viernes, 2 de septiembre de 2016

Una Nostalgia en una Persona Feliz


                                         LA HONRADEZ
Honradez: “Que es incapaz de engañar, robar o estafar. De proceder recto, decente, recatado.”
Estas son las definiciones que la Real Academia de La Lengua Española hace de la persona que es honrada. Si queremos profundizar más podríamos hacerlo cuanto quisiéramos, pues sólo el término “de proceder recto” nos puede dar mucho de sí.
Así pues, para llegar a ser honrados hemos de tener un control absoluto sobre nuestras inclinaciones, y un equilibrio espiritual importante que nos permita actuar libres de egoísmo, sin aparentar, sin dobleces, sin intereses ocultos, etc…
Ser honrado es todo lo contrario de lo que representa la hipocresía y el aparentar, facetas que en el mundo material en el que nos desenvolvemos cuentan mucho, y con las cuales se puede llegar a muchos sitios, ya que contamos con que las personas con quienes podemos tener relación no nos conocen bien, y mucho menos conocen nuestros pensamientos e intenciones.
Los que tenemos conocimiento del mundo espiritual sabemos que, cuando tratamos de engañar a los demás en realidad nos engañamos a nosotros mismos, ya que los trapos sucios tarde o temprano suelen salir, y es entonces cuando se descubren nuestros verdaderos deseos e intenciones y fracasamos rotundamente. En ese momento pocas explicaciones podemos dar y sólo nos queda el remedio de reconocer los errores cometidos y enmendarlos, si ello es posible.
Pero la persona que carece de esta virtud, de la honradez, carece también de humildad y le es costoso enmendar los errores ¿por qué? Porque para ello debe cambiar su conducta, sus hábitos. Para esto es necesario estar henchido de un sentimiento verdadero de cambio y de valorar a las personas a las que hemos engañado, demostrándoles que estamos arrepentidos con un cambio auténtico. No basta sólo con cambiar la cara, con cambiar la estrategia, porque volvemos a cometer los mismos errores, y así lo que  hacemos es agotar el plazo y la oportunidad que se nos había dado para entablar una relación sincera y dar un paso en favor de nuestro progreso.
Lo que ocurre en realidad, es que las personas que carecen de honradez, que son capaces de engañar, de dar otra cara distinta de lo que llevan en su interior, es porque se creen más listos que los demás, creen que pueden conseguir lo que se propongan, con sus artimañas y estrategias. Eso pueden lograrlo en la vida material, de hecho así es en muchos casos, pero en un grupo espiritual sincero, con deseos de progreso, en el que las personas que lo componen se han propuesto una relación limpia, honesta, de trabajo espiritual hacia sus imperfecciones, en un grupo así no se está dispuesto a tener esas manchitas por siempre, por llamarlo de un modo indulgente, ni lo permiten los integrantes de un grupo llamado al progreso espiritual de todos sus componentes, por el mucho daño que una persona así puede hacer, ni lo permiten tampoco los guías espirituales que acompañan al mismo, los cuales, después de un tiempo prudencial saben como sacar a relucir las acciones e intenciones que no responden a las pautas de comportamiento que todo grupo se debe exigir, con lo cual se descubren a las personas que como estamos diciendo no están actuando correctamente, y minando en muchas ocasiones las buenas intenciones y los esfuerzos que los demás sí están realizando.
La honradez, la limpieza de intenciones, es uno de los estandartes que soportan la estructura de un grupo espiritual, si no empezamos por ahí poco o nada se llegará a realizar.
Para que se pueda trabajar con éxito en cualquier empresa han de ir todos a una, unidos por el mismo afán, construyendo todos en la misma dirección y armonizados por las pautas de comportamiento basadas en el progreso espiritual que son el eje central que marca el camino a seguir.
La persona honrada es incapaz de llegar a engañar a sus semejantes, mucho menos a sus amigos. Quien es honrado, al preocuparse de comportarse rectamente, lo que está haciendo es un ejercicio continuo de voluntad y de limpieza interior, quitándose de encima la comodidad, el egoísmo, la malicia, todo aquello que va en detrimento en primer lugar de su propia personalidad, y después de una verdadera y sana relación con los demás. Cuando buscamos sólo nuestro propio beneficio y faltamos a la verdad, faltamos al respeto de las personas o abusamos de ellas, estamos creándonos una verdadera trampa mortal, que tarde o temprano caerá sobre nosotros mismos.
De una persona honrada nada se puede temer, pues si en algo se equivocara o algún daño cometiese lo repararía con creces tan pronto fuera consciente. Sin embargo, de una persona hipócrita, se puede temer todo, pues no sabes cuándo te está diciendo la verdad, ni cuáles son sus verdaderas intenciones. Es una lástima que existan personas de dichas características, que no trabajan por su perfeccionamiento espiritual, sino por su interés personal, pues es muy doloroso y desagradable no poder confiar en una persona, pero en su propio beneficio y para que no se estropee más aún no hay más remedio que hacerle constar que una cosa es ser buenos y otra muy distinta el dejarse avasallar y engañar por un exceso de confianza.
Ser honrado no consiste, como tratamos de explicar, solamente en no aparentar lo que no se es, ya que eso nos hundiría en la comodidad y en el estancamiento, sino en ser capaz de realizar los esfuerzos necesarios para actuar con honestidad, en beneficio de los demás. No se puede progresar espiritualmente sin hacer algo que sólo redunde en nuestro interés, ese es el verdadero mérito, exigirnos cada día un poco más a nosotros mismos con el debido respeto a nuestros semejantes.
Fermín Hernández Hernández- Amor,Paz y Caridad
                                               *********************************
                  

           CAMPEONATO  DE LA INSENSATEZ 
Juana de Ángelis 

Cuando el conocimiento se liberaba del grillete soez de la ignorancia  y las ciencias adquirieron ciudadanía cultural, ampliando los horizontes del pensamiento y facultando un mejor entendimiento en torno a la finalidad existencial, a mediados del siglo XIX, surge el Espiritismo como un sol para la Nueva Era, que debería iluminar a la Humanidad a partir de entonces. 
Era la respuesta de los Cielos a las rogativas de los sufrimientos que se esparcían por la Tierra. Conforme a lo que Jesús había prometido, se trataba de El Consolador, que llegaba para atender a las múltiples necesidades humanas. 
Sintetizando el idealismo filosófico con las conquistas de la experimentación científica moderna, mientras era restaurada la ética del Evangelio, esa incomparable Doctrina se proponía ofrecer los instrumentos hábiles para la adquisición de la felicidad. 
El oscurantismo ancestral cedía lugar a nuevas conquistas libertadoras, mientras Espíritus Superiores se encargaban de promover el progreso material, social e intelectual en el Orbe, sacrificándose fieles a las ansias de iluminación. 
Los objetivos de la libertad alcanzada desde los días sangrientos de 1789, con la caída de la Bastilla y los movimientos que la siguieron, propiciaban el florecimiento de la verdadera fraternidad entre todos, igualándolos en relación a los derechos y a los deberes que les atañen por lo menos teóricamente. 
Se respiraban nuevos aires sin los tóxicos de los prejuicios y de la intolerancia religiosa, que cedía ante el vigor de las conquistas incomparables de la evolución que, diariamente llegaban a las masas sufridas… 
La arrogancia de Napoleón III, en Francia, reflejando la dominación clerical, que se obstinaba en proseguir soberana, gracias a los vínculos con Roma, que apoyaba gobiernos usurpadores y perversos en Europa, señalaba la declinación del Viejo Mundo de ostentación y privilegios, a fin de que los abanderados del amor y de la paz, abriesen espacios iluminados en la inmensa noche amedrentadora. 
Los Espíritus, de los considerados muertos, rompieron el pavoroso silencio al que fueron relegados y proclamaron las auténticas enseñanzas del Cristo como fundamentales para la vida, así como la inmortalidad, restaurando la pulcritud del Evangelio que había sido gravemente adulterado, despertando, de ese modo las conciencias para la vivencia de 
la armonía, del bien y de la caridad… 
Los paradigmas científicos del Espiritismo, se revestían del vigor indispensable para el enfrentamiento con el materialismo de Federico Engels y de Schopenhauer, de Marx y de Nietszche, revitalizando la ética centrada en la Buena Nueva, conforme Jesús y sus primeros discípulos la habían vivido. 
Era un renacimiento de la Palabra y un reencuentro con la Verdad, que había perdido el brillo empañada por los dogmas reaccionarios y la Teología proselitista, elaborada apenas para atender a los intereses mezquinos y serviles de los poderosos, que, a veces, eran también sometidos al talante de su atrevimiento. 
Permitiendo que se investigara de manera exhaustiva, los inmortales conversaron con las criaturas terrestres, ofreciéndoles explicaciones seguras sobre la vida, sus objetivos, los problemas del sufrimiento, del destino, del ser humano… 
Nunca, hasta entonces, una Doctrina abarcaría tantos temas y cuestiones porque, a fin de cuentas, no procedía de una persona, sino de un equipo de pensadores como Juan Evangelista, Pablo Apóstol, San Agustín, Descartes, Lacordaire, el Cura d’Ars, San Luis de Francia, Juana de Arco, Henri Heini, Fénelon, para citar apenas a unos pocos, todos bajo la inspiración de Jesucristo… 
Esa trilogía sintetizada en un bloque monolítico –Ciencia, Filosofía y Religión– debería enfrentar el futuro, acompañando el progreso, aceptando todas sus conquistas pero interpretándolas con meticuloso discernimiento, porque estudia las causas, mientras las ciencias estudian sus efectos. 
Transcurrido un siglo y medio, después del lanzamiento de El libro de los Espíritus, en París, el 18 de abril de 1857, la Doctrina resistió todas las envestidas de la cultura científica, tecnológica, filosófica, permaneciendo vigorosa e insuperable como en el instante de su consolidación. 
El movimiento espírita que se extendió por diversas naciones terrestres, presentóescritores, médiums, oradores y conferencistas, pedagogos, psicólogos, médicos y abogados, jueces y fiscales, entre muchos otros profesionales, todos incorruptibles, dejándonos un legado honorable, que desgraciadamente, en algunos casos, no está siendo dignamente preservado. 
Los atavismos ancestrales, en diversos espíritas, que se eligieron o fueron elegidos líderes por sí mismos y que no han soportado el peso de la responsabilidad para la ejecución del trabajo que les atañe, preocupados injustamente con la labor organizativa, se han desviado de los contenidos fundamentales de la Doctrina, tal y como hicieron ayer en relación con el 
Mensaje Cristiano, que transformaron en romanismo… 
En vez de preocuparse con la caridad fraternal en lo referente a los infelices de todo porte, se entregan a la conquista de patrimonio material y de proyección social, vinculándose, en algunos casos, a políticos famosos, no siempre portadores de conducta loable, para compartir las migajas del mundo, en detrimento de las alegrías del Reino de los Cielos. 
Sustituyen la sencillez y la espontaneidad de los fenómenos mediúmnicos por constricciones y directrices escolares que culminan, lamentablemente, con la graduación y entrega de diplomas a médiums y adoctrinadores, que también alcanzaron los peldaños teológicos de la auto-fascinación. 
Exigencias inapropiadas y vanidosas, agresivas a la sencillez que debe imperar en las Sociedades Espíritas, antes desprovistas de los llamados atavíos tecnológicos modernos; pues, anteriormente eran ejemplo de tolerancia y bondad entre sus miembros. 
Al estudio serio de los postulados doctrinarios, se sucede la frivolidad y la diversión en la relación con el público que busca las reuniones y estas actitudes son más compatibles con los espectáculos burlescos que con la seriedad que debe revestir el Espiritismo. 
El exceso de discusiones en torno a cuestiones secundarias, toma mucho tiempo para el análisis y la reflexión, que mejor debería dedicarse  a resolver importantes y urgentes desafíos sociales y humanos a los cuales el Espiritismo tiene mucho que ofrecer. 
La presunción y la soberbia eligen planteamientos y conductas que recuerdan a aquellos formulados por los antiguos sacerdotes, que ahora pretenden encargarse de definir los rumbos que deben ser tomados por el movimiento, después de tumultuosas reuniones con resquicios de resentimientos y rencores mal disfrazados. 
Se oyen los mensajes de los Benefactores espirituales, conmoviéndose con sus disertaciones, y abandonándolas en seguida dominados por la alucinación de la frivolidad. 
Se apegan al poder, como si fuesen insustituibles, se olvidan de que las enfermedades y la desencarnación los desalojan de las funciones que pretenden preservar a cualquier precio. 
El tecnicismo complicado viene transformando algunas Instituciones en Empresas dirigidas por ejecutivos brillantes, pero sin ningún vínculo con los postulados doctrinarios… 
Existen divisiones que se van multiplicando por sectores, por especializaciones, amenazando la unidad del cuerpo doctrinario, olvidándose de aquellos que no poseen títulos terrestres, pero que son humildes de espíritu, sencillos y puros de corazón, en injustificable elitismo. 
Escasean el amor, la compasión y la caridad… 
Reinan las críticas sórdidas, las persecuciones públicas y las rencillas, donde debería afianzar el perdón, el bienquerer, la comprensión fraternal, la caridad sin mancha. 
No se dispone de tiempo –pues ha sido consumido por el vacío exterior– para la asistencia a los sufridores y necesitados que acuden a las Casas Espíritas y son relegados a un segundo plano; ni para la convivencia con los pobres y desconocedores de la Doctrina, que son encaminados a cursos, cuando necesitan con urgencia de una palabra de consuelo moral… 
Los corazones se endurecen y la fraternidad desaparece. 
El Cristianismo resistió con bravura trescientos años mientras era perseguido y odiado, hasta el momento en que el emperador Constantino lo vilipendió, el día 13 de junio de 313, mediante el Edicto de Milán, que lo tornó tolerado en todo el Imperio Romano, decayendo posteriormente como religión del Estado, olvidando totalmente las lecciones de Jesucristo, 
pasando después, de perseguido a perseguidor… 
El Espiritismo aún no completó su sesquicentenario de surgimiento en la Tierra y las mismas nubes borrascosas amenazan exterminarlo, por la falta de vigilancia de algunos de sus adeptos. 
Es hora de cerrarle el paso a esa carrera desenfrenada en búsqueda de las ilusiones, a fin de hacer un análisis más profundo en torno a la Doctrina Espírita y a sus objetivos, saliéndose de las brillantes teorías para la práctica y la vivencia de las enseñanzas liberadoras. 
No es el momento para huir de la realidad, ante el deseo de algunos de conseguir, aunque sea de manera fugaz, el brillo momentáneo de los focos de atención, como se blasona con cierta mofa, en relación a los que disputan las glorias terrestres. 
Menos competición y más cooperación, debe ser la preocupación de todos los espíritas sinceros, a fin de transferir la Doctrina a las futuras generaciones, conforme la recibieron del Codificador y de sus iluminados trabajadores de las primeras horas. 
Buenos Espíritas, muy amados míos, vosotros sois todos obreros de la última hora, conforme proclamó el Espíritu protector Constantino, en El Evangelio según el Espiritismo. (*) 
Tórnate veraz, y con tu intervención, los fenómenos serán auténticos. 
Hazte responsable y serio, y las producciones mediúmnicas a que dieres origen merecerán credibilidad y consideración. 
Vive conforme recomiendan los espíritus nobles, y aquellos que participan de tus experiencias mediúmnicas se esforzarán para vivir dignamente. 
Ejercita la caridad y la renuncia, ayudándote a ti y a tu prójimo, y los buenos espíritus te elegirán como instrumento de su ministerio de iluminación humana. 
Jesús, en la condición de Médium de Dios, vivió absolutamente conforme a lo que enseñó a todos para que alcanzasen la gloria celestial.                                                             
(Mensaje psicografiado por el médium Divaldo Pereira Franco, en la sesión mediúmnica de la noche del 08 de agosto de 2006, en el Centro Espírita Camino de Redención, en Salvador, Bahía, Brasil).                                                                               (*) Capítulo XX “LOS OBREROS DE LA ÚLTIMA HORA”, ítem 2. Nota de la Autora Espiritual.
                                                          ******************

                      TODOS PODEMOS
No todos revelamos actitudes de grandeza,pero todos podemos cultivar la humildad.
No todos demostramos conocimientos superiores,pero todos podemos estudiar.
No todos conseguimos sustentar económicamente,las buenas obras,pero todos podemos efectuar esa o aquella prestación de servicio.
No todos guardamos la competencia o el don de curar,pero todos podemos de un modo o de otro,auxiliara a nuestros hermanos enfermos.
No todos estamos habilitados para mandar,pero todos podemos servir.
No todos somos héroes,pero todos podemos ser sinceros,justos y buenos.
No todos nos hallamos en condiciones de realizar mucho en auxilio a los que sufren,pero todos podemos ofrecer algo de nosotros,a favor de ellos.
¡Hermanos! no aleguéis indigencia,pequeñez,flaqueza,incapacidad o ignorancia para desertar del trabajo al que fuimos llamados.Comencemos,desde ahora,la edificación del Reino de Dios,en nosotros y alrededor de nosotros,a través del servicio que ya podemos hacer.
COMUNICACIÓN RECIBIDA POR CHICO XAVIER.!!
                                          ***********************

                                                   

Una Nostalgia en una Persona Feliz
A veces siento una nostalgia… una nostalgia de algún lugar… de alguien… de algunas cosas indescriptibles que llevan a un estado de espíritu trascendente…Viene del corazón. Es un sentimiento que me invade; que me transporta más allá de mí mismo. Me saca del mundo del mundo en que estoy. Me hace pensar, en aquel momento, que no soy de aquí, no pertenezco al aquí y ahora. Me transporta para otra realidad. Parece que soy un ser cósmico, universal. Me siento unido a algo mayor que mi conciencia, algo sagrado y divino.
Me parece que Dios resuelve, en aquel momento, tocarme y manifestar una parte de Su amor a través de mí. La nostalgia es de otro lugar, de otra persona que soy yo mismo, de otra sociedad de amigos. Me siento como un extranjero lejos de su patria. El momento es de corta duración, pero, sus efectos duran algunos días. A veces ella se hace acompañar de la percepción de que hay un motivo para estar aquí, con el cual debo sintonizarme. Es una nostalgia deliciosa que no me provoca angustia ni sufrimiento. Me hace creer en algo superior y en la felicidad como algo permanente. Me gusta sentirla, pues ella me recuerda de un tiempo… de un tiempo sin tiempo ni espacio… sin preocupaciones ni conflictos.
Me recuerda que la vida que llevo es un obsequio de Dios que me cabe valorar y engrandecer. La nostalgia que siento y que me colma de alegría es un encuentro. Me siento distante de algo, pero, próximo de mí mismo. Es una paradoja; una feliz paradoja…
En esos momentos, en que me ocurre, me siento íntimamente unido a Dios. Me dejo penetrar por la felicidad de Su dulce presencia. Me siento como alguien que se identifica con todos los seres humanos. En ese momento me identifico con la propia humanidad. Me transporto, arropado, a la dimensión del éxtasis y me conecto a las mentes creativas del Universo. Mi conciencia se expande y mi ser se libera de las amarras del cuerpo, permitiendo que me vea como un ser venturoso delante de Dios. Ese es un momento de entrega y de confianza en la Vida y en el amor de Dios. Ocurre en cualquier lugar y en cualquier circunstancia en que esté viviendo. No me preparo. Cuando ocurre y me toma, paro para vivirlo y sentirlo. Me conecto entonces a la dimensión superior de la Vida y me percibo pequeño y grande, frágil y fuerte, pero sin miedo. Aquella nostalgia de alguna manera me deja feliz.
En los momentos siguientes a la experiencia, me pongo a meditar en la grandeza de Dios y en la fuerza del amor. Pienso que la vida debe contemplar la realización de alguna producción. Ese algo productivo es la representación y manifestación de la propia existencia del ser humano como fruto de un proceso de creación semejante, proporcionado por Dios. El ser humano necesita realizarse también en el sentido de reconstruir la historia de su génesis. Dios lo creó manifestando Su esencia. El ser humano en su trayectoria de vida también precisa manifestar su esencia. Aquella nostalgia es una manifestación de la esencia humana, de la materia prima de Dios. Es el punto de contacto entre el humano y el posible divino. Cuando me ocurren aquellos momentos, me pregunto:
¿Soy feliz?
¿Qué me falta para que alcance ese estado de espíritu?
¿Qué decisiones preciso tomar para que mi vida pueda ser mejor de lo que es?
¿Qué necesidades pongo en el camino, que me impiden ser feliz?
¿Dejo que los demás alcancen la felicidad?
¿Me siento feliz con la felicidad de ellos?
Las respuestas vienen a mi mente con relativa facilidad, propiciando realizaciones cada vez mayores en busca de la felicidad. Percibo que cuanto más me ocupo en buscar esa felicidad con equilibrio, paciencia y armonía, más se torna ella factible.
Delante de la culpa.
Piense en el Dios-Amor e inicie un proceso de recuperación de la conciencia madura que lo llevará a la felicidad.
Piense en la madre acogedora y crea que Dios está con usted comprendiendo el proceso de busca de su felicidad. Piense en el amor paternal y crea que su proceso merece una nueva oportunidad, teniendo el derecho de recomenzar y ser feliz.
Piense en aceptarse como es y confíe en su capacidad de solucionar los conflictos en los que se envolvió.
Piense en comprender sus límites y fortalezca la convicción en la capacidad de superar sus dificultades para alcanzar la felicidad.
Piense en evitar el deseo de auto punición y confíe que Dios lo ve como un iniciado que merece aprender a buscar su felicidad de forma amorosa.
Piense en querer acertar, teniendo la seguridad de que el error forma parte de todo proceso de aprendizaje y que la felicidad no es una victoria simple.
Piense en confesar su equívoco, dividiendo el peso de la responsabilidad de juzgarse a sí mismo, con alguien que también esté en busca de la felicidad.
Piense en no agredir y desarrolle la habilidad de transformar la energía de la rabia en determinación de vencer a sí mismo, en busca de su propia felicidad.
Piense en asumir las consecuencias yendo en búsqueda de las personas que usted involuntariamente lastimó y muéstreles el camino para la felicidad a través de la humildad.
Sienta ganas de continuar creciendo y amando, pues la felicidad es una ruta en la cual viajamos, en dirección al infinito y en la compañía de Dios.
Sienta a Dios en su corazón, pues Él se realiza a través del amor que usted siente y dona.
Libro: Felicidad sin culpa
Adenáuer Novaes
                                                  ***********************************

                            


                   ASPECTO DE LAS 
        APARICIONES ESPIRITUALES

28. ¿Los Espíritus pueden hacerse visibles bajo otra apariencia que la forma 
humana? 
"La forma humana es la forma normal, el Espíritu puede variar su apariencia, pero 
siempre es el tipo humano." 
- ¿No pueden manifestarse bajo la forma de una luz? 
"Pueden producir llamas, luces, como cualesquiera otros efectos, para atestiguar 
su presencia; pero estas cosas no son los mismos Espíritus. La llama muchas veces 
sólo es una ilusión óptica o una emanación del periespíritu; en todos los casos no es 
más que una parte de éste; el periespíritu no aparece entero sino en las visiones."                                                                                                                                                             29. ¿Qué pensaremos de la creencia que atribuye los fuegos fatuos a la presencia de almas o Espíritus? 
"Superstición producida por la ignorancia. La causa física de los fuegos fatuos es 
bien conocida." 
- La llama azul que apareció, según se dice, sobre la cabeza del niño Servius 
Tullius, ¿es una fábula o una realidad? 
"Era real, fue producida por el Espíritu familiar que quería advertir a la madre.* 
Esta madre, médium vidente, había apercibido un rayo del Espíritu protector de su hijo. 
Todos los médiums videntes no ven al mismo grado, así como vuestros médiums 
escribientes no escriben todos la misma cosa. Mientras que esta madre sólo veía una llama, otro médium hubiese podido ver el mismo cuerpo del Espíritu." 
30. ¿Los Espíritus podrían presentarse bajo la forma de animales? 
"Puede suceder; pero los que tomen estas apariencias son siempre Espíritus muy 
inferiores. En todos los casos esto sólo sería una apariencia momentánea; porque sería 
absurdo el creer que un animal cualquiera pudiese ser la encarnación real de un Espíritu. 
Los animales son siempre animales y no otra cosa." 

Observación. - Sólo la superstición puede hacer creer que ciertos animales están 
animados por Espíritus; es preciso una imaginación muy complaciente, o bien afectada, 
para ver alguna cosa sobrenatural en circunstancias un tanto extravagantes, con las 
cuales se presentan algunas veces; pero el miedo hace ver con frecuencia lo que no 
existe. El miedo no siempre es el origen de esta idea; hemos conocido una señora muy 
inteligente por cierto, que se aficionó más de lo regular a un gatazo negro, porque le 
creía de una naturaleza "sobreanimal"; pero no había oído jamás hablar del Espiritismo; 
si lo hubiera conocido, le habría hecho comprender lo ridículo de la causa de su de su 
predilección, probándole la imposibilidad de semejante metamorfosis. 
ALLAN KARDEC 
                                            *****************************


No hay comentarios:

Publicar un comentario