domingo, 24 de septiembre de 2017

De charla con Jose Manuel Fernandez




Hoy veremos:

- El Autoconocimiento
- La esencia del Espíritu: Sobre el Amor
- DE CHARLA CON JOSE MANUEL FERNANDEZ
- Estudio y aperturismo



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EL AUTOCONOCIMIENTO
Allan Kardec, codificador del Espiritismo preguntó a los Espíritus"¿Cuál es el medio práctico más eficaz que tiene el hombre para mejorar en esta vida y resistir a la atracción del mal?"
Los Benefactores de la Humanidad contestaron:
"Un sabio de la antigüedad os lo ha dicho: conócete a ti mismo".
La Doctrina Espírita nos muestra el camino que debemos recorrer para que consigamos ese intento: el autoconocimiento.
La jornada, por lo tanto, es en sentido contrario a lo que hemos buscado hasta el momento. Y hacia dentro de nosotros mismos, y no hacia el exterior. Alguno de nosotros no nos conocemos, no tenemos idea de quién somos, ni de cuál será nuestro comportamiento ante determinada situación. En fin, somos un ilustre desconocido de nosotros mismos.
Por desconocimiento de nuestros sentimientos, a veces tomamos actitudes equivocadas que nos causan desagrado cuando nos damos cuenta de lo ocurrido.
Una señora afirmaba siempre que si un día la asaltaran se quedaría inmóvil, petrificada, que seguramente no tendría fuerzas para reaccionar.
Su amiga, a la vez, decía que reaccionaría y que, si fuera preciso, lucharía.
Un día, ambas estaban conversando en la acera. Un muchacho pasó y llevó el bolso de la que había dicho que reaccionaría. Ella se quedó paralizada.
La otra, que había afirmado que se quedaría inmóvil, salió corriendo atrás del muchacho pegándole con su bolso en la espalda y gritando para que la devolviese.
El muchacho, que no esperaba tal reacción, tiró el bolso al suelo y se marchó.
Esto prueba que ambas desconocían sus tendencias, pues ante una situación inesperada tuvieron reacciones contrarias a las que afirmaban tener.
Muchos de nosotros también nos desconocemos, no solemos hacer un análisis profundo de nuestra intimidad.
Así, fácilmente nos sorprendemos con nosotros mismos delante de situaciones inusitadas.
Para que sepamos cuánto orgullo y egoísmo, peores llagas de la sociedad, conllevamos aún con nosotros, basta que nos observemos con sinceridad en los pequeños actos cotidianos, que lo percibiremos claramente.
Observando nuestra reacción delante de la indiferencia de un amigo. Del poco caso que hacen de un trabajo que ejecutamos, del peinado o de la ropa que vestimos, o cuando alguien nos llama la atención.
Cada persona es un universo que precisa ser descubierto para que pueda hacer brillar la luz que yace latente en su íntimo.
Si dirigimos la atención hacia nuestra intimidad, nos daremos cuenta que hemos hecho muchas conquistas, pero que aún nos falta andar algunos pasos para que brille, de hecho, nuestra luz. Se trata solamente de una cuestión de tiempo y disposición.
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¿Usted sabía que San Agustín, uno de los padres de la Iglesia, colaboró en la Codificación de la Doctrina Espírita?
La respuesta a la que nos referimos al principio fue dada por él. Recomienda que cada uno de nosotros haga como él hizo cuando vivió en la Tierra. Todas las noches hacía un análisis de cómo había sido su día. Se cuestionaba si hiciera algo contra Dios, contra su prójimo y contra él mismo. Y siempre buscaba corregir lo que precisaba ser corregido, buscando ser cada día mejor que el día anterior.

Redacción del Momento Espírita

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       LA ESENCIA DEL ESPÍRITU: SOBRE EL AMOR


Cierto día en que me hallaba con varios amigos de ambos sexos, se promovió la conversación sobre los distintos modos de amar, cada uno definió como supo, y después de hablar mucho para decir muy poco, me despedí de ellos confiando en que otro día ampliáramos aquella cuestión: ¡Siempre he creído en el amor grande y sublime, jamás en el rastrero o egoísta de los sentidos, que tanto y tanto empequeñece al Espíritu!
Aquel día se había hablado tanto de amor que, por la noche a solas, comparaba y reflexionaba los múltiples pareceres de aquel grupo familiar, y pensando y filosofando sobre esta ciencia secreta que cada cual desarrolla a impulsos de su adelanto, me quedé dormidaMi Espíritu tendió su vuelo y, al hallarme en la inmensidad, miré mi cuerpo y exclamé: ¡Qué hermosa es la libertad! ¡Qué grato es vivir lejos de la Tierra, y cuan distinta atmósfera se respira! ¿Qué es lo que yo siento Dios mío? ¡Parece que de tanta felicidad desfallezco! ¡Dadme fuerzas, señor, para que yo pueda volar en busca de ese amor purísimo que vivifica, que nos sublima y regenera!
Yo bien quisiera aspirar toda su esencia y que al volver a mi cuerpo mis miradas, mis frases y mis acciones, fueran efluvios de amor celestial. Es tan bello el amor, que cuando se contempla la inocente mirada del niño, la sonrisa afectuosa del anciano, el beso purísimo de los padres, el cariño sin medida de los esposos, el afecto sincero del hermano, el sacrosanto lazo de la amistad o el compasivo hacia los pobres, siempre es grande, porque llena de satisfacción al Espíritu.
Tienes mucha razón murmuraron a mi oído; piensas bien, y me congratulo de ello. En todas las clases de amor, se puede llegar a lo sublime y hacer grandes progresos.Miré a mi alrededor, y vi a un anciano de noble aspecto que me sonreía dulcemente; cogí su mano, la llevé a mis labios y le dije:
-No os conozco ni sé quien sois; pero encuentro en vuestra tranquila mirada, un no sé qué inexplicable, que me hace sentir hacia vos un respeto y cariño a la vez, que me da vida y me hace feliz.
-A eso vengo, amiga mía, dijo el anciano estrechándome en sus brazos, a darte vida, a fortificarte con mi cariño, a alentarte con mis frases, a decirte algo del verdadero amor, de ese amor tan cacareado entre vosotros, tan mal entendido por muchos y sólo comprendido por muy pocos. ¿Quieres saber como se practica el amor en los espíritus de gran progreso? Ven conmigo y ten presente todo cuanto veas, grábalo en tu mente y, cuando vuelvas al cuerpo, no lo olvides; porque todo ello te servirá de faro en lo que te queda de existencia.
El fluido de su mirada, acrecentaba mis fuerzas; yo no parecía una débil mujer, no, más bien me asemejaba a un atleta que desafiaba la Tierra, la cual veía a 
mis pies como una pequeña isla. De tiempo en tiempo, me quedaba absorta contemplando la bella perspectiva que representaba el espacio: por un lado la Tierra, iluminada por la luna, parecía la fantástica aspiración del poeta; por otro lado la naciente aurora, pura como la inocencia; más allá de los mundos rutilantes poniendo de manifiesto la inmensa sabiduría del Eterno; y aquel conjunto de luces diáfanas y nubes de fuego, me parecían en aquellos momentos notas dulcísimas, filosofía profunda, ciencia incomprensible, besos tiernísimos, amor bendito, sonrisa de Dios.
Entonces el anciano, contemplándome y gozándose a la vez de mi alegría exclamó:
-¡Goza pobre Espíritu; goza en las maravillas celestes, y que el hálito de la amorosa Providencia te fortalezca!
Momentos después nos fuimos acercando hacia la Tierra y penetramos en una casa de mediano aspecto, un anciano yacía medio moribundo en un lecho, al lado del cual, se veía una mujer joven aún, y dos niños que colmaban de caricias al enfermo. Éste los miraba con amoroso afán, retratándose en sus ojos la más tierna gratitud.
¿Ves ese pequeño grupo? Me dijo mi compañero, ¡Pues todo él respira amor! Ese anciano que está a punto de exhalar el último suspiro, es esposo de esa mujer y padre de esos niños. Hace tiempo que unos celos infundados, le hicieron abandonar su familia dejándola en la mayor miseria; su esposa que es un ángel con envoltura material, sufrió resignada este contratiempo, y aunque herida en lo más íntimo de su alma, siempre enseñó a sus hijos a bendecir el nombre de su padre; éste, hastiado de la vida, derrochó cuanto le quedaba de sus bienes en poco tiempo, y más tarde, no sólo se vio pobre, sino que también enfermo; cuando se halló en esa situación se acordó de su familia, empezó a reflexionar sobre su mal proceder, y el rubor asomó a su rostro.
Luchaba entre volver a su casa o entrar en el hospital; pero el temor de que su esposa le reconviniera, le hizo decidir irse al último; al hallarse a las puertas de éste, una mujer que a la sazón pasaba, le detuvo diciendo: -¿A dónde vas? ¡Cuánto tiempo hace que te busco y no te encuentro! Aquella mujer era su esposa; él la miró, quiso hablar y no pudo; un frío sudor inundaba su cuerpo, volvió a mirarla; en la frente de su esposa irradiaba la pureza de su alma; en sus ojos se leía la inocencia; en sus labios se dibujaba la sonrisa del amor; aquella mujer cuyo rostro resplandecía de júbilo al encontrar a su esposo, no era ni podía ser criminal; así lo comprendió él, y tomándole una mano y estrechándosela con efusión, le dijo: -Perdóname, María, si en un momento de ceguedad dudé de ti; el culpable soy yo, que no supe mirar bien; déjame que no soy digno de tu cariño. -¿Qué no eres digno de mi cariño, respondió María,cuando te guardo en mi pecho un amor profundo? ¿Qué te deje cuando tu vida es la mía? ¡Oh, no; no me separaré de ti jamás! Te seguiré con mis hijos a todas partes, porque sin ti el dolor me abruma, y la soledad me abate; porque necesito pisar la tierra que tú pisas, respirar el aire que tú respiras, llorar si tú lloras, reír si tú ríes, vivir contigo para ti, formando con nuestros alientos la atmósfera purísima del amor, que a un tiempo, nos eleva al infinito amor de Dios.
Y María, fuego de amor inextinguible, se llevó a su esposo consigo mostrándole a sus hijos. Ha trabajado y trabaja sin descanso, para rodearles de cuantos cuidados están a su alcance; y en este momento ese anciano morirá con la sonrisa en los labios, porque el amor sublime de su esposa, le ha regenerado y le ha hecho feliz.
Si ella no le hubiese sabido amar, él habría dejado la Tierra maldiciendo su existencia y el amor. ¡Aquí tienes amiga mía, ese amor de fuego, que es capaz de dar calor a un planeta, derretir un alma de hielo y hacer progresar a un Espíritu! Verdaderamente, objeté yo, esa mujer sabe amar; y si toda la humanidad participara de ese amor tan grande que, olvida los defectos de sus semejantes para engrandecer al Espíritu, ciertamente seríamos más perfectos.
– Días vendrán, amiga mía, en que sólo un amor puro irradiará en la Tierra, ahora aún es pronto, y los humanos no saben amar sino con los sentidos; la belleza física y el oro, atrae y fusiona de tal modo a los terrenales, que les convierte en idiotas de sus pasiones; según vayan adelantando las generaciones, irán éstas purificando su amor; y entonces, ni las riquezas ni la carne, serán la base del amor como lo son hoy; el hombre sabrá amar y respetar a la mujer, ésta engrandecerá ese amor por medio de su cultura y sus virtudes, sus espíritus se comprenderán mejor, porque estarán más nivelados en progreso, y los efluvios de su amor sincero, extendiéndose sobre sus hijos los harán ser modelos de nobleza; mas hoy en la Tierra, son contados los que saben amar; la mayoría sienten un volcán deVuelve a tu cuerpo, amiga mía, y haz que la esencia de tu alma se evapore por la Tierra; ama desde el niño al octogenario, desde el mendigo hasta el que ciñe una corona, desde el amigo, hasta el adversario; ama también a los criminales, porque, quizás estos más que otros, necesitan de amor en ese mundo; y ama la justicia y la razón, para que, envuelta en el amor divino, al dejar la vida terrestre te remontes con los espíritus del amor.
Al terminar el anciano su última frase, abrí los ojos y me hallé sola en mi cuarto, sin espacio, sin luz y sin mi simpático compañero. Mis ideas eran confusas; pero mi voluntad en recordarlo todo, muy grande; pedí a Dios con toda la efusión de mi alma, que no borrase de mi pensamiento aquel recuerdo, y mi súplica fue escuchada; puesto que más tarde, las ideas adquirieron más luz, cogí la pluma y escribí las líneas que anteceden: ¡Qué hermoso es el espacio! ¡Dichoso aquel que con los ojos del alma lo contempla! ¡Cuan bello es vivir entre espíritus de luz! ¡Cuánto alientan! amor en su pecho pero es tan sólo por algunos segundos; y los más constantes, en cuanto descubren un insignificante defecto en el ser querido, se aburren y se cansan de ser tolerantes; esto sucede por la pequeñez de sus espíritus, por la ignorancia que les domina y por el orgullo que les amamanta.
Vuelve a tu cuerpo, amiga mía, y haz que la esencia de tu alma se evapore por la Tierra; ama desde el niño al octogenario, desde el mendigo hasta el que ciñe una corona, desde el amigo, hasta el adversario; ama también a los criminales, porque, quizás estos más que otros, necesitan de amor en ese mundo; y ama la justicia y la razón, para que, envuelta en el amor divino, al dejar la vida terrestre te remontes con los espíritus del amor.
Al terminar el anciano su última frase, abrí los ojos y me hallé sola en mi cuarto, sin espacio, sin luz y sin mi simpático compañero. Mis ideas eran confusas; pero mi voluntad en recordarlo todo, muy grande; pedí a Dios con toda la efusión de mi alma, que no borrase de mi pensamiento aquel recuerdo, y mi súplica fue escuchada; puesto que más tarde, las ideas adquirieron más luz, cogí la pluma y escribí las líneas que anteceden: ¡Qué hermoso es el espacio! ¡Dichoso aquel que con los ojos del alma lo contempla! ¡Cuan bello es vivir entre espíritus de luz! ¡Cuánto alientan!Yo al despertar, me sentí más fuerte, pero con ese valor que eleva; sentí amor grande, amor sublime para la humanidad entera; aquel simpático anciano de semblante risueño, me había comunicado algo de ese amor del alma que, se siente y no se explica; yo pensaba en su bondad, y recordaba sus frases de cariño.
¡Jamás en la vida he hallado tanta ternura! Sus consejos operaban en mí una metamorfosis moral; y el fuego de su mirada, transmitiéndome un amor dulcísimo, parecía decirme: Fuego es el amor, sí, corriente eléctrica que se transmite con suma facilidad, pero que hay muy pocos que la transmitan, ve tú a engrosar el ejercicio de los que trabajan en pro del progreso, que, la generalidad de los terrenales, tiene frío en el alma y necesita envolverse con la llama sacrosanta del amor. Y desde entonces, las flores con su aroma, las auroras con sus besos, las aves con sus trinos, y la naturaleza en su conjunto, todo, absolutísimamente todo, parece murmurar a mis oídos: ¡Amor puro, amor hasta el sacrificio, amor sublime; porque sin el amor no hay progreso, no hay luz, no hay vida!
Por Amalia Domingo Soler
Publicado originalmente en el periódico espiritista “La Luz del Porvenir” a finales de siglo XIX. Y compilado actualmente en el libro “La Luz del Futuro”.
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 De Charla con José Manuel Fernández

zRecientemente hemos realizado una pequeña entrevista a José Manuel Fernández  del  Blog   Entre Espíritus.  Psicólogo de profesión y escritor de varias novelas espíritas.
En esta pequeña charla podréis conocer su trabajo; cómo conoció el Espiritismo y algunos detalles más sobre su persona.
Y cómo no, la hemos añadido a nuestra sección de  tertulia del Café Espírita (Espacio virtual de conversación).
Sin más preámbulos, entramos de lleno a la entrevista. ¡Play! 
Zona Espírita: ¿Cómo conociste el Espiritismo y que ha aportado a tu vida?
José Manuel: Conocí el Espiritismo en 2003. Una amiga común me había regalado unos días antes “El libro de los espíritus”. Esa semana tuve que estar en un congreso sobre drogas en Toledo y la primera noche en la habitación del hotel, comencé su lectura. Ya no pude parar.
Con los ojos casi cerrados, casi en estado de letargo, alcancé la mitad de sus preguntas. Fue una conmoción para mí, porque creo que estaba siendo consciente de lo que estaba asimilando al impregnarme del contenido de esas páginas. Solo recuerdo que cuando me tumbé en la cama, debí quedarme dormido y al poco, mi madre, que había fallecido doce años antes, se me apareció con su ropa habitual, se dirigió hacia mí y me proporcionó el abrazo más maravilloso de mi vida (aún no superado). También me dijo con una sonrisa: “por fin, bienvenido a este mundo”.
Aquello me marcó profundamente. A lo largo de la jornada siguiente tan solo quería terminar con las horas lectivas para continuar leyendo. En efecto, lo acabé esa misma tarde-noche y al cerrarlo, supe que había encontrado lo que había estado buscando durante 39 años. Casi nada, ¿verdad?
Aunque nadie posee la verdad absoluta, para mí todos los postulados contenidos en la doctrina del Espiritismo son los únicos que han conseguido dar respuesta a todos mis interrogantes. Estos no son muy distintos a los del resto de la población que poseen un mínimo de interés por su vida interior. Los suelo resumir en: “¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Hacia dónde voy?”, es decir, presente, pasado y futuro unidos en una misma cuestión. Algunos también lo sintetizan en “¿Qué sentido tiene la existencia?” Insisto: desde mi punto de vista, solo el Espiritismo consiguió dar satisfacción a esos interrogantes que una y otra vez me consumían por dentro.
Zona Espírita: Llevas ya publicado 5 libros y en tu blog estás publicando por capítulos el sexto ¿Cómo obtienes este material? ¿Mediumnidad de psicografía quizás…?
José Manuel: En verdad, son siete los libros y tengo por la mitad el octavo que se llamará “Una vida inacabada” y que versará sobre la cuestión del aborto. Mi modo de proceder es ir subiendo los textos por capítulos al blog “Entreespíritus http://www.entreespiritus.community/ que es el lugar de la red en el que trabajo.
Cuando se acaba, envío la obra para su maquetación, impresión y distribución. Del último libro, “Operación rescate” se han distribuido 300 ejemplares por toda España, principalmente en centros espíritas.La mediumnidad que tengo no es la habitual, la que se entiende como psicográfica. Yo la llamaría mediumnidad de inspiración. Esto ha de entenderse como que me siento delante de la mesa y al poco, numerosos argumentos empiezan a golpear mi cabeza, a ocupar mi pensamiento hasta que logro ponerlos en papel. En muchos casos, esas ideas se van incubando en mi mente con anterioridad; en otros, el fenómeno se produce sobre la marcha. Tengo claro que tanto la mano como la forma que se da a las palabras son mías, pero admito plenamente que las “semillas” que se depositan son ajenas, atribuibles a alguien que piensa por mí o que desliza en mis oídos lo que hay que plasmar en el texto. Es una cuestión compleja, en todo caso, difícil de explicar.
Zona Espírita: ¿Cuándo se te manifestó esta facultad y te ocurrió la idea de publicarlos, además de forma gratuita?
José Manuel: Creo que todos recibimos esa famosa llamada, esa que hace referencia a lo que
jose manuel fernandezrealmente te gusta, a la dirección a la que pretendes encaminar tu vida.
Sobre 2008 fui recibiendo diversas señales en este sentido, muchas inequívocas, que me indicaban que debía empezar a escribir cuanto antes.
La historia de ese joven llamado Juan y sus conversaciones con su espíritu protector me ocuparon casi dos años en la elaboración del primer libro. El objetivo es diáfano: divulgar el Espiritismo, esa filosofía que tanto me ha llenado y que por supuesto, deseo dar a conocer a los demás.Por lo demás, yo tengo mi trabajo y a Dios gracias no paso necesidad. Jamás he pretendido vivir de esta tarea. ¿Por qué no aplicar la famosa frase de Jesúsque todo espírita recuerda? “Dad de gratis lo que gratis recibisteis…”. Pues eso.
Hay que considerar que el Espiritismo es una disciplina muy exigente. Lo digo porque no solo te pide que cultives tus conocimientos, que aprendas una serie de conceptos, sino lo más importante, exige en la persona un compromiso intenso de reforma moral. En otras palabras, ya podemos doctorarnos en Espiritismo teórico que si no hacemos nada por cambiar nuestra actitud en el mundo, todo será baldío y ese esfuerzo por mejorarnos quedará pendiente para próximas reencarnaciones. Y es que como decía Chico“podemos escapar de la muerte muchas veces, ah, pero de la vida, no”.Zona Espírita: Escribes un género literario llamado “Romance Espírita”muy conocido en Brasil. Por lo general, este tipo de publicaciones son traducidas del portugués al español. En tu caso, curiosamente, creo que tienes contactos con alguna editora espírita de Brasil para traducir y publicar tus libros allí. ¿Es esto cierto? ¿Puedes hablarnos sobre esto?
aaaJosé Manuel: Claro, allí ese tipo de literatura es muy popular, aunque aquí podría traducirse como novela espírita, porque el término romance acota mucho su significado.
En la actualidad, ando en negociaciones con la editora Petit de São Paulo para publicar en Brasil mi segunda obra “El hombre que no sabía que había muerto” pero este proceso es largo, primero por la traducción y luego porque hay que salvar ciertas diferencias culturales y lingüísticas entre continentes que no son fáciles, todo ello para que el libro sea bien entendido por el público. Por ahora, no hay nada seguro, esa es la realidad.
Zona Espírita: Aparte del tema espírita, ¿a qué te dedicas, cuál es tu profesión? ¿Lo compaginas bien?José Manuel: Mi profesión es la de psicólogo. Terminé en 1987 en la universidad de Sevilla, aunque no pude trabajar en esa especialidad hasta 1991. Llevo por tanto 24 años de labor y lo que me queda.
No hay problemas de tiempo, es cuestión de organizarse y si no, se buscan vacaciones o fines de semana para escribir. De hecho, yo casi nunca escribo entre semana sino que utilizo el relax de los períodos de libranza laboral para inspirarme.
Por último, admito que de no haber sido por la psicología, difícilmente se habrían escrito estas obras, pues sin los conocimientos que aporta esa ciencia con respecto a la explicación de la conducta humana y del pensamiento, no se podrían haber plasmado de la misma forma en los libros.
- Zona Espírita-
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ESTUDIO Y APERTURISMO
Estudio y aperturismo
“En sus comunicaciones, Los Espíritus superiores proceden siempre con extrema prudencia y suelen abordar las cuestiones importantes de la Doctrina Espírita  siempre gradualmente y en la medida que las mentes alcanzan la inteligencia necesaria para comprender las verdades de orden elevado, y que las circunstancias son propicias a la recepción de las nuevas ideas. Por esta razón, no se ha comunicado todo desde un principio, ni tan siquiera hasta hoy. Jamás han cedido a las premuras de las personas demasiado impacientes que desean recoger los frutos antes de su sazón.” (II – Autoridad de la Doctrina Espírita – COMPROBACIÓN UNIVERSAL DE LA ENSEÑANZA DE LOS ESPÍRITUS.  – El Evangelio según el Espiritismo, A. Kardec.)
Este pasaje de A. Kardec pone de manifiesto el carácter aperturista de la Doctrina Espírita, señalando que no todo quedaba dicho al principio, sino que las grandes verdades se irían abordando gradualmente. Queda patente de ese modo la tarea que aplazaba al futuro cercano el completar determinadas materias además de innovar y ampliar todos aquellos conocimientos que en el futuro sería necesario revelar.
Podemos opinar libremente sobre el temario que estamos abordando en esta sección acerca de los EXTRATERRESTRES. Habrá quien considere esta materia como producto de una mente dada a fantaseos, y habrá quién, por el contrario, considere que ha llegado el momento de plantearse seriamente un estudio, análisis e investigación de un tema que ha sido de reciente actualidad y que también lo es en estos momentos.
Los dos factores a los que alude el párrafo del Evangelio según el Espiritismo se han cumplido ampliamente. Es notoria la diferencia de inteligencia y conocimientos entre el hombre actual y el de mediados del siglo XIX, del mismo modo también son muy diferentes las circunstancias que actualmente nos envuelven y que son totalmente diferentes a las que se propiciaban entonces.
A la joven Sociedad de estos momentos, es muy probable que no le llame la atención fenómenos tales como las mesas parlantes, materializaciones o comunicaciones mediúmnicas, pero, con toda certeza, si les hablamos de la pluralidad de Mundos Habitados, del fenómeno Ovni, y todo ello desde un enfoque evolucionista veremos cómo se ilumina y despierta la inquietud y ansias de conocimientos sobre el asunto.
Desde hace varias décadas se viene debatiendo sobre el fenómeno Ovni en nuestro Planeta. Se trata de una polémica de alcance Mundial, bien por causa de los numerosos avistamientos o bien por las noticias que han circulado en la prensa. Se han producido numerosos contactos con naves y entidades extra-terrestres , todos ellos excelentemente documentados y estudiados, inclusive hasta dentro del seno de la Iglesia Católica. Entendemos toda esta casuística conlleva una extensa y estudiada planificación por parte de estos Hermanos Extra-terrestres.
Han sido muchos los gobiernos y agencias de diferentes países que han seguido de cerca estas manifestaciones y que han corroborado la veracidad de los avistamientos afirmando que no son producto de fenómenos atmosféricos o de cualquier otra causa natural, sino que se trata de manifestaciones de la presencia Ovni o Extraterrestre desde tiempo inmemorial.
No se trata de un asunto que hayamos de tomar a la ligera, sino que debemos  darle la relevancia, seriedad y respeto que merece. Cuando una casuística de ésta índole se mantiene vigente durante tanto tiempo, hemos de procurar proporcionar las respuestas y explicaciones lógicas y consecuentes que el asunto requiere. No debemos ni menospreciarlo ni olvidarlo, sino todo lo contrario, poner inteligencia y conocimientos espirituales a trabajar en pos de una explicación clara, concisa y completa, apoyándonos en las personas que han demostrado conocimientos y autoridad en la materia.
Los espíritas y personas con capacidades mediúmnicas que puedan disponer de respuestas y posibilidades de ampliar conocimientos sobre este asunto, estamos obligados moralmente, participando en el estudio y aclaración de todos los interrogantes que se pudieren formular. Es precisa la colaboración e implicación seria y comedida. Tenemos de nuestro lado las bases de la Codificación Espírita y con su apoyo, deberemos responder a las necesidades que la Sociedad actual nos plantea.
Algunos dirán: ¡Cuando veamos a los Ovnis posarse en las plazas de los pueblos y contactar con sus tripulantes, entonces comenzaremos a dar al asunto la atención que merece pero mientras tanto que no vengan a molestarnos con burdas fantasías!.
Acaso a A. Kardec, los espíritus se lo pusieron fácil. No les resultaba más fácil materializarse y decirle: ¡Somos los Espíritus del Señor, y esta es tu misión, aquí tienes la Codificación; ¡Difúndela! Con este breve contacto habría sido suficiente y de ese modo haberle ahorrado una ingente cantidad de trabajo, pero…
Evidentemente A. Kardec no estaba preparado para la experiencia y con toda certeza hubiera rechazado la misión. Era imprescindible su análisis, estudio y participación, junto con la de sus cientos y cientos de colaboradores. Era igualmente necesaria una evolución natural de los hechos, que la Doctrina se abriese paso a su ritmo, pausadamente, y que se hubiesen consolidado previamente uno cimientos sólidos en la construcción espírita.
Todo esto ha sido posible merced al esfuerzo, estudio y participación de todos aquellos de mente inquieta y con buena predisposición para admitir nuevas ideas y razonamientos que vengan a ayudar en el progreso que la sociedad actual demanda.
Los cimientos de la Doctrina Espírita son muy sólidos, pero el edificio se encuentra todavía en construcción. Se ha ido edificando en la medida de las necesidades de cada momento y de la evolución de la mentalidad y necesidades de esta Civilización hasta el momento actual.
Evidentemente, la evolución es, y ha de ser siempre constante en el tiempo y, para ello, los espíritus se afanan en la búsqueda de materias y personas que les son útiles para ampliar y afianzar la Doctrina Espírita, haciendo un constante llamado a todos los implicados. Aparecen nuevas y más modernas formas de mediumnidad, médiums mejores y más dotados, y espíritus deseosos de comunicar y transmitir nuevos conocimientos.
Podemos mirar atrás y comprobar el ingente caudal de conocimientos que han venido aportando a la Doctrina Espírita trabajadores como Chico Xavier y Divaldo Pereira Franco entre otros, quienes han garantizado la continuidad de la labor iniciada por el maestro Kardec. De ese modo el Espiritismo se ha convertido en un Ente Vivo en constante evolución.
En nuestra modesta opinión, creemos ha llegado el momento de abordar el tema Extraterrestre con la mayor naturalidad, con absoluta prudencia y tanto comedimiento como deseemos, pero siempre, con el estudio y dedicación que merece.
Como todas las grandes ideas, su establecimiento es siempre gradual y requiere el concurso de personas emprendedoras y estudiosas, dispuestas, con su trabajo, a engrandecer la Doctrina Espírita y esclarecer todos los nuevos retos y conceptos que se presentaren.
Ellos, los Extraterrestres, están aquí, realizando su misión qué, por Ley de Evolución no pueden imponer ni forzar precipitando acontecimientos. Está en nuestra naturaleza aceptarles, y encarar con cautela todos los esclarecimientos necesarios que progresivamente habrán de presentarse con el resurgir de estas nuevas ideas.
Ellos forman parte del Cambio de Ciclo Planetario, siendo protagonistas en gran medida del mismo. No están aquí por casualidad, son junto con infinidad de espíritus desencarnados de gran evolución, colaboradores convocados por el Maestro Jesús para este trascendental momento.
En tanto todos aquellos comprometidos en este asunto no abordemos con naturalidad un estudio serio de esta importante problemática, quedaremos seriamente estancados y carentes de respuestas.
Fermín Hernández Hernández-  Amor Paz y Caridad

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