dio también espontáneamente la comunicación siguiente, el 30 de julio de 1863. 
“Los que sufren en la Tierra son recompensados en la otra vida. Dios está lleno de justicia y de misericordia para los que sufren aquí abajo. Concede dicha tan pura, felicidad tan perfecta, que no se debieran temer ni los sufrimientos, ni la muerte, si a las pobres criaturas humanas les fuera posible sondear los misteriosos designios de nuestro Creador. 
“Pero la Tierra es un lugar de pruebas, a menudo muy grandes, a veces sembradas de dolores muy punzantes. Resignaos a todo, si ellas os alcanzan, resignaos a todas ante la bondad suprema de Dios, que es Todopoderoso. Si os da una carga pesada para que la llevéis, si os llama a Él después de grandes sufrimientos, veréis en la otra vida, en la vida feliz, de cuán poca importancia son estos dolores y estas penas de la Tierra, cuando juzguéis de la recompensa que Dios os reserva, si vuestro corazón no ha pronunciado ninguna queja, ningún murmullo. Muy joven he dejado la Tierra. Dios ha querido perdonarme y darme la vida de los que han respetado sus voluntades. 
Adorad siempre a Dios, amadle con todo vuestro corazón. Rogadle sobre todo, rogadle firmemente: ese es vuestro sostén allá en la Tierra, vuestra esperanza, vuestra salvación.” 
Emma 


El Cielo y el Infierno o la Justicia Divina según el Espiritismo - 
Allan Kardec 
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INTUICIÓN DE LAS PENAS Y 

GOCES FUTUROS 



960 – ¿De dónde procede la creencia que se encuentra en todos los pueblos, de las penas y recompensas futuras? 
– Siempre es lo mismo: presentimiento de la realidad dado al hombre por el Espíritu encarnado en él; porque, sabedlo, no en vano os habla una voz interior. Vuestro error está en no escucharla lo suficiente. Si pensaseis en ella más a menudo, os tornaríais mejores. 


961 – En el momento de la muerte, ¿cuál es el sentimiento que predomina en la mayoría de los hombres: la duda, el miedo o la esperanza? 
– La duda en los escépticos endurecidos, el temor en los culpables y la esperanza en el hombre de bien.

 
962 – ¿Por qué hay escépticos, siendo así que el alma da al hombre el sentimiento de las cosas espirituales? 
– Hay menos de los que se creen: muchos se hacen los despreocupados por orgullo durante la vida, pero en el momento de la muerte, no son tan fanfarrones. La consecuencia de la vida futura es la responsabilidad de nuestros actos. La razón y la justicia nos dicen que, en el reparto de la felicidad a la que aspira todo hombre, los buenos y los malos no pueden ser confundidos. Dios no puede querer que los unos gocen sin trabajo de los bienes a que sólo con esfuerzo y perseverancia llegan los otros. La idea que Dios nos da de su justicia y de su bondad por la sabiduría de sus leyes, no nos permite creer que el justo y el malvado estén en un mismo nivel ante sus ojos, ni dudar que reciban un día, aquél la recompensa y éste el castigo del bien o del mal que haya hecho. Y por esto los sentimientos innatos que tenemos de la justicia nos dan la intuición de las penas y recompensas futuras. 

Allan Kardec 
Extraído del libro "El libro de los espíritus"

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