ERRATICIDAD.
Estado de los Espíritus errantes, es decir, no encarnados, durante los intervalos de sus diversas existencias corporales. De ninguna manera la erraticidad es una señal absoluta de inferioridad para los Espíritus.
Hay Espíritus errantes de todas las clases, salvo los del primer orden, o Espíritus puros que, al no tener más necesidad de reencarnarse, no pueden ser considerados como errantes.
Los Espíritus errantes son felices o desdichados según el grado de su depuración.
Es en este estado que el Espíritu –cuando se ha despojado del velo material del cuerpo – reconoce sus existencias anteriores y las faltas que lo alejan de la perfección y de la felicidad infinita; entonces, es también cuando elige nuevas pruebas para progresar más rápidamente.
Tomado del libro Vocabulario Espírita
Adaptación Oswaldo E. Porras Dorta
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¿A PERRO FLACO
TODO SON PULGAS ?
Tsunami |
¿Por qué en la Tierra parece que siempre es a los pueblos más empobrecidos quienes padecen toda clase de desgracias, guerras , hambrunas y desastres naturales ?
Posiblemente la única explicación a esta triste realidad que vemos en esas zonas de la Tierra y países paupérrimos, sobre los que aun encima sobrevienen frecuentemente tantas desgracias de conflictos bélicos y desastres naturales que parecen cebarse con su pobreza económica y atraso social, sea la de que se trata de karmas colectivos de carácter negativo acumulados conjuntamente en existencias anteriores; otras veces se trata de sociedades de espíritus atrasados, que aceptando una difícil vida como prueba colectiva necesaria para su evolución, tratan de merecer la continuidad de poder seguir progresando en mundos de nivel superior al suyo de procedencia.
Sin embargo, sea como sea, el resto de la Humanidad tenemos una buena porción de responsabilidad ante estas desgracias, en la medida que no hacemos nada por ellos, porque cuando se hace algo a nivel de naciones, siempre es insuficiente y sin perder miramientos egoístas , políticos o económicos; y así entre todos, a su vez estamos creando nuestro propio karma colectivo que deberemos afrontar en el futuro.
Las situaciones sufridoras de algunos colectivos humanos, se pueden considerar en cualquier caso como beneficiosas para ellos desde el punto de vista de su evolución espiritual, sufriendo como víctimas inocentes o muriendo en medio de hambrunas ,guerras o desastres naturales, por las que purgan delitos del pasado o por los que incentivan el desarrollo de la paciencia, la fraternidad y la capacidad para perdonar al resto de laHumanidad, que en el fondo intuyen como sus verdugos o como la causa culpable de su sufrimiento humano.
Estas duras pruebas no son en absoluto una injusticia divina, ni se tratan de una mala suerte por haberles tocado nacer allí en ese periodo desgraciado, sino que suponen para quienes las sufren un auténtico aprendizaje espiritual ,tal vez necesario para los espíritus que los padecen cuando tienen sus vidas humanas ubicadas precisamente en esas zonas, por lo que esas situaciones humanamente amargas pueden ser un paso importante y necesario en la evolución de esos Seres.
Desde un punto de vista meramente humano es difícil comprender esas situaciones, sobre todo cuando no se conoce la Reencarnación tal como es y para qué o por que es, ni tampoco la Ley de Causa y Efecto, pero sin embargo se quiere apoyar uno en una fe religiosa que no resuelve nada en cuanto a comprender y cuando en verdad se han comprendido, aceptar los mecanismos de la justicia Divina.
Está muy claro que como Seres humanos que somos, con independencia de nuestras creencias filosóficas o religiosas, no se deben de contemplar impasibles estas situaciones contra las que debemos luchar con todos los medios a nuestro alcance, tanto a nivel de individuos como de colectivos .
El comprender el punto de vista espiritual que aporta el conocimiento de la Ley de Causa y Efecto, no supone que debamos adoptar una postura pasiva o de indiferencia hacia los que atraviesan esas situaciones humanas tan extremas y difíciles, sino que por el contrario, adquirimos una responsabilidad porque siempre debemos actuar como brazos materiales ejecutores del Amor de Dios y de la Caridad. Debemos colaborar positivamente tanto a nivel mental con nuestros buenos deseos , como a nivel espiritual con nuestras oraciones, enviándoles nuestra energía mental como vibración espiritual positiva y solicitando ayuda para ellos al plano espiritual. Por supuesto, aquí también está presente la obligación de la ayuda material con la aportación de parte de nuestros bienes materiales o con nuestra aportación física o trabajo material cuando sea posible o necesario. Además debemos apoyar democráticamente con los medios posibles a nuestro alcance, a los gobiernos de naciones que mejor dispuestos estén para aportar soluciones a estos problemas que sufre la Humanidad.
De este modo contribuiremos poderosamente a la transformación positiva de la psicoesfera que nos envuelve, y por tanto a la mejora global de la Humanidad. Así mismo es también muy importante nuestra aportación humana , llegando cada cual tan lejos como sea posible con su esfuerzo según le permitan sus circunstancias económicas, sociales o familiares.
¡¡ Mientras los Seres humanos no comprendamos por fin que todos juntos formamos una Unidad como miembros de un mismo cuerpo, e hijos de unmismo Dios...!!, seguiremos viendo esta terrible realidad que aunque creamos que solo afecta a otros, algún día también nos puede afectar a nosotros.
No obstante , creo que podemos ser moderadamente optimistas, porque a pesar de este estado caótico actual en el que estamos inmersos todos los miembros de esta Humanidad, sabemos que después de este difícil tramo del camino de la evolución espiritual humana, que está durando décadas interminables, absolutamente todos los que lo podamos haber merecido, estamos “condenados” finalmente a ser felices en este mundo nuestro una vez regenerado, siguiendo juntos adelante, y dejando atrás definitivamente los episodios de dolor y de sufrimiento que solo quedarán como el recuerdo de una pesadilla que la Humanidad experimentó en el pasado. Si no alcanzamos ahora el necesario nivel moral, también seguiremos evolucionando, pero en aquellos mundos atrasados acordes con nuestro grado de adelanto evolutivo.
Aunque ahora pueda parecer una utopía, podemos estar seguros de que por la propia dinámica evolutiva, llegará un día en que el Amor y la fraternidad serán la única bandera que ondeará en los corazones de la Humanidad en un futuro cada vez mas cercano. El sueño de hacer entre todos una sociedad mas justa, en paz y armonía, en la que ya no tengan cabida el hambre, las guerras, ni otras lacras humanas, puede ser alcanzable, y finalmente lo será, pero primero es necesario que cambiemos nosotros mismos antes de intentar cambiar a los demás queriendo que todo cambie.
- Jose Luis Martín -
“ El sufrimiento es inherente a la vida. Mientras hay cuerpo se produce sufrimiento como resultado de las sensaciones desagradables. Sin embargo, puede cambiarse la actitud ante el sufrimiento”
Ramiro Calle -
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LOS ESPÍRITUS Y SU FINALIDAD
A medida que el Espíritu adelanta en su destino, las ideas se desarrollan
en él lo mismo que en el niño, y con las ideas, el libre albedrío, esto es, la libertad de obrar y seguir tal o cual camino para su perfeccionamiento, siendo esto uno de los esenciales atributos del Espíritu.
en él lo mismo que en el niño, y con las ideas, el libre albedrío, esto es, la libertad de obrar y seguir tal o cual camino para su perfeccionamiento, siendo esto uno de los esenciales atributos del Espíritu.
17. El objeto final de todos los Espíritus es de llegar a la perfección de que
son susceptibles, siendo el resultado de este perfeccionamiento el gozar de la
suprema dicha, a la que llegan más o menos pronto, según sea el uso que hacen de su libre albedrío.
18. Los Espíritus son los agentes del poder divino y constituyen la fuerza
inteligente de la naturaleza, concurriendo al cumplimiento de los deseos del
Creador para sostener la armonía general del universo y las leyes inmutables de la creación.
19. Para intervenir como agentes del poder divino en la obra de los mundos
materiales, los Espíritus se revisten temporalmente de un cuerpo material. Los Espíritus encarnados constituyen lo que se llama humanidad, pues que el alma del hombre no es otra cosa que un Espíritu encarnado.
20. La vida espiritual es la normal y eterna del Espíritu; la corporal es transitoria y pasajera, es un momento en la eternidad.
OBRAS PÓSTUMAS. ALLAN KARDEC.
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DISCUSIONES: ¿ SE CONOCE DE QUE SE HABLA?
En lógica elemental, para discutir una cosa es menester conocerla, porque la opinión de su crítico no tiene valor, hasta tanto que hable con perfecto conocimiento de causa; sólo entonces aunque su opinión fuese errónea, puede tomarse en consideración ¿pero qué valor tendrá sobre una materia que no conoce? El verdadero crítico debe hacer prueba, no sólo de erudición, sino de un saber profundo respecto del objeto que trate, de un juicio sano y de una imparcialidad a toda prueba; de otro modo el primer músico del lugar podría arrogarse el derecho de juzgar a Rossini, y un aprendiz el de censurar a Rafael.
El Espiritismo no acepta, pues, todos los hechos reputados maravillosos o sobrenaturales; lejos de eso, demuestra la imposibilidad de un gran número, y el ridículo de ciertas creencias que constituyen, propiamente hablando, la superstición.
Es verdad que en lo que admite, hay cosas que para los incrédulos,
son puras maravillas, o sea, de la superstición; que sea, pero, al menos no discutáis sino estos puntos, porque sobre los otros no hay nada que decir y predicáis a convertidos. Atacándoos con lo mismo que él refuta, probáis vuestra ignorancia de la cosa, y vuestros argumentos caen en falso. Pero, se dirá, ¿en dónde se detiene la creencia del Espiritismo? Leed, observad, y lo sabréis.
Toda ciencia solo se adquiere con el tiempo y el estudio; así es que el Espiritismo que toca las cuestiones más graves de la filosofía, a todas las ramas del orden social, que abraza a la vez al hombre físico y al hombre moral, es por sí mismo toda una ciencia, toda una filosofía que no puede ser aprendida en algunas horas como cualquiera otra ciencia; habría tanta puerilidad en querer ver todo el Espiritismo en una mesa giratoria, como en ver toda la física en ciertos juegos de niño. Para aquel que no quiera detenerse en la superficie, no son horas, sino meses y años que son necesarios para sondearle todos los arcanos. Que se juzgue por eso del grado de saber y del valor de la opinión de aquellos que se arrogan el derecho de juzgar, porque han visto uno o dos experimentos, las más veces, a manera de distracción y pasatiempo. Ellos dirán sin duda que no están siempre en disposición de ocuparse en este estudio: concedido; nada les obliga; pero entonces cuando no se tiene tiempo de aprender una cosa, que no se hable de ella y aun menos se la juzgue, si no se quiere ser acusado de ligero; y cuando más se ocupa una posición elevada en la ciencia, menos se le disimula el que trate ligeramente un objeto que no conoce.
Es verdad que en lo que admite, hay cosas que para los incrédulos,
son puras maravillas, o sea, de la superstición; que sea, pero, al menos no discutáis sino estos puntos, porque sobre los otros no hay nada que decir y predicáis a convertidos. Atacándoos con lo mismo que él refuta, probáis vuestra ignorancia de la cosa, y vuestros argumentos caen en falso. Pero, se dirá, ¿en dónde se detiene la creencia del Espiritismo? Leed, observad, y lo sabréis.
Toda ciencia solo se adquiere con el tiempo y el estudio; así es que el Espiritismo que toca las cuestiones más graves de la filosofía, a todas las ramas del orden social, que abraza a la vez al hombre físico y al hombre moral, es por sí mismo toda una ciencia, toda una filosofía que no puede ser aprendida en algunas horas como cualquiera otra ciencia; habría tanta puerilidad en querer ver todo el Espiritismo en una mesa giratoria, como en ver toda la física en ciertos juegos de niño. Para aquel que no quiera detenerse en la superficie, no son horas, sino meses y años que son necesarios para sondearle todos los arcanos. Que se juzgue por eso del grado de saber y del valor de la opinión de aquellos que se arrogan el derecho de juzgar, porque han visto uno o dos experimentos, las más veces, a manera de distracción y pasatiempo. Ellos dirán sin duda que no están siempre en disposición de ocuparse en este estudio: concedido; nada les obliga; pero entonces cuando no se tiene tiempo de aprender una cosa, que no se hable de ella y aun menos se la juzgue, si no se quiere ser acusado de ligero; y cuando más se ocupa una posición elevada en la ciencia, menos se le disimula el que trate ligeramente un objeto que no conoce.
- Allan Kardec -
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Quien fué José María Fernández Colavida
Biografía resumida
(Tortosa, 1819 – Barcelona, 1888)
Si deseáramos describir, en pocas palabras, quién es José María Fernández Colavida, deberíamos afirmar, ante todo, que se trata del ejemplo real y concreto del hombre de bien y del verdadero espírita, enseñado en El Evangelio según el Espiritismo.
Conocido, con toda justicia, como el Kardec español, trabajó y sigue trabajando permanentemente por el progreso de la humanidad, divulgando la Doctrina Espírita no solamente por medio de su perfecto conocimiento doctrinario, sino también por el fiel ejemplo que siempre ha dado de la práctica de las enseñanzas espíritas, sobre todo de la ley de amor, de justicia y de caridad.
Primer traductor y editor de los libros de Allan Kardec al idioma español, jamás buscó ventajas materiales en las obras que publicaba, donando muchas de ellas en beneficio de la divulgación doctrinaria o vendiéndolas a precios simbólicos, que ni siquiera cubrían los costos generados por la impresión. Fue gracias a su abnegado trabajo de divulgación doctrinaria que Amalia Domingo Soler, entre otros innumerables beneficiarios, pudo tener las obras de Allan Kardec, como ella misma cuenta en Memorias: «[…] Fernández Colavida me mandó la colección completa de su Revista, las obras de Allan Kardec y una carta cariñosísima. Cuando yo me vi dueña de los libros de Kardec por los que tanto había suspirado, mi alegría fue inmensa».
Fundador, director y redactor, en Barcelona, de la Revista Espiritista –Periódico de Estudios Psicológicos, posteriormente denominada Revista de Estudios Psicológicos, fue el mayor divulgador espírita a los países de lengua española. Realizó un trabajo admirable de orientación doctrinaria a espíritas de varios lugares del mundo, tales como Argentina, Colombia, Cuba, Ecuador, Filipinas, México, Perú, Uruguay, además de España.
Fundador de la primera librería espírita en la capital de Cataluña, fue el importador de los trescientos volúmenes y folletos sobre el Espiritismo quemados el 9 de octubre de 1861 en el Auto de Fe de Barcelona.
También fue el fundador de la Asociación de los Amigos de los Pobres, de la Sociedad Barcelonesa Propagadora del Espiritismo y el director del Grupo Espírita La Paz, instituciones en las que trabajó con ahínco por el bien del prójimo.
Presidente de honor del Primer Congreso Internacional Espírita, realizado en Barcelona en septiembre de 1888, pocos meses antes de su desencarnación, recibió el homenaje con la más grande humildad, pues jamás buscó ningún reconocimiento, excepto el de su propia conciencia.
Gran soldado de la paz del Cristo, ha trabajado de manera incesante por la unión de los espíritas alrededor del estudio y de la práctica de la moral de Jesús y de las enseñanzas codificadas por Allan Kardec. Sus manos laboriosas, herramientas luminosas en servicio constante a la causa espírita, escribían, en su más reciente encarnación, textos doctrinarios, cartas de orientaciones a espíritas de todas las condiciones sociales y de varias nacionalidades, así como llevaban auxilio a necesitados de toda especie, sea la ayuda material a las personas pobres económicamente, sea los fluidos saludables a los enfermos de cuerpo o de alma.
En la vida espiritual, esas mismas manos, además de permanecer fielmente en el trabajo de las letras y del auxilio, nos son extendidas amorosamente para sostenernos en el recto cumplimiento de nuestros deberes como espíritas.
En su tumba, donde yace el cuerpo mortal, los espíritas de España y América, como una muestra de gratitud, deseaban construir un monumento. Con todo el respeto que esa iniciativa merece, no dejemos de prestar también otro homenaje al ejemplo inmortal de ese noble Espíritu bienhechor, edificando, en nosotros mismos, el monumento de la práctica de las dos enseñanzas fundamentales para todo espírita, es decir: «Hermanos, amémonos e instruyámonos».
Por Simoni Privato Goidanich
Si deseáramos describir, en pocas palabras, quién es José María Fernández Colavida, deberíamos afirmar, ante todo, que se trata del ejemplo real y concreto del hombre de bien y del verdadero espírita, enseñado en El Evangelio según el Espiritismo.
Conocido, con toda justicia, como el Kardec español, trabajó y sigue trabajando permanentemente por el progreso de la humanidad, divulgando la Doctrina Espírita no solamente por medio de su perfecto conocimiento doctrinario, sino también por el fiel ejemplo que siempre ha dado de la práctica de las enseñanzas espíritas, sobre todo de la ley de amor, de justicia y de caridad.
Primer traductor y editor de los libros de Allan Kardec al idioma español, jamás buscó ventajas materiales en las obras que publicaba, donando muchas de ellas en beneficio de la divulgación doctrinaria o vendiéndolas a precios simbólicos, que ni siquiera cubrían los costos generados por la impresión. Fue gracias a su abnegado trabajo de divulgación doctrinaria que Amalia Domingo Soler, entre otros innumerables beneficiarios, pudo tener las obras de Allan Kardec, como ella misma cuenta en Memorias: «[…] Fernández Colavida me mandó la colección completa de su Revista, las obras de Allan Kardec y una carta cariñosísima. Cuando yo me vi dueña de los libros de Kardec por los que tanto había suspirado, mi alegría fue inmensa».
Fundador, director y redactor, en Barcelona, de la Revista Espiritista –Periódico de Estudios Psicológicos, posteriormente denominada Revista de Estudios Psicológicos, fue el mayor divulgador espírita a los países de lengua española. Realizó un trabajo admirable de orientación doctrinaria a espíritas de varios lugares del mundo, tales como Argentina, Colombia, Cuba, Ecuador, Filipinas, México, Perú, Uruguay, además de España.
Fundador de la primera librería espírita en la capital de Cataluña, fue el importador de los trescientos volúmenes y folletos sobre el Espiritismo quemados el 9 de octubre de 1861 en el Auto de Fe de Barcelona.
También fue el fundador de la Asociación de los Amigos de los Pobres, de la Sociedad Barcelonesa Propagadora del Espiritismo y el director del Grupo Espírita La Paz, instituciones en las que trabajó con ahínco por el bien del prójimo.
Presidente de honor del Primer Congreso Internacional Espírita, realizado en Barcelona en septiembre de 1888, pocos meses antes de su desencarnación, recibió el homenaje con la más grande humildad, pues jamás buscó ningún reconocimiento, excepto el de su propia conciencia.
Gran soldado de la paz del Cristo, ha trabajado de manera incesante por la unión de los espíritas alrededor del estudio y de la práctica de la moral de Jesús y de las enseñanzas codificadas por Allan Kardec. Sus manos laboriosas, herramientas luminosas en servicio constante a la causa espírita, escribían, en su más reciente encarnación, textos doctrinarios, cartas de orientaciones a espíritas de todas las condiciones sociales y de varias nacionalidades, así como llevaban auxilio a necesitados de toda especie, sea la ayuda material a las personas pobres económicamente, sea los fluidos saludables a los enfermos de cuerpo o de alma.
En la vida espiritual, esas mismas manos, además de permanecer fielmente en el trabajo de las letras y del auxilio, nos son extendidas amorosamente para sostenernos en el recto cumplimiento de nuestros deberes como espíritas.
En su tumba, donde yace el cuerpo mortal, los espíritas de España y América, como una muestra de gratitud, deseaban construir un monumento. Con todo el respeto que esa iniciativa merece, no dejemos de prestar también otro homenaje al ejemplo inmortal de ese noble Espíritu bienhechor, edificando, en nosotros mismos, el monumento de la práctica de las dos enseñanzas fundamentales para todo espírita, es decir: «Hermanos, amémonos e instruyámonos».
Por Simoni Privato Goidanich
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