ENEMIGOS DE LA
HUMANIDAD
Un hombre, admirable por las cualidades de trabajo y por las hermosas virtudes del carácter, fue visto por los enemigos de la Humanidad que conocemos por Ignorancia, Calumnia, Maldad, Discordia, Vanidad, Pereza y Desánimo, los cuales tramaron, entre si, actuar contra él conduciéndolo a la derrota....
El honrado trabajador vivía feliz, entre familiares y compañeros, cultivando el campo y rindiendo gracias al Señor Supremo por las alegrías que disfrutaba en el placer de ser útil.
La Ignorancia comenzó a tramar la persecución, presentándolo al pueblo como mal observador de las obligaciones religiosas. Se insolaba en el trabajo de la tierra, lleno de ambiciones desmedidas para enriquecerse a costa del sudor ajeno. No tenia fe, ni respetaba las buenas costumbres.
El labrador activo recibió las noticias del adversario que operaba, desde lejos, sonrió con calma y habló con sinceridad:
La Ignorancia está disculpada.
Surgió, entonces, la Calumnia y lo denunció a las autoridades como espía de extraños intereses. Aquel hombre vivía, casi solo, para comunicarse mejor con una vasta cuadrilla de ladrones. El servicio policial le hizo minuciosas averiguaciones y al término del interrogatorio que lo vejó, la víctima afirmó sin odio:
La Calumnia estaba engañada.
Y trabajó con doblado valor moral.
Luego, más tarde, vino la Maldad, que lo atacó de más cerca. Comenzó la ofensiva, incendiándole el campo. Le destruyó maizales enormes, le perjudicó la viña, le ensució las fuentes.
Sin embargo, el operario incansable, reconstruyendo para el futuro, respondió sereno:
Contra las sombras del mal, tengo la luz del bien .
Reconociendo los perseguidores que habían encontrado un espíritu robusto en la fe, instruyeron a la Discordia que pasó a asediarlo dentro de la propia casa. Las provocaciones lo cercaron por todos lados y, en breve tiempo, hermanos y amigos de la víspera lo relegaron al abandono.
El siervo diligente, en esa ociasión, sufrió bastante, pero levantó sus ojos para el Cielo y habló:
Mi Dios y mi Señor, estoy solo, no obstante, continuaré actuando y sirviendo en Tu nombre. La Discordia será por mi olvidada.
Apareció, entonces, la Vanidad que lo buscó en los aposentos más íntimos, afirmándole:
¡Eres un gran héroe... Vencistes aflicciones y batallas ! ¡Serás visto por la multitud con la aureola de los justos y de los santos!...
El trabajador sincero la repelió imperturbable:
¡Soy apenas un átomo que respira. Toda la gloria pertenece a Dios!
Ausentándose la Vanidad con desilusión, entro la Pereza y, acariciándole la frente con manos traicioneras, afianzó:
Tus sacrificios son excesivos...¡Vamos al reposo! ¡Yá perdiste las mejores fuerzas!..
Vigilante, con todo, el interpelado replicó sin titubear:
Mi deber es servir en beneficio de todos, hasta el fin de la lucha.
Apartándose la Pereza vencida, el Desánimo compareció. No atacó de lejos, ni de cerca. No se se sentó en una potrona para conversar, ni le cuchicheó en los oídos. Entró en el corazón del diligente labrador y, después de instalarse hacia dentro, comenzó a preguntarle: 22
¿ Esforzarse para qué? ¿Servir por qué?
¿No ves el mundo está repleto de colaboradores más competentes?
¿Qué razón justifica tamaña lucha? ¿Quién lo mandó a nacer en este cuerpo? ¿No fue determinación del propio Dios? ¿No será mejor dejar todo por cuenta de Dios mismo? ¿Que espera? ¿Sabe acaso, el objetivo de la vida? Todo es inútil... ¿no se recuerda de que la muerte destruirá todo?
El hombre fuerte y valeroso, que triunfara en muchos combates, comenzó a oír las interrogaciones del Desánimo, se acostó y pasó cien años sin levantarse...
Espíritu Neio Lúcio
Medium Francisco Cândido Xavier
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"Quien dedica su tiempo a mejorarse a sí mismo, no tiene tiempo para criticar. "
( Aportación de Lorena Dorante )
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Los milagros en el sentido teológico
1. En su acepción etimológica, la palabra milagro (de mirari, admirar) significa: admirable, cosa extraordinaria, sorprendente. La Academia la definió así: Un acto del poder divino contrario a las leyes conocidas de la naturaleza.
En su acepción usual, dicha palabra ha perdido, como tantas otras, su significado primitivo, que en un principio era general y más tarde quedó restringido a un orden específico de hechos.
Según el concepto del vulgo, un milagro implica la idea de un hecho sobrenatural. En el sentido teológico, consiste en una derogación de las leyes de la naturaleza, por medio de la cual Dios pone de manifiesto su poder. Esa es, en efecto, la acepción vulgar, que se convirtió en el significado aceptado, de modo que sólo por comparación y en sentido metafórico se aplica a las circunstancias ordinarias de la vida.
Una de las características de los milagros propiamente dichos es el hecho de que son inexplicables, y que se realizan, por eso mismo, con exclusión de las leyes naturales. Tan firme es esa idea que se le asocia, que si un hecho milagroso llega a tener una explicación,
se dice que ya no constituye un milagro, por más sorprendente que sea. Para la Iglesia, lo que confiere valor a los milagros es justamente su origen sobrenatural, así como la imposibilidad de que sean explicados; y se afirmó de tal modo sobre ese concepto, que toda asimilación de los milagros a los fenómenos de la naturaleza constituye, para ella, una herejía, un atentado contra la fe; a tal punto que ha excomulgado e incluso quemado a muchas personas porque no quisieron creer en ciertos milagros.
Otra característica del milagro es el hecho de que sea insólito, aislado, excepcional. Tan pronto como un fenómeno se reproduce, ya sea espontáneamente o por un acto de la voluntad, significa que está sujeto a una ley, sea esta conocida o no, de modo
que ya no puede ser un milagro.
*. Desde el punto de vista de los ignorantes, la ciencia realiza milagros a diario. Si un hombre realmente muerto fuese devuelto a la vida mediante una intervención divina, habría un verdadero milagro, porque ese es un hecho contrario a las leyes de la naturaleza.
Pero si en ese hombre hubiera apenas la apariencia de la muerte, si le quedara algo de vitalidad latente, y la ciencia o una acción magnética consiguiera reanimarlo, para las personas ilustradas se habría producido un fenómeno natural, aunque para el vulgo ignorante el hecho pasara por milagroso. Si un físico lanzase en medio de un descampado una cometa eléctrica e hiciera que cayese un rayo sobre un árbol, seguramente ese nuevo Prometeo sería considerado como provisto de un poder diabólico. En cambio, si Josué hubiese detenido el movimiento del Sol, o aun el de la Tierra, ahí sí tendríamos un verdadero milagro, porque no existe ningún magnetizador dotado de suficiente poder como para que produzca semejante prodigio.
Los siglos de ignorancia fueron fecundos en milagros, pues todo aquello cuya causa se desconocía era considerado sobrenatural.
A medida que la ciencia reveló nuevas leyes, el círculo de lo maravilloso se fue restringiendo. No obstante, como la ciencia todavía no había explorado todo el campo de la naturaleza, una gran parte de él quedó reservada para lo maravilloso.
3. Expulsado por la ciencia del dominio de lo material, lo maravilloso se abroqueló en el dominio de la espiritualidad, donde halló su último refugio. El espiritismo, al demostrar que el elemento espiritual es una de las fuerzas vivas de la naturaleza, fuerza que incesantemente actúa en conjunción con la fuerza material, hace que regresen al ámbito de los efectos naturales los fenómenos que de él habían salido, porque como los otros, esos fenómenos se encuentran sujetos a leyes. Si lo maravilloso es expulsado de la espiritualidad, ya no tendrá razón de ser, y sólo entonces se podrá decir que la época
de los milagros ha concluido.
EL GENESIS
ALLAN KARDEC
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LAS INFLUENCIAS NEGATIVAS
Mercedes Cruz Reyes
Estando la sociedad del Mundo Espiritual constituida por aquellos que vivieron en la Tierra, aquí como allí, no faltan los ociosos, las mentes viciadas, los parásitos, los perseguidores inveterados, los crueles obsesores, los infelices de todas clases, que deambulan solitarios o en grupos, aislados en sí mismos o en colonias perniciosas, buscando presas irresponsables e inconscientes para efectuar el comercio de la vampirización.
En todas las circunstancias de la vida en que las expresiones antagónicas del desorden íntimo provocan tormentos, vínculos psíquicos con los desencarnados, conscientes o turbados por el trance de la muerte, generalmente, promueven largos procesos obsesivos y causan infelices estados de perturbación que son capaces de llevar a la delincuencia a la locura. La esfera de los llamados muertos siempre ha influido poderosamente en la actividad mental de los llamados vivos. Al penetrarse recíprocamente los dos continentes de la vida: el físico y el espiritual, es muy difícil establecer el marco divisorio, capaz de definir con precisión donde uno empieza y otro termina. Por eso, muerte es vida, y vida en el cuerpo no deja de ser muerte…
Los malos espíritus, pululan en la Tierra, por la inferioridad moral de sus habitantes. La acción maléfica de esos Espíritus es parte integrante de los flagelos con que la Humanidad se ve abrazada en este mundo. La obsesión que es uno de los efectos de semejante acción, así como las enfermedades y todas las tribulaciones de la vida, debe ser considerada como probación o expiación, y aceptada como tal.
Allan Kardec con los elocuentes testimonios de la inmortalidad del alma, de la comunicabilidad de los Espíritus, de la reencarnación y de las obsesiones, fue el que presento una terapéutica conveniente para ser aplicada en las influencias malignas de los espíritus ignorantes. A partir de la publicación de “El Libro de los Médiums” en enero de 1861, en Paris, se presenta todo un conjunto de reglas un notable esquema de las facultades mediúmnicos, y un seguro estudio del Espíritu en sus diversas facetas, que culmina con el examen de las manifestaciones espiritas, de la organización de Sociedades y de conferencias de los Espíritus Elevados, que trazaron rutas de seguridad para los que ingresen en la investigación racional de los fenómenos mediúmnicos.
La misión primordial de la Doctrina Espirita es el despertar al hombre para su naturaleza especialmente espiritual, ayudándolo a convivir con su mundo de apariencias y el de los seres del mundo invisible, que ejercen sobre nosotros una acción muy fuerte capaz de influir profundamente en nuestra vitalidad, en nuestro libre albedrio y hasta en nuestro destino, próximo o remoto.
El Espiritismo está destinado a liberar al hombre encarnado de la acción del medio que lo rodea, de modo que pueda determinarse, concientizarse de sí mismo y actuar bajo el comando de su libre albedrio. En una palabra, a mejorarse interiormente.
En el plano físico, el hombre se mueve oprimido por los intereses de sus semejantes, desde el núcleo familiar, que le exige renuncias constantes de sí mismo para que pueda convivir razonablemente con las personas que lo rodean.
Aquí en el plano físico el hombre domina la situación, pudiendo aceptar o no hacer las cosas. El proceso es abierto, las personas pueden ser analizadas, detectadas, incluso sentidas en su acción y puede decirse que nada ocurre, con su desconocimiento cuando se trata de una acción directa sobre su persona.
Sin embargo en el plano invisible o espiritual la cosa es bien diferente, nuestros sentidos no penetran en ese mundo esencial, y todo lo que pasa en él, no pasa por nuestro conocimiento. La acción de los Espíritus sobre los encarnados, en el diario vivir del ser humano, es desconocido por este, porque no puede ver, ni oír, ni sentir a los seres despojados del envoltorio carnal que nos aísla del mundo normal y primitivo.
Los malos espíritus explotan a los encarnados, pues tienen acceso, en todos los sentidos. Es muy importante la organización de una defensa para impedir la acción de esas mentes ocultas y perversas, para no caer bajo su dominio, lo cual es mucho más fácil de lo que se piensa.
Allan Kardec, en la cuestión 459 de El Libro de los Espíritus pregunto: ¿Influyen los Espíritus en los pensamientos y acciones de los encarnados? Y los Espíritus contestaron que su influencia es mayor de lo que pensamos, pues la mayoría de las veces son ellos los que nos dirigen.
El interés que mueve a los Espíritus inferiores a dominar la mente de los encarnados y conducirlos por los caminos que ellos desean llevarlos es a semejanza de la de los hombres, su interés es la satisfacción de sus instintos y de su orgullo.
Los espíritus ignorantes, situados en los planos inferiores de la otra vida, en cavernas, absorben las energías de los encarnados y les vampirizan la vida como si fuesen lampreas insaciables en el océano del oxigeno terrestre. Suspiran por el retorno al cuerpo físico, y persiguen las emociones del campo carnal con el desvarío de los sedientos en el desierto, absorbiendo reservas de fuerza de los seres encarnados que les dan calor, desprevenidos del conocimiento superior. Pues en el fondo, las bases económicas de toda esa gente, residen, aun, en la esfera de los hombres comunes, y por esto, defienden apasionadamente, el sistema de robo psíquico dentro del cual se sustenta, junto a las comunidades en la Tierra.
Es conveniente tomar conciencia de ese flagelo que atormenta a la humanidad, para encontrar métodos adecuados con el fin de despertarlas sobre el peligro que corren cuando tienen la mente desprevenida y el corazón cerrado dentro de sí mismos, cuando se dejan atrapar en esas trampas de las sombras.
Sin asustar a las personas, es necesario mostrar con las tintas de la realidad, cuantas y cuantas vampirizaciones y agresiones brutales son usadas en esas acciones nefastas de las sombras.
Pero, si el conocimiento de la materia está con nosotros, si el Espiritismo desde el inicio, se confiesa consciente de ese intercambio indeseable, si tenemos más de 150 años de estudios e investigaciones ¿Qué nos falta para enseñar a las personas, como analizar su pensamiento para identificarlo, y como defenderse de cualquier intromisión indebida de los seres desencarnados?
Sabemos que todos los viciados, toxicómanos, alcohólatras, etc., etc., son víctimas de ese asedio, sin excepción. Si tuviesen conocimiento anterior de ese intercambio, tal vez resistiesen y usasen la razón para rechazar una profundidad mayor de la dependencia, la subyugación impuesta por los Espíritus viciosos que comparten sus emociones y sensaciones groseras.
¡Cuántos hogares se desintegran bajo la intriga mental de Espíritus malhechores entre los familiares incautos!
Cuantas persona enferman e incluso desencarnan, bajo la acción magnética de mentes perversas, que ejecutan venganzas, o actúan para su propia satisfacción!
Ha llegado la hora de una cruzada esclarecedora en cuanto al intercambio entre los mundos visible e invisible, y son los espiritas los que pueden hacerla.
La Doctrina Espirita posee antídotos, terapias especiales para tan calamitoso mal de la obsesión. Repitiendo las enseñanzas de Jesús, distiende lecciones y rumbos para aquellos que se acercan a sus fuentes vitales.
El mundo de los encarnados y desencarnados se interpenetran, ya que entre ambos no hay barreras que los separen ni fronteras reales definidas.
Las orientaciones y socorros en su gran mayoría proceden del Mundo espiritual, obtenidos en sesiones realizadas con la participación de diversos miembros de la Unión Espírita Bahiana, presidida por José Petitinga, el amigo incondicional de Cristo. Es gracias a él que en el plano físico, se consiguió en cierto modo, acompañar las disposiciones socorristas dedicadas a miembros envueltos en tramas de la obsesión, y es estudiando esta laboriosa tarea, que intentaremos extraer los conocimientos, para desarrollar el tema de esta conferencia, que no es otra, que desarrollar la protección que podemos utilizar para preservarnos de las influencias negativas.
Todos los apuntes necesarios, se obtuvieron, con la valiosa cooperación de Petitinga y de las Entidades Superiores que ayudaron en aquel intento, que fue un coronado éxito merced a la Divina Misericordia.
Los nobles luchadores de la mediúmnidad, los infatigables servidores de las tareas de desobsesión, se dedican a los trabajos de socorro a los hermanos atribulados de ambos lados de la vida, cooperando con Cristo en la implantación de un Mundo Mejor al que todos aspiramos.
Incesantemente los Espíritus ejercen su acción sobre el mundo moral y físico, actúan sobre la materia y sobre el pensamiento y constituyen una de las potencias de la naturaleza, con ello una multitud de fenómenos se efectúan que son explicados racionalmente por el Espiritismo. Constantemente los hombres nos relacionan con los espíritus, los buenos nos impulsan hacia el bien, nos sustentan en las pruebas de la vida y nos ayudan a soportarlas con coraje y resignación. Los malos nos incentivan al mal: les produce gozo vernos sucumbir y asemejarnos a ellos.
Allan Kardec invitado a participar en la lid de la cultura y de la información, empuñando el bisturí de la investigación, esclareció, con una Filosofía Científica – El Espiritismo -, extraída de hechos debidamente comprobados, los misterios del oscurantismo, ofreciendo una terapéutica segura para las alineaciones torturantes, repitiendo las experiencias de Jesucristo junto a los endemoniados y enfermos de todo orden.
Clasificó como obsesión, a la gran mayoría de los disturbios psíquicos y elaboró procesos de recuperación del obsesado, estudiando a la luz de las reencarnaciones las causas anteriores de las aflicciones, valiéndose de un lenguaje condicente con la razón y experimentalmente demostrable.
La Codificación Kardeciano, monumento granítico levantado por los siglos venideros no resolvió el “problema del hombre”, puesto que solo al hombre le corresponde hacerlo. Sin embargo si ofrece las bases y direcciones seguras para que tenga una vida feliz, ética y socialmente armoniosa en la familia, en la comunidad donde fue llamado a vivir.
Con el advenimiento de la moderna Parapsicología, nuevos sucedáneos han sido creados para el espíritu inmortal y mientras los investigadores se demoran ante el problema de la designación nominativa que inspira debates y controversias, la Doctrina Espirita, aleccionando el amor y la fraternidad, el estudio y el conocimiento de la vida bajo la inspiración de los Inmortales, dilata los brazos y libera de los tejidos vigorosos de la obsesión, a aquellos que por imprevisión o probación, se dejaron arrastrar a los oscuros precipicios de la anarquía mental, perturbados o subyugados por fuerzas vengativas de la Erraticidad, prescribiendo las mismas directrices morales insertas en el Evangelio de Jesucristo, vivido en espíritu y Verdad.
EL Codificador afirmó que “el conocimiento del Espiritismo”, lejos de facilitar el predominio de los malos Espíritus, tendrá como resultado, a más corto u largo tiempo, cuando sea conocido por toda la Humanidad, el destruimiento de ese predominio, el de la obsesión, dando los medios de ponerse en guardia de las sugestiones de ellos. El se valió en innumerables veces, pese a ser un conocedor del Magnetismo, de diversos métodos de la Doctrina espirita para liberarlos con seguridad, a través de la moralización del Espíritu perturbador y del sensitivo perturbado.
La Obsesión según Allan Kardec, es el dominio que algunos Espíritus logran adquirir sobre ciertas personas. Es practicado siempre por espíritus inferiores que tratan de dominar, pues los buenos espíritus no infligen ningún constreñimiento, estos aconsejan, combaten las influencias de los malos espíritus y si no son escuchados, se retiran.
los Espíritus son las almas de los hombres, y desde todos los tiempos ellos ejercieron influencia saludable o perniciosa sobre la Humanidad. La facultad mediúmnica no es más que el medio para manifestarse. A falta de esa facultad, lo hacen por otras mil maneras más o menos ocultas”.
“Los medios de combatir la obsesión, aclara Allan Kardec, varían de acuerdo con el carácter que ella reviste”. Y elucida: “Las imperfecciones morales del obsesado constituyen frecuentemente, un obstáculo para su liberación”.
Aun hoy en día, la obsesión continúa siendo un escollo terrible para la paz y serenidad de la criatura humana. Los orígenes de la obsesión están en los pliegues del espíritu encarnado, hay obsesiones en escala infinita, y los obsesados consecuentemente, son de variedad infinita. La etiopatogenia de tales disturbios mentales, es más amplia que la clásicamente presentada, mereciéndose destacarse la denominación de causa carmica.
Viajero de la Eternidad, el espíritu conduce los gérmenes cármicos que posibilitan la convivencia con los desafectos del pasado, ofreciendo una nefasta comunión.
El odio no es solo el factor causante de la obsesión, ni tampoco es solo en la Tierra donde se localiza la obsesión, más allá de la sepultura, en las regiones dolorosas y aflictivas de imperioso reajustes , de impostergables despertar de conciencias, se enfrentan muchos verdugos y víctimas, donde comienzan las prosecuciones y subyugaciones psíquicas.
La obsesión bajo cualquier modalidad que se presente, es una enfermedad de largo curso que exige una terapia especializada de segura aplicación y de resultados que no es posible lograr apresuradamente.
Po tanto, los tratamientos de la obsesión son complejos, imponiendo una elevada dosis de renunciación y abnegación por parte de aquellos que se ofrecen o se dedican a tal menester.
Existe una fuerza capaz de producir resultados junto a los perseguidos encarnados o desencarnados, conscientes o inconscientes: la que deriva de la conducta moral al principio el obsesor no se da cuenta de ella; sin embargo al correr del tiempo, los testimonios de elevación moral que ofrece, confirmando la nobleza de la fe que procesa el servidor de Cristo, termina por convencer al verdugo de la elevación de principios de que se revisten los actos de su adoctrinador, acabando muchas veces, por dejar libre a aquel que lo afligía. además de la ejemplificación cristiana, la oración consigue colmar las ulceras morales de los asistidos, conduciendo bendiciones de armonía que apaciguan al desequilibrado, calmando en él la sed y la necesidad de paz.
No siempre se obtienen los resultados deseados, el tiempo, para la mayoría de los Espíritus, tiene poca significación. Persisten obstinados y con tenacidad implacable en los propósitos a los que se entregaron durante años, siguiendo es sus propósitos hasde despues de la muerte, esto es, porque en los tratamientos de obsesión, el resultado depende del paciente. Este debe esforzarse de inmediato, desde el principio del tratamiento de desobsesión, a modificar radicalmente su comportamiento, procurando ejercitar la práctica de las virtudes cristianas, y principalmente, moralizándose. La moralización del enfermo es esencial, considerando que al moralizarse, demuestra a su enemigo la eficiencia de las mejoras que ofrecen tal cambio de actitud para conseguir la felicidad.
Esta asistencia a veces es prolongada, pero siempre los Espíritus Superiores interesados en el progreso de la Humanidad, ofrecen también, valiosos recursos que constituyen elementos saludables y preciosos.
Sin tal amparo, toda incursión que se intente en el ministerio de la desobsesión, será improductiva y también peligrosa, por los resultados negativos que presenta.
Un espíritu luchador, debidamente preparado para efectuar la experiencia socorrista a los obsesados, es una dinamo potente que genera energía electromagnética, que al ser aplicada mediante los pases produce distonía y desequilibrios en el huésped indeseable, apartándolo y facultando en el enfermo la liberación mental necesaria para lograr una asepsia de carácter moral, reeducando la voluntad y meditando en oración un verdadero programa evangélico bien disciplinado, que en forma lenta pero segura, edifique una ciudadela moral de defensa en torno así.
Jesús frente a determinados perseguidores desencarnados afirmo: “contra esta clase de espíritus, solo la oración y el ayuno”, y después de atender las aflicciones de cada atormentado que Lo buscaba, prescribía, invariable e incisivo: “No vuelvas a pecar, para que no te suceda algo peor”
Generalmente desatendiendo los valores morales y espirituales, el obsesado pierde valiosas defensas en el alma un baluarte de difícil transposición. El Espiritismo, dedicándose al estudio de “naturaleza de los Espíritus” posee los anticuerpos y sucedáneos eficaces para operar la liberación del enfermo, aunque sabemos que depende esta liberación del propio enfermo, como en todos los procesos patológicos atendidos por las diversas terapéuticas médicas.
Siendo el obsesado un transgresor, un deudor, es imprescindible que se predisponga a la labor edificante para concretar su rescate frente a la Conciencia Universal, actuando de manera positiva, para atender a las sagradas imposiciones de la armonía establecida por el Excelso Legislador.
A pesar de los deseos de resarcirse moralmente el paciente, es imperioso que la renovación intima con sincera devoción hacia el bien, le confieran los títulos de amor y del trabajo, de forma a poder testimoniar su real modificación en relación a su conducta pasada, ofreciendo al acompañante desencarnado, su propia iluminación.
En este sentido, la intervención del auxilio fraterno efectuada por otros corazones dedicados a la practica de la caridad, es muy valiosa, puesto que ofrece al desencarnado la oportunidad de adquirir conocimientos a través de la psicofonía atormentada, de la cual puede extraer fuerzas para aprender, meditar, perdonar, olvidar…
Sin embargo, no es fácil, tal emprendimiento, dentro de los moldes necesarios. Son pocos los núcleos que se encuentran en condiciones, para atender la desobsesión, si tenemos en cuenta la tarea a desarrollar dentro de sus cuadros complejos….
En la desobsesión, la cirugía espiritual es necesaria, cuando no imprescindible, para alcanzar los resultados requeridos. Además de estos trabajos, existen otros que exigen abnegación y sacrificio por parte de los cooperadores encarnados, con entrega natural de amplia escala del valioso esfuerzo moral, para poder manipular las mínimas condiciones psicoterápicas en el recinto de socorro, a favor de los desvariados que hay que atender…
En este particular, la oración igualmente, y tal como la preconiza Allan Kardec “ es el más poderoso medio de que se dispone para remover de sus propósitos maléficos al obsesor”
Por eso, cualquier operación socorrista a la que seamos llamados, observemos la disposición moral de nuestro propio espíritu y oremos, elevando el pensamiento en busca de Jesús, para pedirle que nos facilite el concurso de los Buenos Espíritus, por medio de los cuales y solamente así, podremos ofrecer algo a favor de unos y otros: Obsesores y obsesados.
Examinando y sondeando el mundo interior constantemente, el enfermo, no se sorprenderá de un momento para otro con la mente en desaliño, atendiendo a las solicitudes de los desencarnados que le siguen desde el ayer, perturbados e infelices, procurando enloquecidos “hacer justicia con sus propias manos” transformados en verdugos de su serenidad.
Trabajando en el bien con esfuerzo y perseverancia, para que el ejemplo propio y la lucha cancele la deuda – enfermedad que te martiriza_ se liberara de la dura prueba, antes de que deba continuar afligido, por la senda dolorosa… y purificadora.
En cualquier circunstancia, corresponde al noble ejercicio de la mediúmnidad bajo la advocación de Jesús, y a la sublime labor desarrollada en las sesiones serias de desobsesión, el indeclinable menester de auxiliar a los que padecen obsesión, en el sentido de modificar las expresiones de dolor y angustia que están en vigencia en la Tierra atormentada de nuestros días.
El intercambio entre los Espíritus y los seres de la Tierra en actitud persecutoria es paralelo al vigente entre los hombres y los que perdieron la indumentaria física.
También existe el mal ocasionado de encarnado a encarnado.
El pensamiento es siempre dinamo vigorosa que emite ondas y que registra vibraciones, en permuta ininterrumpida que se lleva a cabo en las diversas bandas que circundan la Tierra.
Hay mente viciadas y atormentadas, esclavas de la mono idea obsesiva que muchas veces, sincronizan con otras mentes desprevenidas y ociosas, generando una presión devastadora.
Es necesario observar los diversos problemas que nos afligen, a fin de seleccionar los que proceden de parte del alma encarnada y los que se vinculan a los cuadros aflictivos del mundo espiritual.
Tanto el odio como el amor desvariado, constituyen los elementos generadores de esas enfermedades especiales, de esas obsesiones. El odio, por la fijación prolongada de la idea de venganza, crea un acondicionamiento psíquico que emite ondas en línea recta hacia el ser generador de ese sentimiento, si no se encuentra debidamente amparado en los principios superiores de la vida capaces de destruir las ondas invasoras, termina por dejarse encadenar. Y el amor desequilibrado que se convierte en pasión cruel, debido al tormento impuesto, por la posesión fija del objeto deseado, conduce al espíritu atormentado a visitar el alma del atormentador durante los periodos del sueño reparador.
En cualquier hipótesis, las directivas clarificadoras de Jesús, son rutas y vehículos de luz libertadora para ofrecer a unos y a otros, obsesos y obsesores, los medios de superación.
La exhortación de Allan Kardec en torno al trabajo es de una eficiencia nada común, porque el trabajo edificante es un mecanismo de la oración trascendental y la mente que trabaja, se sitúa a la defensiva. La solidaridad es como una usina que produce fuerza positiva de amor y como el amor es causa motriz del Universo, aquel que se vincula al proceso de la solidaridad, sintoniza con los instructores del orden que dirigen el Orbe. Y la tolerancia, que es la manifestación de ese amor en forma de piedad edificante, se transforma en coraza de luz, vigorosa y maleable, capaz de destruir los dardos del odio pertinaz a los proyectiles del deseo desordenado, por cuanto, en la tolerancia fraterna, se anulan las vibraciones negativas de esta o aquella procedencia.
Es así que la trilogía recomendada por el Insigne Codificador, refleja la acción, la oración y la vigilancia preconizada por Jesús. Procesos edificantes de salud espiritual y puente que eleva al viajero sufriente de la Tierra a las planicies redentoras de las Esferas Espirituales, libres de toda constricción y angustia.
Para que alcanzar la plenitud de la armonía intima, es menester la oración con el cariño y la devoción con que la madre atiende el sagrado deber de amamantar al hijo.
La oración es una lámpara encendida en el corazón, clarificando la intimidad del alma.
El Espíritu encarcelado en la indumentaria carnal tiene necesidad de la comunión con Dios, por medio de la oración, tanto como el cuerpo necesita del aire puro Para proseguir la jornada.
Atribulado por las imperiosas necesidades diarias, el hombre desatento se deja llevar por la inestabilidad emocional, debilitando las resistencias fisiopsiquicas a las arremetidas de la perturbación espiritual.
En la Tierra, vivimos cercados por aquellos que nos procedieron en la gran jornada de la desencarnación.
En razón de eso, somos lo que pensamos, permutando vibraciones que se armonizan con otras vibraciones afines. Debido a las imposiciones del renacimiento, el hombre es llevado a la depresión, a la exaltación, vinculándose a los pensamientos vulgares compatibles con las circunstancias del medio, situación y progreso.
Por tanto se hace necesario, e imprescindible el ejercicio habitual de la oración mental para fortalecer las fulguraciones psíquicas que llegan al cerebro, haciendo de nuestra vida normal un vehículo para la propagación de pensamientos superiores.
Mientras el hombre descuida la preservación del patrimonio divino dentro de si mismo, los verdugos de la paz rodean su residencia carnal, amenazando su felicidad.
Estando endeudados con ellos, es necesario ayudarlos con los recursos valiosos de la virtud, marchando por sendas honestas, aun cuando las zarzas y espinas del camino hagan sangrar los pies.
Es necesario el ejercicio de la oración, meditando sobre las impostergables necesidades de liberación y progreso.
El cultivo de la bondad, extendiendo los brazos con indulgencia a fin de guiar a los que prosiguen desatentos e infelices, esparciendo animadversión y diseminando la locura.
Renovación de disposiciones intimas, y cuando se tenga la oportunidad de hablar con esos seres que nos perturban de mente desequilibrada, ungirse de amor y comprensión, ayudándoles cuanto sea posible, con humildad y renunciamiento.
El Maestro antes de ser visitado por los verdugos espirituales de las Zonas Tenebrosas, se recogía en la oración, recibiéndolos con caridad fraternal.
Trabajando infatigablemente por el bien de todos, con el corazón dispuesto a auxiliar y con la mente puesta en Jesús, comulgando con las Esferas Elevadas absorberás las fuerzas necesarias para vencer todas las agresiones de que puedas ser víctima, y sentirás que orando y ayudando, la paz continua contigo.
Utilice siempre la Doctrina Espirita como medida profiláctica, aplique la paciencia y la comprensión, la caridad de la buena palabra y del pase, el gesto de simpatía y de cordialidad; sin embargo, y con el pretexto de la bondad, no concuerde con el error al que él se aferra, con la pereza mental, en que se mantiene, ni con la rebeldía constante en la que pueda encerrarse.
Las relaciones con los espíritus inferiores exigen cierta seguridad de ideas, tacto y firmeza. Todos los hombres no son aptos para obtener de estas relaciones los buenos efectos que se desean esperar. Hay que poseer una verdadera superioridad moral para dominar a estos espíritus, reprimir sus desvíos y dirigirles por el buen camino del bien. Esta superioridad solo se obtiene con una vida exenta de pasiones materiales.
Se necesita un conocimiento práctico del mundo invisible, con el fin de poderse guiar con seguridad en medio de las contradicciones y de los errores de estos espíritus ligeros.
Solo aquellos que saben perseverar sin postergar el trabajo de edificación interior, se hacen acreedores de la asistencia de los Espíritus interesados en la siembra de la esperanza y de la felicidad en la Tierra – programa sublime presidido por Jesús, desde las Altas Esferas.
Por eso y en conclusión: hemos de aprender a respetar el derecho ajeno, y ante el sufrimiento, no olvidar nunca al Maestro en la Cruz, olvidando todo mal y ejerciendo el ministerio del perdón. Amemos al enemigo, hasta el punto de cambiar para mejor servirle de ejemplo y así poder incitarle a seguir nuestro ejemplo. Y hacerles reflexionar, sobre el mal que hacen, para que tomen conciencia, de su error, cambiando para mejor.
Trabajo extraído por M.C.R. del libro “Entretelones de la obsesión” de Divaldo Pereira Franco
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¿La existencia de los fenómenos paranormales sugiere que hay otra realidad inmaterial?
La respuesta a esta cuestión siempre resulta muy ambigua e incompleta, porque es tan amplio y extenso el campo de investigación en cuanto a variedad de fenómenos, que haría falta todo un tratado para abordar tan amplio tema, pero por ellos queda claro que existe otra realidad diferente a la realidad de la materia.
La Parapsicología hizo una clasificación y diferenciación de los fenómenos paranormales.
El Prof. Alexander Aksakoff , padre de esta ciencia experimental, que es la actual Parapsicología, los clasificó en: dos grandes grupos :
- Los fenómenos Anímicos, en los que la causa que los origina es la propia energía psíquica y mental de la persona que los origina.
- Los fenómenos Espiríticos o Mediúmnicos, en donde las energías que intervienen a veces, dan prueba de que actúa una inteligencia extraña o ajena independiente, exterior a la persona o personas que se hallan en el escenario de manifestación de esta clase de fenómenos. A diferencia de los anímicos, el sujeto que los hace posible no es quien los origina a partir de su mente, sino que este es necesario para que el fenómeno de intervención espiríta acontezca, mediatizando en la presencia del fenómeno.
Ante todo presunto fenómeno paranormal, la primera medida que debe adoptar la correcta investigación parapsicológica, es el clasificarlo debidamente, comprobando que no existe una causa normal conocida que lo provoque; la segunda es comprobar si tiene una posible explicación anímica, y finalmente cuando esta queda absolutamente descartada, entonces la investigación entra en el terreno de la manifestación espiritual.
El problema está en el acendrado materialismo que condiciona a la Ciencia en general y a la Parapsicología en particular, de modo que todos los fenómenos extra-normales del tipo que sean, tienden sistemáticamente a clasificarlos en todos los casos como anímicos o causados siempre a partir de la mente humana de un sujeto especialmente dotado, negando implícita y sistemáticamente la posible intervención y existencia del Ente espiritual libre de la materia , como una energía inteligente, real e independiente del cuerpo tras su paso por la muerte.
Cuando se admite la realidad existencial del Espíritu humano, libre de la materia, cabe preguntarse: ¿Este Ser sin materia puede intervenir acerca de lo material con los fenómenos que llamamos paranormales?; ¿Es realmente posible poder comunicar con los llamados "muertos"?. Existen las pruebas ciertas desde hace mucho tiempo.
- Jose Luis Martín-
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“La explicación de los hechos aceptados por el Espiritismo, así como de sus causas y de sus consecuencias morales, constituye toda una ciencia y toda una filosofía, que requieren un estudio serio, perseverante y en profundidad”
- Allan Kardec-
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DESENCARNACIÓN
Mercedes Cruz Reyes
Ningún sufrimiento, en la Tierra, podrá ser comparado a aquel del corazón que se echa de
bruces sobre otro corazón helado y querido, que el ataúd transporta hacia el gran silencio.
Ver la niebla de la muerte estamparse inexorable en la fisonomía de los que amamos, y cerrarles
los ojos en el adiós indescriptible, es como despedazar la propia alma y proseguir viviendo.
Que lo digan aquellos que ya estrecharon sobre su pecho un hijito transfigurado en ángel de
agonía; un esposo que se despide procurando inútilmente mover sus labios mudos; una compañera
cuyas manos consagradas a la ternura, cuelgan inanimadas; un amigo que cae desfallecido para
no levantarse más, o un semblante materno acostumbrado a bendecir, y que no consigue otra cosa
que expresar el dolor de la extrema separación, a través de la última lágrima.
Que hablen aquellos que un día se inclinaron, aplastados por la soledad, frente a un túmulo; los
que se arrojaron orando sobre las cenizas que cubren el último recuerdo de los seres inolvidables;
los que cayeron transidos de dolor y de nostalgia, cargando en el pecho el ataúd de los propios
sueños, los que tantearon, gimiendo, la losa inmóvil, y los que sollozaron con angustia en el
santuario de los propios pensamientos, preguntando, en vano, por la presencia de los que partieron.
Cuando semejante prueba toque a tu puerta, reprime tu desesperación y diluye la corriente de la
amargura en la fuente viva de la oración, porque los llamados muertos, están apenas ausentes, y
las gotas de tu llanto fustigan su alma como una lluvia de hiel.
La principal dificultad del recién desencarnado es la adaptación al impacto de las energías astrales, el choque es muy fuerte y pensamientos y emociones de el o de las personas próximas lo inundan con facilidad.
Esa fragilidad hace que los hermanos que quedan aquí en la Tierra tengan gran importancia en la
ayuda de los que vuelven al plano espiritual.
La fragilidad del espíritu es mayor hasta el momento en que el cordón de plata es roto, e,
infelizmente ese es el periodo de mayor emisión de sufrimiento por los hermanos encarnados. A
través de ese último lazo de unión ellos pueden recibir los choques desagradables de los
recuerdos y de las emociones de sufrimiento de los que se encuentran encarnados.
Más allá de eso, muchos hablan mal de los que se fueron, recordando acontecimientos de su vida.
Esa es la peor postura que cualquiera puede tener, si no tiene de lo que hablar, quede callado, más
no hable sobre asuntos de bajo padrón vibratorio, principalmente si envuelven a al moribundo.
Dos cosas suceden cuando los invigilantes deciden hacer su parte.
La primera es el desagrado que comienza a ser sentido por el espíritu, que aun mismo cuando posee
merecimiento para ser auxiliado, no está exento de las energías hostiles enviadas por sus hermanos.
La segunda es la atracción de espíritus de bajo padrón vibratorio envueltos en las conversaciones,
que pueden venir a pedir perdón o a cobrar por el error del moribundo. Cualquiera de las dos
opciones es perjudicial para quien está presto a liberarse.
La mejor postura durante la desencarnación es la oración, el silencio y asuntos que no
comprometan el padrón vibratorio del ambiente.
Después del desencarne el espíritu también queda susceptible a las vibraciones de los familiares.
Cuando estos, en desequilibrio, quedan llamando por el, ocurre una atracción muy fuerte y el
espíritu recibe ese impacto de forma violenta, porque aun está en periodo de adaptación.
Diferente de lo que muchos piensan, si el espíritu recién liberado para volver al hogar el sufrirá
junto con los familiares y de forma inconsciente se tornará obsesor de sus seres queridos. En los casos
de dolencia puede hasta acontecer de uno de los encarnados comenzar a sentir los dolores que
el moribundo sufría. En ese caso el se torna obsesor.
Después de la desencarnación, el espíritu que desencarna sufre inicialmente el impacto de los
pensamientos y emociones de los encarnados que estaban ligados a el. Tanto los pensamientos de
rechazo y venganza como los de angustia y pesar llegan a el.
Después de algún tiempo desencarnado el aprende a lidiar con esas vibraciones.
El mejor consejo para quien perdió a alguien que ama es rezar por el, pidiendo al Padre que lo
proteja y ampare donde este. Dependiendo de su grado de evolución el espíritu podrá volver a
visitar a sus familiares en la tierra, y restablecerse.
Hay diversas formas de desencarnar como:
Desencarnación en accidentes colectivos
… Salvo en los casos de desastres o muertes violentas, en que la intervención de los técnicos
asistentes se registra solo después de la muerte del cuerpo, las demás desencarnaciones deben
subordinarse gradualmente a varias operaciones libertadoras, en diversas etapas.
La gran mayoría de las desencarnaciones por accidentes son rescates del espíritu, no podemos
englobar a todos los desencarnados, más si podemos garantizar que en su mayoría tenían una “gran oportunidad” de ocurrir con el espíritu que desencarnó.
Los desencarnes colectivos son rescates cármicos para el grupo de personas que participa de una
tragedia, ellos no participaron necesariamente del mismo error, con todo, participan del
mismo dolor y sufrimiento para saldar deudas con la Justicia Divina, que a nadie perjudica.
En un avión siniestrado el socorro a las víctimas es distribuido indistintamente, con todo, no podemos
olvidar que si el desastre es el mismo para todos los que sucumbieron la muerte es diferente para
cada uno. En el momento serán retirados de la carne solamente aquellos cuya vida interior les
otorga inmediata liberación. En cuanto a los otros, cuya situación presente no les favorece el
apartamiento rápido de la armadura física, permanecerán ligados, por más tiempo, los despojos
que les dicen respecto.
Dependiendo del grado de animalización de los fluidos que les retienen al Espíritu a la actividad
corpórea, algunos serán detenidos por algunas horas, otros, tal vez, por largos días… un cuerpo
inerte no siempre significa liberación del alma. El género de vida que alimentamos en el estado
físico dicta las verdaderas condiciones de nuestra muerte. Cuanto más se envuelve el ser en las
corrientes de bajas ilusiones, más tiempo gastamos para agotar las energías vitales que nos
aprisionan a la materia pesada y primitiva de que constituye la instrumentación fisiológica,
demorándonos en las creaciones mentales inferiores a las que nos ajustamos, encontrando en ellas
combustible para dilatados engaños en las sombras del campo carnal, propiamente considerado. Y
cuanto más nos sometemos a las disciplinas del espíritu, que nos aconsejan equilibrio y
sublimación, más amplias facilidades conquistaremos para la exoneración de la carne en cualquier
emergencia de la que no podamos huir por la fuerza de los débitos contraídos ante la Ley. Así es que
“la muerte física” no es lo mismo que “Emancipación espiritual”.
Esto no quiere decir que los demás compañeros accidentados estén sin asistencia, pues nadie está
desamparado, aunque si acogidos a la temporal detención junto a los propios restos. el amor
infinito de Dios abraza al Universo. Los hermanos que se demoran enredados en más bajo tenor en la
experiencia física comprenderán, gradualmente, el socorro que es capaz de recibir.
En la hipótesis de ser sordos al bien, es posible que se rindan a las sugestiones del mal, a fin de
que con los tormentos del mal, se vuelquen para el bien, pues es preciso considerar que la tentación
es siempre una sombra para atormentarnos la vida, de dentro para fuera. La unción de nuestras
almas con los poderes infernales se verifica en relación con el infierno que ya traemos dentro de
nosotros.
La desencarnación por enfermedad, diferentemente a como muchos piensan, en algunos casos es
una bendición, que auxilia al espíritu a repensar en su vida, perdonar y pedir ser perdonado,
ocurriendo hasta incluso la reconciliación entre los desafectos.
Existen también espíritus que expurgan sus energías deletéreas durante el periodo que queda hospitalizado, limpiando su organismo periespiritual de las toxinas adquiridas por el vicio o la disipación.
Imposibilitado de ejercer su vicio o disipación, las energías deletéreas que estaban adherida al
vehículo etérico y astral son drenadas y si el espíritu sabe aprovechar esos momentos finales para
equilibrarse, el parte para el plano espiritual sin tener que expurgar las energías deletéreas en zonas
inferiores del Plano espiritual sin tener que expurgar las energías deletéreas en zonas inferiores del
Plano Astral.
De todas formas, nada adelanta si el paciente pasa todo el tiempo final de su vida en estado de
rebeldía y agonía, más allá, el puede en ese caso empeorar su situación.
… Raramente los compañeros encarnados, cuando están en excelentes condiciones de salud
física, pueden comprender las aflicciones de los enfermos en posición desesperada o la de los
moribundos prestos a partir. En cambio otros, sin embargo, en el cuadro de realidades más fuertes,
sabemos que, muchas veces, es posible efectuar realizaciones de veras sublimes, de naturaleza
espiritual, en pocos días, en esas circunstancias, después de largos años de actividades inútiles. En
el lecho de la muerte las criaturas son más humanas y más dóciles. Se diría que la enfermedad es
intransigente, debilita los instintos más bajos, atenúa los ímpetus más vivos de las pasiones inferiores
, debilita los instintos más bajos, atenúa las llamas más vivas de las pasiones inferiores,
desanimaliza el alma, abriéndole, alrededor, bendecidos intersticios por donde penetra la infinita luz.
Y el dolor va derrumbando las pesadas murallas de la indiferencia, del egoísmo cristalizado y del
amor propio excesivo. Entonces, es posible el gran entendimiento. Lecciones admirables felicitan
a la criatura que, aunque pálidamente, percibe la grandeza de la herencia divina. Se le acentúa el
heroísmo y se le gravan en el corazón, para siempre, mensajes vivos de amor y sabiduría. En la
noche espesa de la agonía comienza a brillar la aurora de la vida eterna. Y a sus indistintos
destellos, nuestros principios son fácilmente aceptados, por la sensibilidad de nuestras
características sublimes y la luz inmortal lanza fuentes de infinito poder en los recesos del espíritu.
El desencarnado por enfermedad hace que amigos y familiares participen del sufrimiento del
agonizante y estos a su vez “magnetizan” el ambiente del enfermo con energías que lo “ayudan” a
continuar vivo. Es por ese motivo que muchos instructores espirituales insuflan energías en el
paciente para que el tenga una “falsa” mejoría, atenuando el ambiente cargado y permitiendo a
muchos que hacen la vigilia el descanso.
Vibremos por el que agoniza con vibraciones puras y con fe en el Creador, que al buscar a un hijo
querido no trae el sufrimiento y si la liberación.
En el plano espiritual también existen equipos especializados en el tratamiento para la recién
desencarnación de niños. Institutos son creados para que los niños sean amparados.
Cuando el niño es un espíritu evolucionado el puede adquirir rápidamente su forma anterior, si
así lo deseara. Algunos espíritus encarnan solamente para unir a la familia o para quemar
pequeños resquicios del Karma.
Los Espíritus que son medianos generalmente mantienen su forma infantil, y conforme estudian
y se mejoran reciben algunas responsabilidades, como por ejemplo monitorear a otras
criaturas de las instituciones o actuar junto a los niños encarnados en instituciones de socorro
, auxiliar a voluntarios en orfanatos, etc.
Espíritus de niños que desencarnaron temprano como rescate de acciones de vidas anteriores
pueden no recuperarse totalmente del choque, siendo necesario realizar tratamiento magnéticos
y así que se mejoran vuelven al plano físico, algunas veces vuelven en la misma familia que dejaron,
no siendo eso de forma alguna una regla.
En la Umbanda existe la falange de Yori, donde los niños se vinculan, actuando en reuniones,
ayudando, amparando y conversando. Ellas traen la palabra inocente, el consejo sencillo, el
pensamiento sin maldad, que muchas veces ayuda a los hermanos encarnados a reflexionar.
Los médiums de la Umbanda “incorporan” (psicofonía) a los niños como lo hacen con caboclos y
negros de edad.
Los niños generalmente acompañan a los niños viejos en las sesiones de Umbanda. Ellos
generalmente se vinculan a diferentes líneas, como por ejemplo a la Mariazinha da Praia (energías
del Mar – Yemanja), Caboclinhos de la Mata (energías de la Naturaleza - Oxóssi).
Muchas veces las madres visitan a los hijos desencarnados. Las instituciones, como el Hogar de
Bendecidos (citado en el libro Entre la Tierra y el Cielo, de Francisco Cándido Xavier), reciben visitas
periódicas de las madres que perdieron a sus hijos. Durante el sueño físico ellas son llevadas por
espíritus amigos hasta los hijos. Ese tipo de contacto es importante para el hijo y para la madre.
Cuando despierta ella no recuerda exactamente lo que ocurrió, con todo, el recuerdo del hijo y la
sensación de que el está bien queda viva en su memoria.
Es importante recordar que no todos los niños desencarnados pueden ser visitados y que no todas las
madres están aptas para visitar al hijo, cada caso es un caso.
Sigue el trecho del libro Entre la Tierra y el cielo, de Francisco Cándido Xavier, que habla
sobre el asunto abordado:
“Es el Hogar de la Bendición” –informó el instructor, satisfecho – A esta hora- muchas hermanas
de la Tierra llegan de visita para ver a los hijitos desencarnados. Tenemos aquí importante colonia
educativa, escuela mixta de madres y domicilio de los pequeños que regresan de la esfera carnal.
En el libro “Entre la Tierra y el Cielo” nos dicen que:
Cuando el Espíritu ya alcanzo elevación evolutiva, asumiendo el comando mental de sí mismo,
adquiere el poder de fácilmente desprenderse de las imposiciones de la forma, superando las
dificultades de la desencarnación prematura.
Conocemos grandes almas que renacieron en la Tierra por brevísimo plazo, simplemente con el
objetivo de despertar corazones queridos para la adquisición de valores morales, recobrando, luego
después el servicio llevado a efecto, la respectiva presentación que les era costumbre al Contado,
para la gran mayoría de las criaturas que desencarnan , el camino no es el mismo. Las almas
aun encarceladas en el automatismo inconsciente, se halla relativamente lejos del auto-
gobierno. Yacen conducidas por la Naturaleza, a la manera de los bebes en el cuello materno. No
saben desatar los lazos que las aprisionan a los rígidos principios que orientan el mundo de las
formas y, por eso, exigen tiempo para renovarse en el justo desenvolvimiento. Es por ese motivo
que no podemos prescindir de los periodos de recuperación para quien se aparta del vehículo
físico, en la fase infantil, una vez que, después del conflicto biológico de la reencarnación o de la
desencarnación, para cuantos se halla en los primeros grados de la conquista del poder mental,
el tiempo debe funcionar como elemento indispensable de restauración. Y la variación de ese
tiempo dependerá de la aplicación personal del aprendiz para la adquisición de su luz interior, a
través del propio perfeccionamiento moral.”
EN EL Libro Volví también hay informaciones sobre un hogar para niños desencarnados y
también recién nacidos:
Andrade esclarece que cuando no se trata de entidades excepcionalmente evolucionadas,
inaccesibles al choque biológico de la reencarnación, hay lugares donde el tiempo y el reposo
les favorecen el despertar, a fin de que no les sobrevengan conmociones cerebrales nocivas.
Hay pocas cosas que duelan tanto como la pérdida de un hijo. Por eso es muy difícil que las
palabras curen las heridas dejadas por los pequeños que se fueron. Aquí solo se busca mostrar lo
que acontece con ellos después del desenlace, para recordar que ellos no se fueron para siempre
y que nunca estarán desamparados por el Padre, que so es amor y bondad.
Los padres que pasan por estas luchas expiatorias suelen ser aquellos que se complicaron
cometiendo delitos lamentables, en el pretérito distante o reciente, que faltaron a sus hijos, en
otras épocas, aprendiendo así el pesar cruel y la angustia lamentable, el respeto o la devoción, la
honorabilidad y el cariño que todos debemos en la Tierra al instituto de la familia. El dolor colectivo
es el remedio que nos corrige las fallas mutuas.
El ambiente en los cementerios donde generalmente los cuerpos son velados y posteriormente
enterrados son centros acumuladores de energías de sufrimiento, angustia, rebelión, etc.
De entre los varios tipos de espíritus que podemos encontrar en un cementerio están los que
están asidos al cuerpo, sufriendo por la propia descomposición; los que no son buenos ni malos,
pueden estar acompañando al entierro; falanges de espíritus traviesos que se esconden
tras los recién desencarnados que no poseen el merecimiento de la protección, ellos se aprovechan
de todas las maneras posibles de las personas que deambulan; equipos espirituales de auxilio.
Ellos quedan siempre en vigilia para ayudar a aquellos que se tornan receptivos.
Es importante envolverse en energías positivas cuando se va al cementerio, siempre orando al
entrar y al volver. Para los que son médiums la precaución debe ser doble.
No se debe gritar en un entierro, hablar mal de la persona que murió etc. pues al otro lado están los
espíritus que pueden afinizarse o revolverse con lo que está hablando y las consecuencias pueden
ser graves si el espíritu resolviera acompañarle o vengarse.
Los locales para donde suelen ser llevados los desencarnados son diferentes, suele estar en sintonía
con su grado de evolución y con su conducta durante la vida.
Para los espíritus de mediana evolución es el encaminamiento a los Puestos de Socorro y
después ellos son llevados para el ambiente al que se vinculan por afinidades familiares o de
trabajo.
Para los que tuvieron una vida desordenada, perjudicando a otras personas y a sí mismos, es
necesario un periodo más o menos corto en zonas inferiores del Astral, a los cuales Ramatis llama
Charcos Purgatoriales. En esos ambientes, habitados por espíritus que se entregan a las energías
animales, el tiempo se responsabiliza por poner de manifiesto los errores cometidos,
haciéndolo reflexionar, rebelándose culpable el va poco a poco drenando las energías y preparándose
para habitar en esferas de vibración superior o reencarnar.
André Luiz hace mención al respecto en el libro de Evolución en Dos Mundos de Chico Xavier.
Colócate en el lugar de quien partió y considera como te sentirías si fueras la causa del infortunio
de la persona, que, diciendo amarte, piensa en huir, en vengarse, en abandonar la vida…
Reflexiona mejor y transformaras el dolor en flores de alegría, conservando la certeza de que el
mañana traerá tu reencuentro con quien amas.
Rompe los cepos de la pasión, quiebra el yugo del egoísmo, organiza el programa de liberación
de los pesares, reflexiona acerca de los dolores, y cuando llegue tu momento, que ninguna retentiva
te prenda en la retaguardia.
Viviendo se está desencarnando poco a poco. El golpe final resulta de todos esos pequeños morirse,
que lanzan al alma a la realidad de la conciencia libre e indestructible.
Desencarnar es desembarazarse de la carne.
Morir, literalmente, significa cesar de vivir.
Desde el punto de vista espiritual por tanto, muerte es vida y vida en el cuerpo puede representarse
como muerte transitoria de la libertad de la plenitud de la lucidez.
Hemos de vivir de tal forma que, cuando llegue la hora de la muerte o desencarnación estemos
libres para proseguir felices.
Extraído de un articulo el cual traduje y del libro de Divaldo Pereira Franco, “después de la tempestad.
Y el inicio del libro “Perdida de los seres queridos”
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