lunes, 4 de julio de 2016

La cremación


LA VISIÓN ESPÍRITA DE LA CREMACIÓN



¿El espíritu desencarnado sufre cuando su cuerpo es quemado? ¿Cuáles son los motivos que están haciendo cada vez más un número mayor de personas a optar por la cremación? ¿Qué aconseja el Espiritismo?
Cuando se estudia el comportamiento de la Humanidad a lo largo de los milenios, se observa la nítida preocupación del hombre con su futuro después de la muerte. Un individuo es declarado oficialmente muerto en el momento que cesan sus funciones vitales. Como cada grupo recibe la herencia social y religiosa de las tradiciones cultivadas por las generaciones anteriores, cabe a los miembros del grupo que el individuo pertenece cumplir los ritos tradicionales hasta la instalación definitiva del cuerpo en su morada.
 
                                                         INHUMACIÓN Y CREMACIÓN

La Inhumación es el ritual más practicado. Consiste en el entierro del cadáver en un nicho, generalmente en el cementerio de la comunidad. La cremación, es el acto de quemar el cadáver reduciéndolo a cenizas colocadas en una urna y enseguida sepultadas o esparcidas en un lugar previamente determinado. Sin embargo, conocida y practicada desde la más remota antigüedad por los pueblos primitivos de la Tierra no es muy utilizada.

El fuego pasó a ser utilizado por el hombre en la Edad de Piedra Fragmentada y, por su pureza y actividad, era considerado por los Antiguos como el más noble de los elementos, aquel que más se aproximaba a la Divinidad. Con la eclosión de la religiosidad, el ser humano fue descubriendo que había algo entre el Cielo y laTierra y el fuego pasó a ser utilizado en rituales religiosos.
Predominaba la creencia que al quemar el cadáver, con él serían quemados todos sus defectos y al mismo tiempo el alma se liberaría definitivamente del cuerpo, llegando al cielo purificada y no volvería a la Tierra en forma de "apariciones" asustando a los vivos.
La cremación tuvo como base la fuerza purificadora del fuego. En los últimos tiempos, en todo el continente europeo han sido encontradas vasijas del Periodo Neolítico (Edad de la Piedra Pulida), llenas de cenizas de los individuos. Esos indicios revelan que la cremación ya era practicada en los principios de la Civilización de la Tierra.
Con el paso de los siglos la cremación se fue volviendo una práctica consagrada en el oriente (India, Japón, etc.), regiones de Grecia y la Antigua Roma donde vivían civilizaciones adelantadas que utilizaban el proceso gracias a los "status". Entre los pueblos ibéricos se hizo un rito generalizado, precedido de músicas, bailes y hasta banquetes. Con estas ceremonias se esperaba obtener actitudes benévolas de los dioses, buscando conducir las almas al Reino de los Muertos y allí cuando llegara sería recibida y cuidada con cariño.

                                         LA INFLUENCIA DEL CRISTIANISMO

La evolución natural de la Humanidad y el ciclo iniciado con Jesús hace 2000 años modelando una nueva mentalidad, influenciaban sensiblemente en las costumbres culturales y religiosas de los pueblos. Con la expansión del cristianismo, en el intento de solidificar la fe, se fueron estableciendo dogmas, entre ellos, el de la Resurrección. Jesús, como descendiente de una de las doce tribus de Judá, fue sepultado conforme las tradiciones de la Ley Mosaica. La Iglesia proclamó como Dogma de fe que el Mesías resucitó en cuerpo y alma.
Con excepción de los países orientales donde la práctica es normal, el rito de la cremación quedó olvidado hasta el año 1876, cuando en Washington, en los Estados Unidos, en el intento de verificar el proceso, fue establecido el primer horno crematorio de los días actuales, provocando polémicas y controversias, sobre todo de la Iglesia que se posicionó contra la destrucción voluntaria del cadáver.
Sólo a partir de 1963, mediante la propagación del proceso en diversos países del planeta, el Vaticano a través del Papa Pablo VI presentó una apertura, pero no posicionándose claramente cuando se expresó que no prohibía la cremación, pero recomendaba a los cristianos, piadosa y tradicional costumbre de la sepultura. La Iglesia tuvo sus razones para defender la Inhumación. Probar plenamente la cremación sería negar el dogma por ella establecido.
En esa secuencia histórica se observa que en la cultura religiosa de todos los pueblos siempre flotó una nebulosa noción de espiritualidad y en ella la preocupación del hombre con su destino después de la muerte. Hasta que a mediados del siglo XIX, el francés Allan Kardec, el Codificador de la Doctrina Espírita, lanzó una nueva luz en los horizontes mentales del hombre cuando entreveía un mundo de inteligencias incorpóreas.
 
Los Espíritus son los seres inteligentes de la Creación que habitan ese mundo. Simples e ignorantes en su punto de partida, caminan para el progreso indefinido reencarnando sucesivamente. En la encarnación, la unión entre el periespíritu y el cuerpo es hecha a través de un cordón fluídico. Siendo la existencia terrena una fase 
temporal, después del cumplimiento de la misión moral, con la muerte del cuerpo físico, el espíritu vuelve a su lugar de origen conservando la individualidad.

                                                   LA DESUNIÓN NO ES SÚBITA

 Los lazos que unen el espíritu al cuerpo se deshacen lentamente. De una forma general todos sienten esa transición que se convierte en un periodo de perturbaciones variando de acuerdo con el estado evolutivo de cada uno. Para algunos se presenta como un bálsamo de liberación, en cuanto que para otros son momentos de terribles convulsiones. El desligamiento sólo ocurre cuando el lazo fluídico se rompe definitivamente.
Delante de la Nueva Revelación presentada por la Doctrina de los Espíritus y teniendo en consideración la perturbación que envuelve el periodo de transición, se preguntó: ¿incinerado el cuerpo cómo es la situación del Espíritu? 
Consultado, el Mundo Espiritual se expresó así: 
"Es un proceso legítimo. Como el Espíritu y el cuerpo físico estuvieron unidos mucho tiempo, permanecen hilos de sensibilidad que precisan ser respetados".
Esas palabras revelan que aunque el cuerpo muerto no transmita ninguna sensación física al Espíritu, sin embargo, la impresión de lo ocurrido es percibida por este, teniendo la posibilidad de surgir traumas psíquicos. Se recomienda a los adeptos de la Doctrina Espírita que desean optar por el proceso de incineración prolongue el acto en un tiempo de 72 horas, después de la desencarnación.
Aunque la Inhumación continúe siendo el proceso más utilizado, la milenaria cremación, por mucho tiempo olvidada, volvió a ser practicada en los tiempos modernos. Este procedimiento se viene difundiendo  ampliamente hasta en función de la falta de espacio en las grandes ciudades. Con el crecimiento de la población las áreas que antes eran destinadas para ser un cementerio se volvieron escasas.

                                    CREMACIÓN: UNA CUESTIÓN DE ECONOMÍA

 Adeptos de todas las sectas están optando por la operación de la incineración. Sus partidarios se fundan en diversas consideraciones. Para algunos está ligada a factores sanitarios, porque algunos cementerios pueden estar causando serio daño al medio ambiente y a la calidad de la vida de la población, en cuanto que para muchos usuarios de la cremación el proceso disminuye los encargos básicos económicos, entre ellos, la manutención de la tumba.
Actualmente Brasil cuenta con cuatro áreas de cremación y está en fase de expansión. El área de la Villa Alpina, en la ciudad de San Pablo, fue fundada en 1974. Es la primera área de cremación del país y cuenta con cuatro hornos importados de Inglaterra. Pertenece a la Prefectura Municipal y lleva el nombre de su idealizador, Dr. Jayme Augusto Lopes. Las otras tres áreas son particulares y están localizadas en la ciudad de Santos, en el Estado de Río de Janeiro y en el Estado de Río Grande del Sur.
Según la Ley, la cremación sólo será efectuada después de pasar 24 horas, contadas a partir del fallecimiento y, que sean atendidas las exigencias prescritas. La prueba relativa a la manifestación del fallecido en ser incinerado debe estar expresada en una Declaración de documento público o particular.
Las cenizas resultantes de la cremación del cuerpo serán recogidas en una urna individual y la familia dará el destino que el fallecido determinó. Muchos países ya cuentan con Jardines Memorables y edificios llamados "Columbarios", con unas cajas para ser depositadas las urnas con las cenizas de los fallecidos pudiendo servisitadas por los parientes.
Kardec, el Codificador dijo: "El hombre no tiene miedo de la muerte sino de la transición".
A la medida que hubiera madurez y comprensión para la extensión de la vida, el ser humano sabrá valorar cada momento de la vida terrena y dedicará al cuerpo el debido valor que él merece. A través del cuerpo, el Espíritu se iluminará.  Se rescata el pasado, se vive el presente y se prepara el futuro. En la desencarnación es restituida la libertad relativa al Espíritu en cuanto el cuerpo permanece en laTierra con otros bienes materiales.
El Espíritu preexiste y sobrevive al cuerpo. Tanto inhumación como cremación son formas de acomodar el cadáver. Expresan el libre albedrío de cada uno. Los procesos destruyen el cuerpo. Para optar por la cremación es necesario tener un cierto desapego a los lazos materiales e incluso con la inhumación, en el caso que el Espíritu estuviese debidamente preparado moralmente, menos dolorosa será la separación.

Fuente: Artículo de Maria Aparecida Romano
Extraído de la Revista Cristã de Espiritismo - Nº6 - Año 1
Traducción Zona Espírita
ARTÍCULO PUBLICADO EN EL BLOGG DE ESPIRITISMO QUITO.
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                      DEPRESIÓN

 La depresión tiene sus orígenes en el Espíritu que reencarna con una alta dosis de culpa, cuando es coartado en el proceso de evolución por factores negativos que jalonan su marcha y de los que no decidió liberarse definitivamente.

Con la conciencia culpable, sufriendo las consecuencias que dilaceran su alegría íntima, imprime en las células los elementos que las desconectan, propiciando a largo plazo, el desencadenamiento de esa psicosis que en la actualidad domina a una centena de millones de criaturas.
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Si deseamos examinar las causas psicológicas, genéticas y orgánicas, tan bien estudiadas por las ciencias que se encargan de profundizar en el problema, debemos tener en cuanta el Espíritu inmortal, que es generador de los cuadros emocionales y físicos de los que necesita para elevarse a Dios.

La depresión se instala poco a poco, porque las corrientes psíquicas inconexas que la desencadenan, desarticulan lentamente el equilibrio mental.

Cuando irrumpe con dominio manifiesto, sus  raíces están ya fijadas en los paneles del alma rebelde o de la que teme, recelosa, proseguir en los compromisos redentores que abrazó.

Frente a sus causticas manifestaciones, es imprescindible una terapia de emergencia, aunque los métodos académicos vigentes, por si solos no seaan suficientes para erradicarla.
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Persistiendo los factores psico-sociales, socio-económicos y psico-afectivos que producen la ansiedad, seguramente se repetirán los disturbios en el comportamiento del indivíduo conduciéndolo a nuevos estados depresivos.

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Predisponte al amor y combatirás las contingencias depresivas, actuando pacíficamente  en el área de la afectividad y teniendo el pensamiento puesto en Dios.

Evita el ocio y resguárdate de la ansiedad proveniente del exceso de trabajo.

Adiéstrate mentalmente para tener resignación frente a lo desagradable que te ocurra y que no puedas cambiar.

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Cuando te encuentres sitiado por la idea depresiva, amplía el campo de tu razonamiento y combate el pensamiento pesimista.

Si eres instigado por reminiscencias perniciosas e imprecisas, debes sobreponer a ellas tus aspiraciones de lucha y actuar, venciendo al cansancio.

Quien aprende a conducir sus acciones y dirige el razonamiento con equilibrio, no cae en las bien urdidas redes de la depresión.

Toda vez que una idea perjudicial intente adueñarse de tu pensamiento, obnubilándote la razón, recurre a la oración y a la ambivalencia de los conceptos, para impedir su fijación.
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Dando gracias a Dios por la bendición del renacimiento en la carne, toma conciencia de su utilidad y significado superior, combatiendo los temores que traes del pasado espiritual y los mecanismos inconscientes de culpa, trabajando con alegría.

Aunque recibas o no, el tratamiento especializado de algún facultativo, ahonda en la terapia espiritual y reacciona, comprendiendo que todos los males que hacen desdichado al hombre proceden del Espíritu y que es en él donde se encuentran estructuradas las conquistas y las derrotas, en el amplio mecanismo de la inevitable evolución.

-Joana de Ángelis-
-Centro Espírita Camino de Redención-
                                       
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     A MÁS GRANDEZA DE ESPÍRITU, 
             MAYOR HUMILDAD



.Los Hermanos Mayores...JAMÁS se dirigen a nosotros haciéndonos sentir mal, o señalando nuestra ignorancia, todo lo contrario. 

Nunca he sido partidario de ponerle nombres y etiquetas de distinción a las cosas, a las personas o a la manera como ellos piensan, o en lo que creen o no creen. He defendido mis ideas, pero siempre con el conocimiento interno que que “comenzando por mi”, absolutamente nadie tiene toda la razón, ni sabe todo. Aunque si reconozco que algunas personas se expresan tan “categóricamente” sobre cualquier asunto, que bien se les puede mal interpretar de que en su mente consciente o inconsciente, creen tener la razón, la verdad y el conocimiento que los demás no tenemos. 
A veces pienso que podría ser IGNORANCIA tratando de aparentar sabiduría, o tal vez orgullo, vanidad, ego inflado...sabra Dios! 

Debemos tratar a los demás como nosotros quisiéramos que los demás nos trataran a nosotros: Con respeto, con amor, sin menospreciar, sin señalar altivamente la aparente falta de conocimiento….Un poquito de compasión no está mal en este mundo de luchas constantes,de egos y de energías visibles e invisibles. 

Si alguien piensa o cree que está más evolucionado que el hermano, pues que use ese adelanto para servir, ayudar, consolar y JAMÁS menospreciar velada o explícitamente a los demás. Si ignorante pensamos que es el hermano, más ignorantes somos nosotros comparados a la evolución de nuestros Hermanos Mayores...y ellos, los Hermanos Mayores...JAMÁS se dirigen a nosotros haciéndonos sentir mal, o señalando nuestra ignorancia….JAMÁS, siempre lo hacen con Amor y RESPETO....Seamos nosotros imitadores de lo bueno! 

- Reynaldo Formoso -
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        Amor del alma 


Quisiera tener la elocuencia de Cicerón o la fecunda inspiración de Safo, para que este artículo correspondiese al título que lleva; quisiera que mis frases fuesen un conjunto armónico, dulce y poético, que transformándose en bellísimas flores saturaran el ambiente con su aroma; quisiera que parte de ese fuego divino que encierra el alma, transmitiéndose a mi pluma, cual chispa eléctrica, me hiciera estampar en el papel la fiel imagen de esa esencia abstracta del amor del espíritu, soplo purísimo del Universo; pero en la imposibilidad de hacerlo como lo deseo, habré de ceñirme a mi escaso conocimiento. ¡Amor del alma! ¿Quién es capaz de describirlo? ¿Quién podrá sentirlo y comprenderlo? Existen tres clases de amor: divino, espiritual y material. 

El primero pertenece a la esencia infinita de cuanto bello y grande existe; el segundo es patrimonio de espíritus perfectos, que habiendo llegado a un estado superior de elevación, el amor es su base; de él se nutren, con él viven y amor difunden por doquiera; el tercero pertenece a lo terreno, y el hombre, usando de su libre albedrío, unas veces le convierte en cieno, y otras le transforma en ese amor semiespiritual que tanto nos eleva, pues aunque no llega al complemento de su pureza, tampoco le queda de material sino esa parte natural e indispensable en la Tierra. 

Así es que ese amor que llamamos puro en nuestro planeta, y del cual no podemos pasar, en atención a nuestro estado material, no es síno una chispa del amor espiritual, que adhiriéndose a la materia, nos purifica algún tanto. Amor del alma, es ese no sé qué inexplicable que sentimos en nuestro ser, especie de fluido magnético que el espíritu transmite al cuerpo, y que separándonos de las pasiones vulgares, nos conduce a un amor grande, sublime e indefinido, del cual el espíritu libre se sirve a su placer; pero que una vez encerrado en la estrecha cárcel de su organismo, podemos decir en sentido figurado que es fuego entre cenizas; y si bien no deja de arder, jamás se convierte en llama, siendo por consiguiente su calor, tenue como el alentar de un niño, en comparación del que el espíritu pudiera difundir por sí solo. 

He leído que el espíritu es foco de luz vivísima, y esta luz reflejo del amor. Y yo añadiré que el amor es el espejo del infinito, que muestra incesantemente a la Humanidad, para que ésta se mire en él; es la armonía celeste; es la esencia de la vida; es la sonrisa de los cielos, que adormece en dulce calma, que extasía, que arrebata, y transportando al espíritu a etéreas regiones, le hace entrever por un momento una dicha ilimitada. ¡Oh, sí! El amor regenera al hombre en alto grado, y sin esa simpatía de los espíritus, sin ese cariño íntimo, no podríamos vivir en la Tierra; sin embargo, hay seres que aman tanto y tanto… que a pesar de recibir mil desprecios del objeto amado, parece que su cariño crece más y más a cada momento. 

Hace algún tiempo conocí a una simpática joven, la cual más bien se asemejaba a la estatua del dolor, que a un ser viviente: sus ojos, negros como la noche, parecían exhalar un gemido, y la sonrisa que se dibujaba en sus labios, estaba velada por esa profunda tristeza del alma que sin querer asoma al rostro; su trato, dulce y cariñoso, me hizo intimar con ella, y un día, paseando por el jardín de su casa y hablando de las luchas de la vida, aproveché la ocasión de poderla preguntar la causa de su abatimiento. Laura, que era una sensitiva, al oír mi pregunta, me miró tristemente, y vertiendo dos lágrimas, que fueron a esconderse en su albo seno, quizá temerosas de que la brisa les robara su perfume, exclamó: 

-¡Ay, Amalia, amiga mía! Para contar la causa de mi sufrimiento con todos sus detalles, era preciso también que pusiera de manifiesto el cinismo de un ser que, a pesar de todo, amo con toda el alma; basta saber que he amado cuanto se puede amar en la Tierra; que cuanto más grande ha sido mi amor, mayor ha sido el desprecio que he recibido; y si me escucharas la historia triste de mi vida, ciertamente que odiarías al que tanto me ha hecho padecer; como yo no quiero que nadie le aborrezca, me callo y le amo en silencio. ¡Quedé admirada de aquel amor tan grande, tan sublime y tan heroico! ¡Callar las faltas de quien la hacía sufrir, para que nadie le aborreciera! ¡Oh! No pude menos que admirar a aquella alma tan buena y derramar lágrimas ante tanta nobleza, porque en un planeta de expiación, donde la perfección está muy lejos de nosotros, rara vez se encuentra un ser tan digno. 

Al separarme de Laura, llevé grabado en mi corazón el recuerdo de aquella mujer admirable. Más tarde, supe por su misma familia que Laura era casada, y que su esposo, después de haberla demostrado un amor que no sentía, se unió a ella tan sólo por gozar de los inmensos bienes que poseía. Tres días después de celebrado el matrimonio, el esposo de Laura emprendió un largo viaje, que duró tres años; en todo este tiempo, aquella tierna sensitiva, que le había escrito casi diariamente vertiendo un raudal de sentimiento en sus cartas, tan sólo obtuvo dos contestaciones secas, concisas, que la hicieron más desgraciada que el silencio guardado hasta entonces. Cuando Antonio regresó a su casa, Laura, sin recordarle su desvío, le recibió amante y cariñosa; pero él, menospreciando aquel amor tan puro, le correspondía con la mayor indiferencia; y he ahí el porqué Laura, envuelta en la llama de aquel amor sin límites, se iba agostando como las flores bajo el ardoroso sol del estío. 

Al saber aquella triste historia, comprendí que el amor de mi amiga era la verdadera y pura esencia del alma; y si hasta entonces la había admirado como mujer, después la respeté por sus virtudes y por la elevación de su espíritu angelical; pues solo los ángeles son dignos de admiración. Si toda la Humanidad participase de ese amor, flores de virtud sembraríamos en nuestro viaje terrestre, y las zarzas del camino, las espinas del egoísmo no ensangrentarían jamás nuestros pasos; mas, como quiera que el orgullo es la clave de nuestras pasiones, en cuanto hacemos una acción mediana, ya nos parece que hemos obrado con suma perfección; siendo así que, de este modo, nuestro progreso no avanza, ni nos ponemos en condiciones de poseer el imponderable tesoro del amor. Unos quieren y otros aman; mas de lo uno a lo otro hay una distancia inmensa. 

Se quiere la mayoría de veces por fuerza o por deber, y se ama espontáneamente y sin ningún interés, pues el cariño es fuego fatuo que no pasa de la Tierra, y su fulgor ni deslumbra, ni quema; pero el amor del alma es un destello divino, hálito celeste, esencia universal que se eleva por espontánea impulsión al infinito espacio como incienso perfumado de las buenas obras. 

Amalia Domingo Soler 

Extraído del libro “Cuentos espiritistas”


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MÉDIUMS SENSITIVOS O IMPRESIONABLES.

164. Se designan así las personas susceptibles de sentir la presencia de los Espíritus por una vaga impresión, una especie de rozamiento sobre todos los miembros, de lo cual no pueden darse cuenta. Esta variedad no tiene carácter bien marcado; todos los médiums son necesariamente impresionables; la impresionabilidad es antes una cualidad general que especial; es la facultad elemental indispensable para el desarrollo de todas las otras; difiere de la
impresionabilidad puramente física y nerviosa, con la que es preciso no confundirla; porque hay personas que no tienen los nervios delicados y que sienten más o menos el efecto de la presencia de los Espíritus, de la misma manera que otros muy irritables no lo sienten.
Esta facultad se desenvuelve por la práctica, y puede adquirir tal sutileza que aquel que esté dotado de ella reconoce en la impresión que siente no solamente la naturaleza buena o mala del Espíritu que está a su lado, sino también su individualidad, como el ciego reconoce por cierto instinto la aproximación de tal o cual persona; viene a ser con relación a los Espíritus un verdadero sensitivo. Un buen Espíritu hace siempre una impresión dulce y agradable; la de un mal Espíritu al contrario, es penosa, ansiosa y desagradable; hay como un olor de impureza.

EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS. ALLAN KARDEC.


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